Capítulo 31

6K 430 61
                                    

Los rayos de sol que se colaron por la ventana de la habitación de Camila hicieron que la castaña gruñera de disgusto, segundos después se escuchó como tocaban la puerta de su habitación y ella gruñó aún más al ver su reloj y percatarse que eran apenas las cinco de la mañana. Se supone que ya no debía levantarse temprano, no desde que aquella apuesta con la ojiverde había acabado. Apuesta que por cierto aún no había cobrado.

Camila se levantó con pereza de su cama al oír como tocaban nuevamente la puerta y con lentitud se acercó para abrir. Del otro lado estaba Cleo, la cocinera, sosteniendo una bandeja de lo que parecía ser su desayuno del día de hoy.

- Buen día, señorita Cabello. - la saludó con una sonrisa la cocinera y la castaña se movió un poco para que pudiera entrar - La señora Jauregui le ha preparado esto. - explicó mientras colocaba la bandeja con comida encima de su buró - Espero que tenga un buen desayuno, con su permiso. - se inclinó un poco como señal de despedida y después salió de la habitación dejando a la morena totalmente anonadada

Después de cerrar la puerta, Camila se sentó en la orilla de su cama para observar detenidamente la bandeja con comida que yacía en su buró. Sin aún poder creerlo tomó la bandeja entre sus manos y la colocó en sus piernas. Había huevos revueltos, yogurth, frutas, un par de hotcakes, un vaso de lo que parecía ser jugo de naranja y una taza de café. A un lado de la taza de café había un pequeño papelito que sobresalía, así que con curiosidad la castaña lo tomó y comenzó a desdoblarlo.

"Buenos días, nena.
Se lo mucho que odias las mañanas y por eso me pareció mejor idea iniciar esto a las 5:00am en lugar de a las 3:00am. Te he preparado el desayuno, espero que te guste tanto como me gustas tú a mí.

Nos vemos en una hora en las caballerizas. Ponte de esa ropa cómoda que usaste para trabajar cuando intercambiamos roles.

Un beso.

Lauren Jauregui."

Una sonrisa apareció en los labios de la ojimarrón después de leer aquella pequeña nota. Al notar como sonreía se mordió el labio inferior borrando la sonrisa al instante.

Le iba a costar mucho trabajo seguir negándose a sí misma que aquella pelinegra le atraía más de lo que podía llegar a creer. No quería atormentarse con sentimientos de adolescentes, pero estaba en un punto en el que no podía evitarlo. Odiaba admitir que le gustaba demasiado cuando Lauren le robaba besos, e incluso odiaba aún más estar esperando por esos besos todos los días con ansias. Se preguntaba a ella misma constantemente que era lo que verdaderamente quería, y para su mala suerte cada que pensaba en como responder aquella pregunta, su mente se inundaba por completo de un par de ojos verdes.

Luego de su pequeño momento de meditación, la castaña inició su desayuno sorprendiéndose por completo. No lo parecía, pero Lauren era muy buena cocinera. La morena sonrió con malicia y anotó en una lista mental recordarle a la pelinegra que podía cambiar de puesto de trabajo y dejar el viñedo para ahora dedicarse de lleno a la cocina.

Tan pronto como acabó su desayuno, Camila se dirigió al baño para iniciar con su rutina. Tomó un merecido baño de quince minutos y después salió toda resplandeciente. Dentro de su closet tomó una camisa de mezclilla y unos jeans a juego, se colocó unos tines blancos y después el par de botas que se había comprado hace unos meses, y finalmente se observó a sí misma en el espejo, preguntándose si a Lauren le gustaría como se veía. Ante ese pensamiento ella rodó los ojos y entonces salió de su habitación para ir directo a la habitación de su hijo.

Despertar a Nicholas fue sencillo, así que tan pronto como le dio instrucciones de tomar una ducha y después ponerse ropa adecuada para salir con Sampietro y estuvo finalmente listo, la castaña lo llevó a la camioneta donde lo esperaba aquel hombre que significaba tanto para ella y entonces se despidió de su hijo. Cuándo regresó a la hacienda, después de preguntarse a sí misma porque rayos el tiempo no pasaba más rápido para que pudiera irse a las caballerizas, decidió irse rápidamente hacia el ex despacho de su padre, donde se encerró unos minutos para poder hablar por teléfono con Normani.

All i ever need • camren •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora