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-Cariño- me habla y me levanto para posicionarme a su lado. -. ¿Quién es?- me susurra una vez que estoy a su lado.

En ese mismo instante Tyler se pone de píe y le extiende la mano. -; Me llamo Thomas Scott, soy un viejo amigo de Kate. Vengo desde Londres a visitar a mi amiga.

Luke conforme con saber el falso nombre del hombre con quien hablaba hace unos instantes, le corresponde extendiendole la mano igualmente.

-Un gusto, Luke...

-Evans- concluye Tyler. -, si, Kate me ha hablado mucho de ti.

-¿En serio?- Luke me toma por la cintura. -. Kate nunca mencionó tu nombre.

-Le pedí que no lo hiciera- Tyler me miró. -. Soy muy reservado.

-¡Oh! Bueno- Luke le sonríe nuevamente. -, un gusto en conocerte, Thomas. Espero que nos volvamos a encontrar.

-Nos tenemos que ir- hablo.

Luke le da nuevamente la mano y yo me muevo de su lado para tomar mi bolso y salir de ahí lo más pronto posible.

-Kate- Tyler me llama y me giro a verlo. -, ¿no piensas darle un abrazo a tu amigo que viajó desde Londres para verte?

Temblorosamente me acerco hacía él y le doy un abrazo rápido. Sin embargo, el lo hace más largo al tomarme con fuerza y aferrarse a mi.

-Eres mía- me susurra al oído. -, que no se te olvide nunca.

Me alejo de él y me giro para tomar a Luke del brazo, quien le da una ultima sonrisa a Tyler.

Al salir del restaurante, por unos instantes Luke se queda hablando un par de cosas con el portero, mientras yo me adentro a la camioneta.
Nathan me mira desde el retrovisor con el ceño fruncido. Estoy temblando y estoy perdida. Ahora, no tengo otro lugar en que acogerme. Tengo que decirle a Luke.

-Kate- escucho a Nathan hablarme pero no le hago caso. Estoy estática. -. Kate- repite.

-No puedo- murmuro. -. No puedo más, ya no puedo.

-Kate- giro a verlo. -. ¿Estás bien? Te ves mal.

Correr el riesgo o repetir la historia.

-Nathan tienes que ayudarme.

(...)

-¡Mierda!- Nathan exclama. -. ¡No, no, no! ¿Por qué demonios no hablaste antes?

-Baja la voz- pido. -, Luke te puede escuchar.- dejo caer la cabeza cansada. -No sé porqué no lo hice. Tenía miedo y lo sigo teniendo ahora.

-Luke tiene que saberlo.

-¡NO! No, no. No puedes decirle, te lo ruego.

-Kate, ¿no notas que estás en peligro?

-Dame tiempo...

-¡¿Quieres más tiempo?!- exclama nuevamente. -. ¡No hay tiempo!

-Necesito tiempo- le ruego. -. Dame unos días y lograré decírselo a Luke.

Se queda pensativo.

Nos encontrábamos en el patio de la casa, justamente a lado de la alberca. Era de noche y muy probablemente Luke pueda estar dormido, al llegar de la cena cayó rendido. Solo Nathan y yo nos encontrabamos despiertos.

-Tienes cinco días- sentencia. -. Sin en cinco días Luke no está al tanto del peligro que estás corriendo, yo mismo le diré. ¿Estamos de acuerdo?

Asiento.

-Y de ahora en adelante estaré a tu lado en todo momento. No me interesa si tengo que estar despierto las veinticuatro horas.

Me mira fijamente. Normalmente esperaría una confirmación o mi permiso. Sin embargo, ahora es él quién está mandando. En ésta ocasión ahora soy yo la que me toca aceptar sin renegar.

-Gracias- solo digo.

El se mete a la casa, dejándome a solas por momentos.

¿Como he llegado hasta este punto? Yo podría ser feliz si Tyler no estuviera en mi día a día. Podría ser feliz si mi pasado no regresara como balde de agua fría a estropear todos mis planes.

Me casé a los quince años, ¿Quién en su vida hace eso? Yo... creyendo estar enamorada de un principe azul, que realmente estaba usando una máscara y era toda una bestia.

(...)

-Faltan siete días para que cumplas tus maravillosos dieciocho años- informa Luke al llegar hasta a mi.

Me encontraba en una amaca en el patio, alejada de todos, buscando tranquilidad junto a mis increíbles lentes de sol. O al menos ese era mi propósito hasta que Luke llegó y me interrumpió con su presencia.
Me retiro los lentes para observalo de pie y mejor, a lado mio.

-Llevas la cuenta mejor que yo- le sonrío.

-Hmm, estoy emocionado porque seas mayor.

-¿Como debería de tomar eso?

-Estoy impaciente para muchas cosas- deja un beso en mi cuello. -. Pero principalmente para darte una hermosa sorpresa.

-¿Más sorpresas?

-Te lo mereces.

Me lo merezco. Me lo merezco. No. No me lo merezco.

Coloco de nuevo mis lentes y continuo observando el día.

-¿Estás bien?- pregunta. Asiento. -. No lo pareces.

¿Ya es el momento? Claro que si. ¿Y si no? Me puedo quivocar y lamentarlo mucho más tarde. ¿Puedo hacerlo? O, puedo hacerlo justamente cuando sea el momento.
Pero... ¿ya es el momento?

-Luke...

-Señor- una señora del personal interrumpe. -, la señorita Irina le llama por teléfono. Dice que es un asunto del bebé.

-Debo contestar- me mira. -, por el bebé.

-Entiendo- no, no lo entiendo.

Camina hasta el interior de la casa, en donde desaparece.

Esto estará difícil.

El mejor postor | Luke E.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora