EXTRA #1

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*Hubo un pequeño problema que impedió que se subiera el primer extra el día de ayer. Lo siento*

Diez años después...

—¡Caca!

—¿Caca?

—¡Si! ¡Caca, caca, caca!

—¡Entonces la vida es una caca!— protesta Luke a la insinuación del pequeño Dylan.

Luke, la pequeña Hope y yo, soltamos a carcajadas cuando Dylan termina de hacer su famoso berrinche por no querer —y poder— decir malas palabras.

El castaño empieza a sonrojarse de la vergüenza cuando todos en la mesa empezamos a burlarnos de su manera de enfadarse.

—Ya dejen a mi bebé.— intervengo.

—¡Mamá!— exclama Hope. —. Pero si tú eres la que se burla de él.

—Sólo mamá tiene mi permiso para burlarse de mi.

Habla Dylan con todo el egocentrismo del mundo —igual a su padre—.

Todos continuamos con nuestra comida hasta que la puerta principal emite un sonido para después observar a Annie entrar con bolsas de regalo en ambas manos.

—¡Tía Annie!— exclaman los niños levantándose del comedor para recibir com un fuerte abrazo a mi mejor amiga.

Annie abre los brazos hacia los pequeños que se cuelgan de ella. Annie se había ido de viaje por todo Europa durante meses, así que verla en nuestra casa, era una sorpresa enorme que nos emocionaba a todos.

Después de abrazar a los niños, la próxima que se colgó a sus brazos fui yo, haciendo que por poco terminaramos en el piso.

—¡Te ves hermosa!— exclamo.

—Yo siempre.— gira un ojo.

—¿Y Hunter?

—Terminé con Hunter.— menciona. —Ese chico tan solo quería vivir en una casa de los suburbios como una vida casera. ¡No! Yo quiero viajar y eso haré. 

—Me parece perfecto.

—Puedes salir con el chofer— menciona Luke. —. Es soltero, se llama George.

—¡Vi al jardinero, cuñadito!— sonríe Annie. —. Ustedes contratan a puros hombres guapos. Luke, ¿no tienes miedo a que Kate te engañe?

—Ahora que lo pienso....— habla el hombre con la taza de café en sus manos. —. Cariño, deberíamos de contratar a otro chófer y a otro jardinero.

—¡No despidan a George!— exclama Hope desde su lugar. —. Él es muy guapo.

—¡Esa es mi hija!— grita Annie. —. ¡Coqueta como su tía!

—Oye, tienes ocho años. El único que te debe de parecer guapo soy yo.— interviene Luke.

La pequeña niña hace una mueca y todos soltamos una carcajada, a excepción del hombre de la casa.

—Niños, hora de ir a la escuela.— informo.

Cada uno toma sus mochilas y caminan hacia la salida una vez que se despidieron de todos en el lugar.

—¿Quien los lleva?— interroga Annie.

—George.

—¡Yo los acompaño, niños!

Annie deja todas las bolsas en el suelo y sale corriendo por la puerta.

—Hmm hace mucho que no teníamos tiempo a solas, señora Evans.

Luke se levanta de su lugar y camina hacia donde yo me encuentro para tomarme de la cintura y juntarme a su cuerpo.

—Hoy es un buen día, señor Evans.

Justo cuando íbamos a juntar nuestros labios, la puerta suena, haciendo que Luke soltara un quejido muy cerca de mi rostro.

A regañadientes, nos separamos y Luke es quien atiende la puerta en esta ocasión.
  Detrás de esta, aparecen los felices recién casados; Martha y mi abuelo.

En diez años las cosas cambiaron lo suficiente para adaptarnos. Cuatro años después de lo sucedido, Luke y yo nos casamos y para ese momento, Dylan —el hijo de Irina— y Hope ya estaban en nuestras vidas.

Retomé la universidad y hace un año me gradué de esta con la carrera de psicología y ahora, soy una conocida doctora en el centro medico de la ciudad que realiza su trabajo con total dedicación y empeño.

Durante el trayecto hasta ahora, Annie viajó a España y conoció a un chico del cual se enamoró; Hunter. Sin emabargo, no se comparaba al amor que sentía en secreto hacia Nathan. Y, ahora han terminado por diferentes puntos de vista de lo que es sentar cabeza.

Si, las cosas jamás terminan de impresionar.

Liam justo ahora se encuentra en México junto a su prometida Danielle viajando y conociendo nuevas fronteras.

Se podría decir que ahora todos éramos felices.

La boda de mi abuelo con Martha, nos impresionó a todos. Sin embargo, no era algo que tuviéramos en duda; sabíamos a discreción que tenían un pequeño romance y cada viernes por la noche, mi abuelo llevaba a Martha al cine.

¡Romance en el aire!

—¡Europa es de lo mejor!— exclama Martha. —. ¡Probamos los mejores vinos del planeta!

—¿Y tú cuando me sacarás a comer, al menos?— cuestiono a Luke y el se encoje de hombros.

—¿Interrumpimos algo?— pregunta mi abuelo y una carcajada se escapa de mi parte.

—No, no nada.— ríe Luke.

—¡Perfecto! Porque les traemos regalos.— menciona Martha.

—¡Qué bien!— exclama Luke mirándome. —. ¿Por qué no vamos a la sala?

Todos empezamos a caminar a la sala. Sin embargo, una mano se posiciona en mi cadera evitandome seguir caminando. Luke se pega a mi espalda y susurra en mi oído:

—Me debe una noche completa, señora Evans.

El mejor postor | Luke E.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora