Capítulo 29 - Las notas

347 49 27
                                    

[EN LA MAÑANA]

JOHN's pov.

Paul seguía durmiendo y el tren ya había llegado a Liverpool. Sabíamos que Brian nos mataría, pero era un riesgo que no me importaba tomar.

—Paul.. despierta.

—¿Llegamos?

—Sí, vamos.

Bajamos del tren, el aire de Liverpool nos hizo sentir de nuevo en casa, pero nos regresó tantos años atrás que olvidamos lo importante que era ser disimulado cuando eres un beatle.

—¡Paul! ¿Puedes firmar mi vestido? ¡Oh Paul te amo demasiado!

Una chica pelinegra sacudió nuestros pensamientos.

—¡John! ¡John! Por favor, firma esto... ¡John!

—¡Son los beatles! ¡Están en Liverpool!

—¿Dónde están Ringo y George?

El griterío de la gente se hacía mas intenso, debimos ser más cautelosos.

—Bien McCartney —le dije al oído—. Un par de autógrafos más y nos vamos.

Sin mentir ni exagerar, nos llevó media hora terminar con un puño de gente que se nos acercó, si hubiéramos llevado nuestros guardaespaldas todo se reduciría a diez minutos.

[...]

ALANNA's pov.

—Ni una palabra a mi madre sobre lo que ocurrió —dije.

—¡No quieres que se entere de nada! Es la mujer más desactualizada.

—No quiero preocuparla.

—Pero no hay por qué, Jane está en prisión y Dorothy pronto será llevada a un juzgado.

—¿Ah sí?

—¿Qué no piensas demandarla?

No me había pasado por la mente.

—Creo que no lo había pensado.

—Increíble... —dijo levantándose del sofá—. Casi te matan y tu te olvidas de demandar.

[AL DÍA SIGUIENTE] 

JAMES's pov.

Acababa de salir de una cafetería, la gente me estuvo viendo extraño a mí y a mis amigos, si supieran que eran John Lennon y Paul McCartney se hubiera armado un caos. Un bigote falso para cada uno y unas gafas viejas fueron suficiente. 

Estuvimos hablando de cómo llegué a casa a tiempo y atrapé a Jane, también les comenté que Dorothy estaba involucrada y casi se les cae la boca.

Pero algo me recalcaron:

"No le digas a Alanna que estamos aquí"

No se que planeaban, pero lograron que Brian no los degollara, es más, Ringo y George vendrían a Liverpool en dos días.

Miré mi reloj y apresuré mi paso, Alanna había demandado a Dorothy y tenía que firmar un documento como testigo que era. Luego metí mi mano al bolsillo del abrigo y noté una hoja de papel que no recordaba haber echado.

La abrí mientras detenía mi paso involuntariamente.

Te felicitamos, eres el héroe de Alanna una vez más.

¿Una vez más?

—De seguro lo pusieron mientras estábamos en la cafetería —pensé en voz alta.

Piénsalo, Dos Veces (II)Where stories live. Discover now