Capítulo 4

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A pesar de tener a un chico como Kieran dándole un tour por el gigantesco castillo medieval que asumía actualmente el papel de una escuela prestigiosa, la atención de Maddie era poca. Por primera vez desde que cruzó el atlántico sintió que quizá podría estar verdaderamente cerca de su hermana, y no tenía nada que ver con el Instinto Maternal de su abuela, siquiera con el Instinto de Hermana.

Simplemente lo sentía así.

— Y este antiguamente era el Patio de Armas del Castillo —señaló Kieran el patio que se extendía frente a ellos, el mismo lugar por el que Maddie había entrado con su tía Bell y su abuela, antes de cruzarse con Barb —. Eran habitaciones de soldados, herrerías, almacenes... En fin, ahora no son más que salones de clases.

Ambos se sumieron en un silencio al que inquietó a Maddie.

— Eh... ¿Va todo bien? —dudó.

Kieran le regaló una sonrisa encantadora que la desequilibró por unos milisegundos, pudo recuperarse bastante rápido por suerte. Él probablemente era el chico más guapo con el que se había cruzado, y le estaba sonriendo a ella, la estaba observando detenidamente.

Y no te has duchado, declaró su lado pesimista.

Oh, vamos. En el segundo encuentro olerás y lucirás mucho mejor, la alentó su laso optimista.

En caso de que eso sucediera.

Maddie sacudió la cabeza y apartó todos sus pensamientos, incluso detuvo sus ojos que lo inspeccionaban minuciosamente y que no se había dado cuenta de que lo hacía.

— ¿Sabes qué? —dijo ella para terminar con esa situación intensa —. Nunca en mi vida he oído de éste lugar, ni de la ciudad o lo que sea, y mucho menos de esta escuela. Y créeme, cualquiera sabría de un Instituto como este siendo tan raro y todo eso.

Kieran echó la cabeza hacia atrás y lanzó una carcajada.

— ¿Raro y todo eso? El Scholomance imparte clases de lo más normales como las matemáticas, literatura, historia universal, biología... ¿De verdad esa es tu observación acerca de la escuela?

Algo molesta por su reacción con risotadas ante su comentario, Maddie se cruzó de brazos y frunció el ceño.

— ¡Oh, vamos! ¿Quién se refiera a su escuela como la Escuela Negra?

— Ah. Eso... —Kieran se rascó la parte posterior de su cabeza —. No era nada, la verdad.

— Sí, bueno. Eso ha sonado algo raro, ¿sabes?

Kieran se encogió de hombros.

— Lo que tú digas.

Oh...

Dijo la palabra, canturreó su lado pesimista.

Él no tiene la culpa. No tiene idea de que aborrezcas esa frase.

— ¿Y por qué la llamaste así? ¿Es porque tiene pinta de que en cualquier momento nos aplastará el cráneo o porque hay espectros merodeando en las noches? Porque si es el último, te aseguro que ni loca paso una segunda noche aquí. No soy tan ruda...

— Mierda —nuevamente esa sonrisa burlona —. ¿Alguna vez te callas?

Estaba perpleja. Cuando se recuperó, alzó su barbilla y le dijo con firmeza:

Scholomance: The Dark School #1Where stories live. Discover now