Capítulo 46

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Un viento gélido recorrió cada rincón de la Scholomance, penetrando en los huesos de sus estudiantes cuyos cuerpos se sacudieron con ligeros estremecimientos. Las puertas de la cafetería se abrieron de par en par y todos contuvieron el aliento.

Las sombras oscuras que parecían dominar toda la escuela se materializaron justo allí, frente a todos ellos. A simple vista ahora sólo parecían hombres muy corrientes a pesar de sus atuendos anticuados y su extrema palidez.

Por un momento, apenas una fracción de segundos, reinó el silencio cargado de tensión hasta que finalmente sucedió. Un grito rasgó el aire y un estudiante cercano a ellos se desvaneció en el suelo, convulsionándose.

Estallidos de gritos le siguieron después, reinando el caos en un espacio tan reducido como lo era la cafetería. Los estudiantes se arrinconaron en el lado opuesto, todos abrazándose entre sí, gritando salvajemente y observando con terror cómo sus propios compañeros caían sin que esos hombres movieran un ápice de sus cuerpos.

Maddie apenas podía observar lo que ocurría en el centro, había sido arrastrada por la masa de alumnos y ahora estaba pegada a la pared, completamente paralizada.

— ¡Quítenmelos!

— ¡Auxilio!

Más adolescentes comenzaron a desvanecerse en el suelo con el pánico brillando en sus ojos. Tras verlos en una situación tan desesperante y no ser capaz de ayudarlos, el corazón de Maddie latía tan rápido que el resto de su cuerpo empezaba a dolerle por el esfuerzo que hacía para mantenerse de pie.

A unos metros de ella, Tyler Atwood ayudaba a Anne Carver a ponerse de pie. Maddie no dudó en correr hacia ellos con el corazón desbordado. Los adolescentes, presos de pánico, la empujaban a medida que se abrían camino hacia las puertas de la cafetería. Maddie deseaba gritarles que, a pesar de que parecía la única salida, era una pésima idea.

No obstante decidió acercarse a su probablemente única amiga. Anne estaba paralizada por el miedo, estaba tan quieta que daba miedo pero, por si acaso, Tyler la sostenía. Las pupilas de Anne estaban dilatadas y Maddie advirtió un brillo de sudor que comenzaba a brotar de su piel.

— ¡¿Qué le sucedió?! —Exigió Maddie.

Tyler sujetaba a Anne por un brazo de manera suave, a penas la tocaba. El momento no era apropiado pero el pensamiento de que Tyler podía ser un idiota evasivo y al mismo tiempo un chico que temía romper a las chicas con su tacto, cruzó por su mente.

—No lo sé—admitió—. Estaba buscando a Trey y de repente cuando se desató este caos sólo se quedó así y ya.

La parte posterior de su cabeza comenzó a dolerle. Maddie quería jalarse de los cabellos, desesperada por no tener la capacidad necesaria para superar eso. Y había perdido a Heather de vista.

De pronto, todo el estruendo en la sala, los gritos, los sollozos y los lamentos se silenciaron en la mente de Maddie. Todo iba a cámara lenta y en silencio absoluto.

Por primera vez en su vida, Maddie creyó que su existencia acaba allí. Atrapada en un lugar perdido en el mundo, lejos de toda la civilización, lejos de su familia. Lejos de su hermana. Y no podía hacer nada al respecto.

—Hay que encontrar una forma de alejarnos de aquí—la voz de Tyler la regresó a la realidad.

Había algo sumamente extraño en él. Su voz, su firmeza y sinceridad no sólo la tranquilizaron sino que de alguna u otra manera, la dureza de su mirada provocó que Maddie no se rindiera y encontrara una forma de salvarse.

Maddie sólo se limitó a asentir, volviendo a la realidad poco a poco.

—La cocina—recordó—. Detrás de la cocina hay un pasaje, una especie de pasadizo que une la cafetería con la biblioteca tradicional y la prohibida.

—De acuerdo—asintió Tyler. La miró por unos momentos, tal vez preguntándose cómo rayos sabía ella sobre un pasadizo secreto.

En cambio, no objetó nada al respecto.

— ¿Puedes llevarla tú solo? He perdido a Heather de vista, a ella y al resto de los chicos.

Las manos de Maddie se sacudían para todas partes, entre desesperada y aterrada.

—Estoy muy preocupada—le confesó. Miró fijo a los ojos de Tyler y le transmitió todo su miedo—. Tengo que encontrarla.

Tyler rompió el contacto visual y arrastró sus ojos hacia la entrada. Los hombres pálidos seguían allí y los alumnos seguían corriendo, escondiéndose bajo las mesas o simplemente cayendo como livianas hojas de papel.

—Es peligroso ir ahí. Tienes que ocultarte.

Ella sacudió la cabeza.

—Pierdes tu tiempo conmigo, lleva a Anne a la cocina lejos de todo esto y yo me encargaré de mi hermana. No la dejaré aquí.

Tyler dio un paso hacia ella y Anne se movió sólo un poco, porque su brazo seguía sobre ella.

—No lo entiendes, ¿no? Heather puede cuidarse sola, tú no.

— ¡Es mi hermanita! —Gritó con todo el poder de sus pulmones—. Hazte a un lado, Tyler, sólo estás retrasándome.

Maddie sólo hizo un par de pasos hasta que Tyler pudo detenerla y Maddie se quejó. Lo fulminó con la mirada, mientras a su alrededor se desataba una especie de guerra él no le permitía ir por su hermana. Por la única persona en el mundo por la que daría su vida.

Aunque a juzgar por la mirada de él, Maddie comprendió, solo un poco, que él también estaba protegiéndola por alguna extraña razón.

—Está bien—soltó un suspiro y le echó una mirada furtiva al carcaj de flechas que colgaba de su espalda—. Entrégame tu arma mágica para que pueda defenderme de esos monstruos y pueda ir por mi hermana de una buena vez.

Tyler se enderezó y, con su altura, apartó su arma de la mirada de Maddie.

—No te daré algo que no puedas manejar, estás demente. Anda, salgamos de aquí.

En otro contexto, a Maddie le hubiera encantado que Tyler dijera esa frase en cualquier otro momento que no sea ese. Sus últimos días en la Scholomance se la había pasado esperando que alguien, por fin, le dijera para irse de allí una vez dicho.

Giró sobre sus talones para correr hacia el lado opuesto de la cafetería, la cocina. Pero cuando lo hicieron ya era demasiado tarde, Tyler no había logrado evitar que Maddie viera lo que sus ojos ya habían captado por el rabillo del ojo.

— ¿Qué...?

El grupo infalible de pelirrojos, de repente, había aparecido justo por detrás de las criaturas culpables del caos que se había desatado.

Tyler habló detrás de ella.

—No querrás ver esto.

Como era obvio, Maddie no quería ser testigo del intento de suicidio de su hermana y sus "amigos". 

Scholomance: The Dark School #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora