Lauren

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Nosotras nos conocimos en Oxford, donde yo pasé un semestre en un curso de historia del arte. Lauren estaba en el mismo curso que yo y era imposible no fijarse en ella. Lo que ya parecía mucho más difícil —imposible— es que ella se fijara en mí. Yo soy más bien anodina, una Cubana normal, baja de estatura, castaña, completamente vulgar. Tampoco soy el colmo de la alegría, ni de la sociabilidad, ni de la simpatía, ni nada. La vida a veces tiene esas cosas extrañas.

Desde que la vi la imaginé en mi cama, pero jamás me hubiera atrevido a hablar con ella y mucho menos a intentar ligar con ella. Ni siquiera podía sospechar que fuera lesbiana. Es de esas mujeres que los hombres persiguen y de hecho no había un solo alumno varón que no lo hubiese intentado; al menos todos ellos se pasaban el día dándole conversación. Y ella sonreía y parecía encantada, y se mostraba extremadamente simpática, y se reía con las tonterías que le decían, y a su vez decía tonterías.

Si me hubieran torturado yo hubiera jurado que era la perfecta hetero. Me dan mucha rabia las heterosexuales que tontean con los hombres haciendo honor a la palabra «tontear», es decir, que se vuelven tontas. Es curioso: cuando una mujer intenta ligar con otra mujer busca mostrar lo mejor de sí, intenta mostrarse inteligente, ocurrente, culta... Cuando intenta ligar con un hombre se hace la tonta, lo cual no dice mucho de nosotras, ni tampoco de ellos. En todo caso, no lo soporto. Por eso me volvía loca que alguien tan fascinante como Lauren, que además era inteligente y culta en clase, se volviera estúpida cuando la rodeaban los hombres, riéndose de todas sus bromas y poniendo cara de interésante los temas de conversación más aburridos que se puedan imaginar. Cuando la veía así, con esa risa falsa y estúpida, tenía ganas de ir hacia ella, zarandearla y decirle:

—Pero ¿qué te pasa? Tú no eres así.

Pero me controlaba, claro. No soy yo la enviada para cambiar la manera en que las heterosexuales intentan seducir a los machos de la especie.

Lauren es muy guapa. Todo el mundo lo dice. Es americana pero sus padres son Cubanos. Es una mujer preciosa, de esas que la gente se vuelve a mirar cuando pasa. Tiene unos fascinantes ojos color verde que son difíciles de describir. A veces le digo que sus ojos no parecen de verdad. Tiene una sonrisa que enamora, que transmite toda la alegría del mundo; a su lado es imposible sentirse triste.

Cuando sonríe es como si el mundo se abriera ante una. Tiene una melena morena que le cae por los hombros y en la que a mí me gusta enredarme, que me gusta oler, donde me gusta perderme. Tiene unas manos sensibles que parecen hechas para acariciar y que, desde que las ves, ya estás deseando que recorran tu cuerpo. Lauren es un sueño de mujer, y es mía. Y yo nunca dejo de preguntarme cómo se posible que se fijara en mí. Es la mujer más guapa que he visto y si no fuera mimujer no podría quitármela de la cabeza, pensaría en ella de la mañana a la noche. Pensaría en ella a todas horas y preparaba planes absurdos para encontrármela en todas partes. Sé que eso mismo le pasa a mucha gente cuando la conoce y desde que ella es mi mujer tengo esa sensación de sentirme orgullosa de llevarla a mi lado.

Lauren tiene unas piernas largas que acaban en unos pies perfectos. Suele ir con minifalda y con sandalias. A mí me gustan mucho los pies, me fijo mucho en ellos y si son bonitos me gusta besarlos; los pies de Lauren son para empezar a besarlos y no acabar nunca.

Me sentaba siempre cerca de ella, a un lado, de manera que pudiera ver sus pies y sus piernas. A veces, enmedio de la clase, se me iba la cabeza y pensaba que me acercaba, me arrodillaba, le besaba los pies, le lamía los dedos, el empeine, los delgados tobillos, subía por su pierna hasta los muslos, metía la cabeza bajo su falda y pegaba mi boca a su coño por encima de la braga, se la llenaba de saliva y la olía, y lo que pasara después ya me esforzaba por no imaginarlo, al menos en clase.

Sex (one-shots Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora