38. I love your nose 💙

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Observando de frente a los heliotropos, Lance decide que va a hacer algo que marcará su vida para siempre. Después de todo, es San Valentín, donde en el amor todo se gana o se pierde.

Espera sentado en su cama con el teléfono celular en las manos a que Keith llegue del trabajo. Cuando lo hace, espera a que se cambie de ropa en el baño y vuelva a la habitación para levantarse y hacerle frente, haciendo acopio de toda la seriedad que podía reunir.

—Keith, voy a ser sincero porque es San Valentín y creo que lo mereces.

El interpelado escucha atentamente, sorprendido por el comportamiento de Lance e intrigado por sus palabras. Los labios de Lance tiemblan.

—Yo... estoy...

—Lance, Keith —Gen asoma la cabeza por la puerta, cortando la oración de Lance—. Hora de la cena. Steve hizo bistec. Y les traje chocolates de Sweet Nature.

—Espera, Lance —Keith le sujeta el hombro, notando que sigue temblando—. Dime lo que tienes que decirme. ¿Estás...?

Lance se sacude su mano de encima sin girarse y se ríe nerviosamente.

—Ansioso por ir a dormir. Hoy ha sido un día de mierda.

Keith lo vuelve a detener, esta vez por el brazo.

—No es eso.

—¿Acaso ya lo sabes? —El terror se evidencia en las facciones de Lance mientras gira la cabeza hasta quedar de perfil hacia Keith.

Keith encuentra el momento perfecto de intentar una jugada.

—Sí.

Lance entra en pánico. Vuelve a soltarse y corre escaleras abajo hacia la mesa, escapando. Keith pudo notar que se había sonrojado. Empieza a darle vueltas al asunto. Plantea una ecuación simple en su cabeza. Lance nervioso más sonrojado en su presencia igual a qué. Piensa en las probabilidades de esa incógnita, quedándose helado cuando sopesa una de ellas.

—¿Enamorado? —Lo susurra—. ¿De mí? —Niega con la cabeza. No puede ser. Es ridículo. Aunque, considerándolo bien, eso explicaría muchas cosas. Incluso explicaría por qué Lance suele ser tan odioso. A juzgar por su renuencia a decirlo o aceptarlo, no desea ese amor. Pero sus acciones en Sweet Nature y la preocupación en sus ojos en Galaxy Garrison dicen que no puede evitarlo.

«Le pedí su amistad.»

Parte de Keith está contenta con eso. Sigue enamorado de Shiro y Lance es demasiado complicado. Pero otra parte suya se siente culpable porque le debió haber dolido, y es consciente de que hay algo en Lance que le resulta cautivador. De todas formas, el hecho de que Lance esté enamorado suyo es solo una teoría.

Lance apenas puede mirarlo a los ojos durante la cena. Keith resuelve que en cuanto ésta termine y vuelvan a la habitación, será el momento de confrontarlo y sacarle la verdad.

—¿Y qué tal San Valentín? —pregunta Gen, metiéndose a la boca una cucharada de puré de papas.

La pregunta genera una carga tensional en el ambiente, aunque solo se concentra entre Lance y Keith. Lance ataca su bistec con el tenedor.

—Horrible.

—Pudo ser mejor —comenta Keith.

—Trabajando —aporta Steve.

—¿Se supone que debe significar algo para nosotros? —pregunta Mitch.

—No. —Le responde Davy, encogiéndose de hombros—. Solo somos niños.

—Los niños también se enamoran —musita Jamie por lo bajo.

—¿Qué, a mi pequeño le gusta alguien?

El niño se pone colorado hasta el cuello. Baja la mirada, casi estrujando su delfín de peluche entre sus manos por debajo de la mesa.

—Está bien, está bien. —Gen levanta las manos con las palmas hacia el frente—. No preguntaré. —Entonces baja la voz y sonríe perversamente—. En público.

Terminada la cena, Lance se apresura a llegar a su cuarto mientras su tía lava los platos junto a su tío tarareando una canción ochentera y sus primos los ayudan recogiendo los platos de la mesa, pero Keith le cierra el paso con su brazo.

—Estás enamorado de mí —afirma con resolución y jadeando por la pequeña corrida por las escaleras—. Eso querías decir.

La barrera de Lance se viene abajo y en su rostro se libra una batalla.

—Yo...

—Mi mensaje... —musita Keith.

—No quiero ser tu amigo —Los ojos de Lance se entornan, reflejando dolor—. Porque te quiero como más que eso. Eso tenía que decirte.

Keith retira el brazo. Las fuerzas de Lance para intentar escapar se han desvanecido y ahora se mantiene a la expectativa de la reacción de Keith. Hacen contacto visual y cuando Keith inclina la cabeza, Lance imita la acción, acercándose también. Están respirando con las narices pegadas.

—Yo también tengo que confesarte algo —murmura Keith.

«Estoy enamorado de Shiro.»

—Me encanta tu nariz. —Y, sonriendo, Lance hace desaparecer la distancia entre sus labios.

Things I hate(love) about youWhere stories live. Discover now