67. I love your kindness 💛

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Aparentemente, hay una diferencia abismal entre un chef y un científico. Pero si se compara a la acción de cocinar con la ciencia, no es difícil establecer relaciones. Cocinar requiere conocimientos técnicos. La ciencia recurre a la experimentación. Hay una zona gris donde ambas convergen armónicamente.

Pero la cocina también es un arte. Y Hunk sólo se siente realizado cuando mezcla el arte con la ciencia de cocinar. Ese es su secreto para que sus platos sean tan exquisitos y valorados por los degustadores.

Aunque supuestamente se trata de algo de familia, Hunk es consciente de que el talento no es algo que se hereda. Es algo que se construye y en lo que se trabaja arduamente. Lo único que viene de la genética es la inclinación y una ligera ventaja de facilidad. Le conviene tenerlo en cuenta, porque así se siente más orgulloso de sus resultados y su progreso, ya que la gratificación de algo que se obtiene por un esfuerzo no se iguala a lo que se recibe sin esfuerzo alguno sino por un privilegio o beneficio previo.

Con ese pensamiento y la sonrisa que le provoca, abre el horno para extraer su creación, cuidadoso de no quemarse. Entre sus manos protegidas por unos guantes de cocina color amarillo pastel se ve sostenida una bandeja de acero con galletas perfectamente alineadas en filas y columnas. El color es tan pálido que quien no sea experimentado pensaría que siguen crudas. Su olfato las inspecciona, pero no detecta nada fuera de lo aprobable. Las deposita en la encimera para dejarlas enfriar mientras se encarga de limpiar y ordenar los implementos de cocina que había utilizado.

Todo esto lo hace de buena voluntad. No le resulta pesado encargarse de limpiar porque fue una costumbre que le inculcaron desde pequeño. Es más, lo considera en cierto modo gratificante. Lo hace en el momento que debe de manera ordenada y así se lleva mejor el trabajo; además, el desenvolvimiento físico activa su mente. Hunk de proscastinación no sabe mucho. Se considera afortunado por eso, conociendo a Katie y a Lance.

Ella lo mira andar de un lado a otro con la escoba, arrimada al refrigerador. Viste unos shorts de jean y una camisa escocesa verde abierta sobre una blusa blanca. Sus tenis se ven preocupantemente sucios.

—¿Puedo comer una galleta?

—Aún no están listas.

—Creí que por lógica cuando salían del horno ya estaban listas.

—Falta la decoración. Es una parte importante de un postre.

—¿Incluso de unas galletas de material orgánico comestible más pálido que la harina de trigo?

—Es harina de arroz y coco. Galletas sin gluten, bajas en azúcares y grasa. Para la decoración usaré un merengue de clara de huevo con un arándano azul en el medio. —Le señala con el índice los arándanos escurriéndose y luego el bowl listo junto a los huevos.

—No suena precisamente apetitoso. ¿Por qué haces algo dietético? Crei que era tu orgullo ser corpulento.

—Es cierto, pero eso no me tiene que evitar probar, ¿no? Crear dulces dietéticos que sepan igual de bien o mejor que los convencionales cultivaría mi ambición.

—Sería como crear un sistema viable de recaudación de energía solar para el óptimo funcionamiento eléctrico. Aunque ya se tienen los paneles solares fotovoltaicos.

—Exacto. Y tampoco al nivel del reemplazo del petróleo. —Al terminar de trapear, Hunk prosigue a decorar las galletas sin perder un segundo.

Katie se sitúa a su lado para mirar, rozando su cabello con el brazo de Hunk. A él no le molesta. Tampoco lo hace el hecho de que no se ofrezca a ayudar. Ella es terrible en la cocina y la única condición que Hunk le ponía para estar allí era no intentar experimentar con nada. A Katie no se le hace difícil, pero para sus ojos curiosos no hay ni podría haber ninguna regla que los limitara.

Things I hate(love) about youWhere stories live. Discover now