Capitulo 75

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Todo estaba muy oscuro. No podía ver nada, o mejor dicho, ya no veía nada. Desde qué el shichibukai separo a su tripulación no notaba nada. La llevaron a Impel Down y la metieron en una celda. Sólo le pusieron una esposa de kairouseki en el pie para que pudiera moverse libremente por la celda ya que le habían encomendado que cuidara de sus compañeros celda hasta la ejecución. Cuando la metieron alli, lo primero que hizo fue sentarse en un rincón y dejar bagar su mente.

Silvia: No... Zoro, Taiga, chicos... Sniff..

??: Genial. Ahora nos meten a una llorona como compañera. Como sí mi destino no fuera suficientemente negro.

La voz que había pronunciado esa frase la dejo helada. Le sonaba demasiado. Se acercó a donde supuso que provenía la voz y se quedo de piedra.

Silvia: ACE!!

Ace: No es posible...! Que haces tu aqui?! Tambien te han cogido?

Silvia: Ace... Ace...

Se tiró a los brazos del muchacho y lo abrazo fuertemente. El chico hizo lo mismo, ya que llevaba muchísimo tiempo sin ver a su hermana y, secretamente, su amor. Aunque había renunciado a ello al ver como miraba al espadachín peliverde y como el le debolvia esas miradas.

Ace: Silvia. Que ha pasado?

Silvia: Kizaru... Prometio que sí venía con el dejaría a mi tripulación en paz. Nada más ponerme las esposas de kairouseki llego Kuma, que hizo desaparecer a todos.

Ace: No los hizo desaparecer. Los mando a otro sitio.

Silvia: ??

Ace: Ese hombre tiene el pide de repeler cosas gracias a la fruta del diablo que comió. Los debe de haber mandado cada uno a un lugar.

Silvia: Vale. Me quedo un poquito más tranquila. Al menos Zoro está con Taiga.

Ace: Taiga?

Silvia: Es verdad. Tu no lo conoces... Roronoa Taiga, mi hijo.

Puso una cara triste y notó como se rompía algo en su interior. Al momento cambió de expresión para que ella no lo notara. Al fin y al cabo, también era su sobrino y se alegraba por ella y el espadachín.

Ace: Vaya! Ya era hora de que os juntarais tu y el cabeza de alga.

Silvia: Ace!

Le dio un golpecito en el hombro y sonrió. Saco de su escote el colgante que le había regalado Luffy y le mostró la foto de su niño.

Silvia: A que es precioso?

Ace: Se parece a ti... Aunque tiene la cara del Marimo...

Silvia: Ahora lo llamas marimo?

Ace: El cocinillas me lo pego.

Silvia: Jajajajajajaja.

Así pasaron los días hasta que llegara la ejecución pública de ambos. Silvia se dedicaba a cuidar y a mantener a Ace y a su compañero de celda, Jinbei, un ex-shichibukai. El momento que más temieron llego dos días después.

Kizaru: Vaya vaya... Estáis listos?

Silvia: Nos escoltarás tu, mono?

??: Seré yo.

Ace: Viejo!

De detrás del almirante salió Garp. Con una expresión sombria, agarro las esposas de ambos jóvenes y se encaminó hacia el patíbulo.

Santoryuu Loves the DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora