Capítulo 4: Bendita gloria.

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El sol pegando en mi rostro y el sonido de los autos transitar interrumpe mi armonioso sueño. Ya se acercan las clases universitarias y necesito aprovechar estas vacaciones para seguir durmiendo. Así que ¡Bello sol, apiádate de esta pobre chica! Pero el sol parece que escuchó todo lo contrario y su intensidad aumentó. ¡Come mierda maldito sol!

Fui al baño a cepillar mis dientes, agarré mi cabello en una bolita y tomé un largo y relajante baño. Me puse lo primero que encontré en mi valija. Un short jean blanco y una blusa de tiras de rayas blancas y moradas y mis vans preferidos.

Bajé extrañada porque me llegaba un olor de unas ricas arepas. Al entrar a la cocina me encontré a Alexander en pantalón de dormir y sin camisa cocinando mientras bailaba ¿Twerking? Lo hace muy bien.

-Buen día.-Dije seca mientras me sentaba en el comedor de la cocina apoyando mi cabeza en mis dos manos sosteniendo mis mejillas.

No recibí un saludo por parte de Alexander, ni siquiera volteó a verme.

-Buen día.-Repetí aclarando mi garganta.

Tampoco me saludó.

-¡BUENOS DÍAS ALEXANDER FOSTER!-Grité.

Volteó a verme, se quedó un segundo analizándome y volvió a cocinar.

-¿Estás enojado o qué rayos?

-Y todavía tienes el descaro de preguntármelo.-Por fin habló.

-Pero ni siquiera fue tan fuerte.

-Fue duro.-Dijo volteando y fulminándome con la mirada.

-Pero...

*Inicio Flashback*

-Pues créelo, ninguno ha llegado a mi corazón.

-Pronto alguno lo hará.

Acercó sus labios a los míos.

Poco a poco sentía su respiración en mi rostro, mi corazón estaba a mil e inconscientemente levanté mi rodilla y le di en su bello mejor amiguito.

Alexander primero quedó en shock, miró fijamente la pared, sus ojos se estaban achinando hasta que dio un grito y cayó al suelo.

-No seas exagerado.

-Cállate, me dejaste sin hijos her-ma-ni-ta.-Estaba con ambas manos cogiendo su pequeño ser.

-Culpa tuya, para que te me acercaste tanto.

-Tenías un moco y te lo quería sacar.

-¿Y desde cuándo alguien tiene mocos en la boca?

-Se te resbaló entonces.

-Te hubiera dado más fuerte.-Dije enojada dirigiéndome a mi habitación.

*Fin Flashback*

-Lo siento ¿Sí?-Dijo sonriendo falsamente mientras que por dentro me quería mear de la risa-Estabas invadiendo mi espacio personal.

-Como sea, come hielo porque ni pienses que te daré mis arepas.

Ignoré lo que me dijo y disimuladamente hice caer la silla cerca de sus pies.

Alexander confundido sin saber por qué se cayó la levantó rápido, aproveché esa distracción para coger dos arepas de tres que había en la charola y salí corriendo como diablo en botella a encerrarme en mi habitación.

-¡EMILYYYYYY!-Escuché el grito de Alexander y me eché a carcajadas.

Bajé con mis dos valijas hasta la puerta de salida principal. Alexander estaba recostado en el sofá colocando su brazo sobre sus ojos.

Decisiones Complicadas. © (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora