Parte uno.

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Todo empezó con aquellas audiciones. Un año después, se hallaba viajando hacia un país completamente distinto, lejos de su hogar su familia, pagando el precio de cumplir su sueño. El primero de todos los que debía pagar, pues debía entrenar hasta ya no sudar más y ser debutada. No conocía la lengua, ni las costumbres. Sería difícil adaptarse. Al arribar, su apariencia no era por menos buena, con sus ojos hinchados y el desvelo a causa de un insomnio que, estaba segura, le atormentaría aquellos primeros días.


En esos primeros días fue cuando le conoció. En la misma situación que la suya, Rosé Park, otra alumna y con quien estaba pre-destinada a debutar si es que sus esfuerzos le llevaban al triunfo. Fue una sonrisa lo que les unió al ser presentadas, lo que inició su amistad y su enamoramiento. Lisa nunca pensó que gustaría de otra chica, pero así fue. Rosé fue quien estuvo consigo en los días difíciles, fuese por no entender en sus clases de lenguaje o cuando compartían el mismo sufrir en lejanía de sus familiares. Cuando Rosé no conseguía un paso de baile, Lisa estaba ahí, y cuando ella era sentenciada por no abrirse tan bien en el canto, Rosé estaba allí también.


Aun así, fueron otras cosas las que le hicieron hundirse en ese sentimiento tan profundo. La confianza, la complicidad de ambas, aquellas miradas, aquellas sonrisas que les pertenecían únicamente a ambas. Siempre estaban junto a las otras chicas, sin embargo, ellas dos eran una sola. La sensación de necesitarse urgida una de la otra. Había sido todo eso.


Lisa, por supuesto, mantuvo en secreto sus sentimientos. Temió en un comienzo, al recién descubrirlos, estuvo a punto de delatarse, mas no lo hizo y fue lo mejor. No conocía los pensamientos de Rosé respecto a la homosexualidad, ni quería, le aterraba más lo que pensase, pues aunque no se considerase como tal, cualquier ligero comentario, creyó, dolería.


Los primeros amores eran los mejores, la primer mejor experiencia, decían. No obstante, Lisa nunca gustó de sentirse así, mucho menos por quien muy rápido se hubo convertido en su mejor amiga, su mejor compañía. Estaba asustada, simplemente.


El ensayo acabó ese día cerca de las dos de la madrugada. Tenían una nueva coreografía lista para la evaluación mensual y todas estaban tan emocionadas como nerviosas de saber qué tanto habían mejorado, ya que, a petición de todas, habían alargado los ensayos hasta esas horas, enfocándose en poner más esfuerzo. Lisa fue la última en quedarse en la sala de práctica junto a Rosé quien, después de enjuagarse un poco, fue en su búsqueda.


''Vamos, Lisa, nos esperan en casa'', le llamó. Aquella dulce voz hacía vibrar sus sentidos.


Lisa se levantó del piso y partieron posterior a sonreírse mutuamente. Siempre sobraban sonrisas, aun después de la excedida cantidad de cansancio a la que eran sometidas. Ellas enlazaron sus brazos y se marcharon.


''Buenas noches'', musitó Rosé cuando estuvieron en su habitación compartida con las luces apagadas.


Dormían abrazadas. Sus amigas siempre les jugaban bromas por ser de esa manera: andando todo el tiempo juntas, como imán y metal, sin que nadie pudiese apartarles. Donde estaba Lisa, estaba Rosé, y viceversa. Era tan agradable como asfixiante tal hecho, pues Lisa siempre cargaba con un caos dentro de sí, siendo este el efecto que, día tras día, Rosé causaba en ella.


Rosé usaba en ella tanto apodo meloso se le ocurriera, le llamaba 'novia', se abrazaba a ella siempre, respiraba muy cerca y le sonreía mientras le veía a los ojos, lo cual no era para nada una ayuda para la de su misma edad. Lisa desde un inicio quiso deshacerse de esos sentimientos.


Lo quiso, desde que lo admitió. Nada de aquello le traía bonitas sensaciones más que las mariposas en su barriga y la felicidad de sus sonrisas. Sentía un gran peso caer en su espalda, el de su realidad y el que ésta incluyera que su corazón probablemente fuese a ser roto. Incluso, aunque aceptaba que lo sería, nunca hubiese esperado que fuera a tanto nivel. Porque la esperanza, después de todo, insistía en abrirse paso a su mente cada vez que compartía algún contacto diferente con Rosé, o se susurraban al oído bajo la penumbra de la noche en la que sus manos se encontraban y enlazaban. Rosé le daba esas esperanzas, así como también, a su gusto y placer, se las quitaba.


La primera vez que supo del dolor como una punzada en su corazón, fue otro día de ensayo, en el descanso, cuando junto a las otras chicas charlaban acerca de noviazgos y gustos. Sentadas todas en el piso, Rosé y Lisa estaban tomadas de la mano, lo cual ya era muy normal de ser visto para las demás, aunque esa vez lo escondían bajo la frazada que cubría sus piernas.


''Entonces, ¿oyeron sobre la profesora despedida por involucrarse con un aprendiz?'', se les oyó decir.


''Sí, lo oí'', dijo otra voz. ''Pero, no fue solo por meterse con un aprendiz, sino que éste era una chica''.


''Ella era lesbiana'', afirmó otra. ''¿No les da asco?''


Todas lo consintieron, menos ellas dos.


''¿A ustedes acaso no les da repulsión?'', se refirieron a ellas, entonces. Lisa ni siquiera abrió su boca, y sus ojos viajaron al semblante de Rosé.


Su primer dolencia, fue ver a Rosé dudar sobre su respuesta. La segunda, en ese mismo día, fue cuando soltó su mano, la tercera, cuando respondió.


''Ellas están enfermas''.


***

heyyyyyy, ¿cómo estánnnnnn?

como habrán leído en la descripción de la historia, esto es algo super viejo (tipo del 2017) que escribí y hasta ahora que recordé que ahí estaba lo terminé, jaja k creisi xd 

espero les vaya gustando y le den apoyito. quise publicarlo porque aunque crean que no, leo todos sus mensajitos, comentarios y cositas que me escriben, y me hacen muy feliz así que quiero regalárselos, ñam

¡muchas gracias por leer! nos vemos lueguito ♥

Homophobia. (ChaeLisa)Where stories live. Discover now