Parte tres.

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Los planes, después de todo, no se dieron como inicialmente se hubieron planteado. Al final del camino permanecieron únicamente ella junto a Rosé, Jisoo y Jennie, y el debut se había pospuesto para quién sabía qué fecha. La tristeza que le invadía a todas era inmunda, incluso con la mayor Jisoo. Desde ahí, las cuatro se hicieron más cercanas y comenzaron a compartir un pequeño apartamento. Se pudo decir que a partir de ahí comenzó lo peor.


Lisa se lavaba la cara frente al espejo del baño cuando Jennie entró y cerró la puerta detrás de sí, alegando que tomaría una ducha. No obstante, hizo una parada antes y se sentó sobre la tapa del retrete para mirarle con cierta suspicacia. Lisa dio lo mejor de ella en ignorarle mundialmente y no revelar los nervios que emergían.


''A ti'', llamó su atención la morena, '' a ti te gusta Rosé, ¿no es así?''


Fue ahí cuando Lisa detuvo sus movimientos y le miró de vuelta. Ciertamente, ante los ojos tan finamente rasgados de Jennie ella era tan sólo un corderito. Podría poner una excusa y huir, pero conocía la terquedad de su amiga y no sería bueno. Para lamento suyo, Jennie ya había deducido mucho a juzgar por su reacción de espasmo y lo mucho que tardó en responder.


''Te gusta.'' Ahora lo afirmaba. 

Su forma de mirar era inquietante, pero no una que a Lisa le haría creer estar siendo juzgada, criticada. Y ella no lo negó.


''¿Vas a decirle?''


''¡Por supuesto que no!'', su voz retumbó en las pequeñas cuatro paredes.


''Está bien. Tú pensarás cuándo lo harás. ''


Y del mismo modo que entró, se retiró, dejándole hecha más lío que nunca.


¿Debería decirle? ¿Qué ocurriría si llegara a hacerlo? Las esperanzas eran bastantes ahora, mas no se había dejado llevar por ellas aún. Recordaba con total viveza el tacto de los labios de Rosé. Deseaba volver a sentirlo, deseaba poder liberarse de todas las sensaciones a quienes les privaba el escape. Sin embargo, el miedo aún cubría y encerraba toda su voluntad de acto.


Para la hora de la cena, Lisa deseó no haber sentido hambre.


''¿Y si descubres que tienes una amiga lesbiana, qué harías?'', preguntó Jennie. Lisa no había estado prestando atención a lo que hablaban hasta ese momento.


''Me alejaría'', respondió Rosé.


Otra esperanza rota. ¿Cuántas más restaban?, pensó.


La mesa quedó en total silencio. Jennie pareció sorprenderse ante la respuesta de su compañera y al instante le dedicó una mirada curiosa a Lisa, quien decidió mirar a su plato. Rosé no volteó a verle, ni por el rabillo de sus ojos y fue la primera en retirarse de la mesa aún con la mitad de la comida en su plato.


''Cuándo dejarás de ser tan curiosa y entrometida'', habló Jisoo desde el sofá de la sala, justo a la par del comedor. Había parecido estar perdida en lo suyo, pero al parecer había estado al tanto de todo, cosa que Lisa dedujo cuando sintió su mirada posarse sobre ella.


''Fue una simple pregunta'', se excusó Jennie.


Justo ahí fue su momento de retirarse.


Aunque entrar a su habitación pareciera una completa mala idea, era el único sitio en donde podía estar a salvo de las otras dos pelinegras, incluso si no lo estaba del todo con Rosé. Al abrir le vio acostada de costado, usando su celular y sin inmutarse cuando se abrió paso dentro, de modo que Lisa de igual forma tomó lugar en la cama. Rosé ignoraba su presencia por alguna razón que desconocía, así que hizo lo mismo y le dio la espalda.


Lo próximo que sintió, fue su brazo abrazándole de la cintura.


Como se suponía, debido al agotamiento ambas se dejaron llevar por el sueño, durmiéndose en seguida, mas a mitad de la madrugada Lisa despertó repentinamente por un sobresalto que ocasionó Rosé al removerse y golpearle en la pierna. Hasta esa hora, Lisa al fin pudo verle directamente al rostro sin sentir la urgencia de disimular u ocultarse. Sonrió, se sintió bien y en respuesta su corazón aceleró el ritmo de sus latidos. Rosé era hermosa.


Fueron breves minutos los que perduró mirándole, sin embargo, ya que el sueño se hizo presente nuevamente, razón por la que pronto se aseguró de cobijar bien a ambas y de acomodarse mejor, con su frente unida a la de Rosé. Al cerrar los ojos sintió un movimiento de parte de ésta, y entonces sintió una vez más cómo fue desprendida de su somnolencia por la blandura de otros labios sobre los propios. En ese mismo segundo su corazón pareció ahora sí querer escapar de su órbita. Latía tan fuerte que dolía, más por el hecho de haber recapacitado en seguida en que aquello no estaba bien. No lo estaba, se estaba hiriendo. Dolía porque a pesar de que Rosé le estaba besando y se cumplía uno de sus sueños frustrados, indirectamente sentía siempre su odio.


Así que Lisa no quiso abrir sus ojos, temió en ese instante separarse y encontrarse con la misma mirada de desprecio con la que Rosé se había referido a ella en la cena; lo cual les llevó a concluir en una larga escena de besos castos pese a Rosé interpretar su sumisión y silencio como un permiso. Se trató únicamente de succiones tersas en medio de un fuerte abrazo hasta que, finalmente, se quedaron dormidas.


¿Qué relación tenían después de todo?

Homophobia. (ChaeLisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora