Capítulo 27

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~Andrew~

Estar con Jade, es como estar en otra dimensión, con ella no tengo que ocultar las apariencias, con ella puedo ser quien en realidad soy, no se anda con rodeo ni tapujos y eso es lo que me gusta de ella.

Estar junto a ella me alegra el día, pelear con ella es mi pan de cada día, no por que disfrute verla enojada sino que amo verla así.

Se que Jade está arriesgando mucho al casarse de ésta manera conmigo, y de verdad que aprecio todo lo que está haciendo por mi, se que le estoy más que agradecido. Aún no entiendo su motivo de chantajearme, pero sé que no es capaz de mostrarle la grabación a nadie más, se que sólo su amiga la escuchará. Pero no se por que quiere irse de la empresa.

Había pensado en llevarla a cenar a esos lugares elegantes y música amena, pero al pasar por una plaza miro un lugar para chicos, no lo pienso dos veces llego al lugar, me estaciono y apago el auto.

-¿que número de zapato eres?- le pregunto y me mira confundida.

-25 ¿por?-

No le respondo y bajo del auto, cruzo la calle para ir a la tienda de zapatos, pido unos tenis para Jade ya que quiero que este cómoda. Me dan a elegir entre varios modelos, me decido por unos blancos. Pago y corro hasta el auto donde Jade sigue esperándome.

-póntelos- pido y me mira extrañada -sólo hazlo Jade, confía en mi-

Se pone los tenis pero no dice nada, nos bajamos del auto y entramos al lugar. Todo es completamente iluminado por luces de neón, hay máquinas de juegos donde los chicos se divierten con mucho entusiasmo, y lo mejor de todo es que hay Bufet de pizza.

-¿que hacemos aquí?- pregunta algo emocionada.

-te dije que te invitaría a cenar- sonríe de lado -pero no te dije donde-

-por favor dime que vamos a jugar- pide -y que comeremos pizza-

-vamos- tomo su mano.

Primero vamos al área de la comida, pagamos por lo que es el Bufet, una chica del personal nos pone una pulsera en las muñecas. Después de eso nos dirigimos al área para comprar monedas.

-buenas noches- saludo -quiero doscientas monedas.

-lo siento señor, pero ya no manejamos monedas- dice el chico con mucha lentitud mascando chicle -ahora contamos con tarjetas a la cual usted puede pone el saldo conveniente- mira a Jade -la tarjeta le...-

-queremos una tarjeta y...-

-2,000 de saldo- interrumpo a Jade

El chico es totalmente desesperante, le pide permiso a una mano para poder mover la otra. Le pago y me da la tarjeta.

Jade me arrastra hacia los juegos donde están puros adolecentes y debo aclarar que el 95% son chicos, los cueles no desaprovechan en mirar a Jade.
Jade pasa la tarjeta por la ranura y la máquina se enciende.

-¿si sabes jugar?- se cruza de brazos.

-tu pregunta me ofende- y valla que si.

EnamórameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora