III

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    Salió del baño solo con la toalla anudada en su cintura, sin importarle que Thor se pudiera sentir incomodo después de esa “inocente caricia” que habían compartido, sonriendo mientras se secaba su cabello con otra toalla. Le vio caminar hasta él, parándose justo a su lado sin disimular que observaba su cuerpo, hecho que le dejó un poco confuso incluso aún más que las palabras que salieron de su boca.

-Voy a darme un baño, pero tenemos una conversación pendiente. Espero que no lo olvides.

-Como ordene su majestad.- dijo sonriendo mientras hacía una de burlescas reverencias.- Aquí le estaré esperando, a menos que mi otro señor reclame mi presencia.

    Pudo ver la furia en su único ojo, seguramente a causa de sus palabras sobre Thanos, y sonrió al comprobar cuanto le molestaba que solamente se le nombrara. Después se dio la vuelta y se perdió tras la puerta del baño. Retiró la toalla de su cuerpo y comenzó a vestirse mientras se perdía en los recuerdos en el día en el que todo cambio.

Hacía varios años desde ambos se habían marchado de Asgard a comenzar su entrenamiento para ser un buen rey, aunque solo uno de ellos ascendiera al trono. Thor se encontraba junto a sus tres amigos desarrollando sus habilidades para la luchar, mientras que el tendría una educación mágica a la vez que aprendía a luchar, pues desde pequeño la magia se hizo presente en su ser. Pero al fin había llegado el día en que los príncipes volverían a su mundo, y Loki estaba deseando volver a ver a su hermano pues a parte de su madre era a la persona que más quería.

    Cuando Heimdall le llevó de vuelta salió corriendo hasta el palacio, ignorando a todos los asgardianos y asgardianas que se cruzaban en su camino. No paró hasta ver las imponentes puertas de la sala del trono y usando su magia para abrirlas entró en la sala sabiendo que su hermano ya había llegado. Estaba de espaldas mientras hablaba con sus padres, reconocería esa melena rubia en cualquier parte y se moría de ganas de contemplar esos bonitos ojos azules. No lo pensó y corrió hacía él para abrazarle por la espalda, sintiendo lo que había cambiado el cuerpo del mayor con los años.

-¿Loki?- dijo el rubio con una voz más grave de la que recordaba mientras se daba la vuelta para verle.- ¡Loki! ¡Cuanto te he echado de menos hermano!- exclamó el dios del rayo correspondiendo el abrazo mientras acariciaba su mejilla sin dejar de mirarle. ¡Pero mirate estas hecho todo un hombre! Tendrás que quitarte a las damas de encima dentro de poco.

-¿Pero que dices? ¡¿Tu te has visto hermano?!- exclamo sonriendo con un pequeño sonrojo por las palabras del mayor, y es que era la primera vez que caía en que su cuerpo también habría cambiado, solo que no había sido consiente hasta ver como Thor había cambiado con los años.- ¡Tu si que vas a tener que espantarlas! Pareces uno de esos héroes de las leyendas.

    -Me alegra que mis dos hijos hayan regresado a casa.- dijo Odin haciendo una pausa mientras miraba a Frigga con una sonrisa.- Pero seguramente estaréis cansados del viaje, después celebraremos vuestro regreso como se merece. Ahora marcharos a vuestras habitaciones y descansad hijos míos.

    Ambos hicieron una reverencia antes de salir de la sala del trono bajo la atenta mirada de sus padres. Caminaron juntos por esos extrañados pasillos dorados, solo pendientes de lo contaban sobre sus viajes sin darse cuenta de que había llegado a la habitación del menor. Loki tenía la mano sobre el pomo de la puerta cuando escuchó una pregunta que lo descolocó más por el tono de burla que por lo que significaba. Estaba sonrojado y la sonrisa del mayor no ayudaba a disimular sus emociones en esos momentos.

-Oye hermano, ¿Ya has tenido tu primer beso?

-¿Qué? ¿Porque...porque me preguntas eso?- dijo finalmente enfrentándose a esos zafiros, recuperando algo del auto control que había aprendido a dominar en esos años.

Lo que Thor descubrio al ser capturado por ThanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora