Capítulo Cinco

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El salón de baile estaba lleno de invitados, se respiraba el ambiente elegante y había muchos jóvenes apuestos que habían aparecido, pero más allá de preguntarse con que hombre preferiría emparejarlo su madre, ella no dejaba de pensar en Leo.

No lo había visto en todo el día, pero la luz prendida en los establos y que podía divisar desde su ventana, le decía que se encontraba ahí.

Y no estaba equivocada, aun sin saber los planes de su hija y de la invitación que Mia le dio a leo para el baile, Amelia se aseguró que de ninguna forma hubiera la posibilidad de que ese esclavo entrara a su hacienda ese día tan importante, así que lo puso a trabajar.

Le dio un trabajo mucho más pesado que el que una vez le ordeno cuando él y Mia eran pequeños, ya hace muchos años y en ese entonces, Mia se había caído del caballo, ella jamás había sido buena en eso desde pequeña y raspó su rodilla hasta que la carne se despegó de su piel, Amelia Carpenter culpó a Leo y le hizo trabajar durante toda la tarde y noche siendo solo un niño de 12 años.

Mia suspiro y pensó escapar en la mínima posibilidad para ir a verlo, se había arreglado para él y esperaba que Leo quedara boquiabierto cuando la viera entrar con su vestido blanco, el poco maquillaje que resaltaban sus facciones en el rostro y su peina que su madre tardo horas en hacerle, pero que encajo perfectamente con el vestido.

Mia agrego un objeto más por último, se puso el collar de Leo y así salió a la fiesta después de unos dos llamados de su madre, durante la larga noche le presentaron a muchos hombres y en ningún momento su madre le dio tiempo de respirar.

Pero lo peor fue cuando apareció ese hombre, con el que después de bailar con el por orden de su madre, Amelia vocifero.

—Arturo Del Puente, el prometido de mi hija.

Mia se quedó helada, sin saber que decir, el caballero Arturo sonrió y el padre de Mia estaba igual de sorprendido, los invitados que asistieron también.

—¡Gracias por su atención, por favor beban y disfruten de la velada.—Dijo levantando su copa y miro a su hija orgullosa por lo que había logrado.—Esta noche tenemos mucho que celebrar.

Todos aplaudieron y Mia apretó las manos, se acercó a su madre cuando todos presentaron atención a los suyos.

—¿Comprometida, mamá? Jamás dijiste...

Mia creía que su madre le presentaría caballeros, no que anunciaría y daría por echo una boda, su boda.

De la que no tenía conocimiento.

—Se lo que dije.. pero ¿Qué importa? Este evento fue para encontrarte un esposo ¿No?

—Mamá...

—Ahora ve con Arturo y acéptale un baile más, muéstrale lo obediente y servicial que serás a su lado. Una esposa ejemplar.

—No tengo nada que mostrarle a ese hombre, mamá.—Cuestiono.

—Amelia.. ¿Qué significa esto?.—El padre de Mia se unió.

—Nuestra hija se casa.. ¿No es obvio?

Carlos lucia sorprendido y furioso, pero a Amelia le daba igual.

Ella insistió.—Mia, lo que te dije.

Mia no se movió y Amelia frunció el ceño, entonces vio el collar que su hija llevaba alrededor de su cuello, un collar que según ella opacaba la belleza de mía, que "Ensuciaba" su atuendo y a su hija.

—Y quítate ese horrible collar ¿Dónde lo conseguiste? No hace más que arruinar el vestido y a ti.

Y lo hizo.

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