Epílogo

789 42 91
                                    

Esto es confuso y difícil de comentar de buenas a primeras, mi propia historia personal ha tenido muchos cambios a lo largo del desarrollo de mi vida.

Siempre la soledad fue mi eterna compañera desde que tuve uso de mi razón. Mi único amigo y apoyo en un inicio fue mi querido Abuelo. Mi Madre me abandonó cuando apenas tenía siete años de edad. El principal motivo de ella para adoptar esa cruel decisión conmigo fue que la filosofía de vivir de mi Padre estaba impresa dentro de mi propio ser.

"Vive y muere por tus propios ideales".

El rechazo que recibí de mi Madre desde pequeño provocó que desarrollara un complejo de inferioridad e inseguridad al establecer relaciones con mujeres.

Ninguna mujer desea tener a un hombre inseguro al lado de ellas, por este motivo nunca tuve la oportunidad de establecer una relación amorosa con una chica.

En un principio ni yo mismo me lo podía creer, pero fui afortunado al poder encantar y enamorar a dos hermosas y carismáticas señoritas. Ahora en mi presente ellas me brindan su compañía incondicional en mi diario vivir.

Podría decir abiertamente que estoy en una extraña y complicada relación con dos bellas chicas totalmente diferentes la una con la otra.
De un tiempo a otro me he visto envuelto en esta encrucijada amorosa debido a mis propias acciones impulsivas.

Mi nombre es Luís José Sebastián Santander De La Prada, pero yo en mi pasado renuncié a mi verdadero nombre para llamarme Mero.
Hace un par de años era un solitario Doctor que vivía tranquilamente en un pequeño pueblo de la gran Isla-País de Sri Lanka. Ahora en mi actualidad trabajó en la Clínica de mi Madre en la gran región administrativa de Elmecer.

Mis dos bellas señoritas que mencione con anterioridad son mis queridas y adorables novias. El nombre de ellas son Sylvie y Mía.

Cuando vivía en el pequeño pueblo conocí a Sylvie, ella llegó a mi austera consulta médica con daños psicológicos y físicos, mi pequeña señorita fue afortunada al haber sido rescatada por un misterioso comerciante llamado Ferrum. Sylvie desde pequeña fue tratada como una sirvienta por su propio Padre, ella después fue enviada a la mansión de su cruel hermano "David Earl Lang". En ese lugar ella sufrió torturas y humillaciones por uno de los miembros de su propia familia.

Yo me preocupé de ayudar a Sylvie para que pudiese volver a sonreír y creer que aún amabilidad en las personas.

Después de vivir con mi pequeña señorita más de un año me enteré que ella pertenecía a esa gran y temida familia, "La cruel y despiadada Familia Earl Lang".
Mientras que degustábamos algunos postres en la cafetería "Ray-K", Sylvie y yo conocimos a su hermana mayor llamada Anastasia, ella estaba acompañada de su leal mayordomo llamado Alfred.

Desde que nos encontramos con Anastasia mi vida junto a Sylvie dio un giro radical, un gran viaje se inició para nosotros en donde conoceríamos a diferentes e interesantes tipos de personas.

Antes de vivir en el pequeño pueblo y conocer a Sylvie, yo vivía junto a mi Abuelo en una concurrida ciudad de España. Al terminar mis estudios de medicina en ese País, decidí que era tiempo de conocer nuevos lugares. Tomé la opción de emprender un viaje alrededor de algunos países de Europa y Asía.

Mientras que recorría algunas regiones frías de Rusia tuve la oportunidad de conocer a Abraham Elosky junto a sus dos bellas sobrinas llamadas Mía y Cristine.
Yo logré ayudar y rescatar de sus abusivos Padres a ese par de bellas gemelas. Ellas se sentían muy agradecidas conmigo por haberlas liberado de aquel tan tormentoso ambiente familiar.
Después de aquello estas bellas chicas fueron albergadas y entrenadas exhaustivamente por su Tío que era un gran ex-espía de las fuerzas especiales de Rusia.

Sylvie, el regalo que siempre hemos añorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora