En el mundo omegaverse diferentes historias se entrelazan a causa de los instintos dominando los razonamientos, la madre naturaleza es sabia, todo tiene un porqué, una razón de existir. Los omegas, betas y alfas reaccionan guiándose por su instinto...
DaeHyun le regalaba una sonrisa a su compañero de viaje, esa mañana junHong fue dado de alta. Su estado médico era bueno, cursaba por un mes complicado pero su salud como la del niño no corría peligro alguno. El omega no soporto las ganas y le pidió al doctor revelar el sexo del bebé. Tendría un saludable hombrecito, la idea ilusionó a la futura madre, no sabía si aquel retoño copiará los rasgos del padre o de él, una mediana sonrisa se dibujaba en el rostro el solo imaginarse el futuro de ambos.
—Japón es un lugar hermoso.—Esbozo con una sonrisa el rubio acomodando sus lentes negros sobre la nariz.— Me agrada el aire golpeando mi cara.
—Volver a casa en auto no fue mala idea.—Intervino DaeHyun girando el volante para rebasar con tranquilidad el auto frente a ellos.—El médico no se opuso.
DaeHyun noto decaído a su amigo, por ello se le ocurrió que la mejor manera de ocupar sus pensamientos era un viaje por auto, se llevaría más tiempo pero también les ayudaría conocer el país, probar distinta comida y quizá hacer nuevos amigos. Ambos lo necesitaban, para dejar de caer en pensamientos negativos. El beta hace poco leyó una nota sobre la sorpresivo cambio de presidente de la conglomeración Bang, el nombre de su ex amante no figuraba en ningún rincón de la noticia. Situación que le causó nerviosismo.
Ideas negativas saltaban a su cabeza, solo unos días antes estaba pegado a su padre y ahora de la nada, el nombre de ambos, como sus fotografías recientes desaparecen de Internet. Enfocó nuevamente su visión en su compañero de viaje, ese era un momento para los tres, instintivamente estiró la mano para posarla sobre el vientre.
—Todo va estar bien.—Le aseguró con una sonrisa que dejaba ver todos sus dientes.—Seremos una familia feliz.
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Kim HimChan miraba sorprendido al hombre de delante de él, dio un par de pasos inseguro de qué palabras dejar escapar de su boca. Echo un vistazo a su alrededor, la seguridad estaba en su mayor apogeo, sin duda se escondía de alguien. No necesitaba preguntar el nombre del enemigo, por la reciente noticia lo sospechaba.
—Debo suponer que soy un trofeo de caza.—Sus palabras fueron concisas, frías para llamar la atención del hombre que le daba la espalda, en la enorme habitación semi vacía.— ¿Qué clase de juegos ahora practican?
—Te estoy protegiendo.—La grave voz de Bang resonó, el pelinegro se giró para enfrentar, a su aún prometido.— Si mis hombres no te sacaban a tiempo, ahora serías compañero de vuelo de mi padre.
El diseñador dejando escapar un pesado suspiro se dejó caer en el sillón, no quería estar a mitad de una guerra de egos de dos machos, la idea de ser carne de cañón no le agradaba. Lentamente había perdido sentido en su mente la palabra "honor por el apellido", "lealtad a la sangre pura", ahora quería una vida simple, un camino sencillo sin miedos. Él mismo era capaz de labrar su propio camino, no necesitaba de un apellido, poseía un incalculable talento, era astuto en los negocios y contaba con alguien que siempre iba a apoyarlo.
