Héroes de una semana

Capitulo 2: Domingo (por la noche)

El Alcázar de Segovia, un monumento al tiempo y parte del patrimonio a la ciudad junto con el acueducto. Por esta razón Psico que lo había tomado como su residencia habitual ya que su estructura era perfecta para lo que estaba construyendo. La parte de arriba era lo que se veía de cara al público, el castillo medieval por así decirlo. Pero la parte baja databa de mucho antes, sus materiales eran similares a los que utilizaron con el acueducto con lo que se llegó a la conclusión que debió de ser una especie de fortificación por aquella época.
Y en esa zona en espacial era donde Psico estaba realizando todas las obras que se que escuchaban cada noche pero que nadie había visto jamás. El plan del nuevo soberano de la capital estaba muy lejos de terminar pero sería la siguiente fase a lo que empezó todo hace ya un año.
La zona baja del Alcázar, la más antigua y considerada antigua fortaleza, había sido remodelada por completo para ser un enorme laboratorio donde dentro se estaba construyendo el mayor secreto de esta persona. Al mismo tiempo en la parte de arriba estaban acondicionando las diferentes habitaciones para fines más lucrativos. Toda la obra de ese lugar tenía su cometido específico. Pero claro, para llevar todo eso en el más estricto de los silencios Psico tuvo que contratar a gente de otros países traído especialmente por el desde lugares como Alemania, Francia o Rusia. Está mezcolanza de gente también tenía su propósito. En cada zona había ingenieros de sus respectivos países y cada uno de ellos no tenían comunicación con los otros ingenieros  u obreros. De esta forma realmente nadie sabía lo que estaba haciendo o cuál era la finalidad de todo.
- Señor aquí tienen los informes de los envíos que llegarán el martes por la noche. - el fiel lacayo de Psico tenía el aspecto de un simple mayordomo que había estado a sus órdenes desde antes de la toma de Segovia. Por otra parte el aspecto de Psico era minimamente especial, a la vista podía ser un simple hombre de metro ochenta, de mediana edad y con marcas en la cara de haber trabajado muy duro durante toda su vida.
- Gracias, estará todo listo para su instalación y funcionamiento para el viernes. - en el laboratorio donde estaban ambos veían el artilugio que estaban construyendo, de aspecto similar a un enorme telescopio. Pero estaba claro que esa no sería su función. - La verdad es que ya he esperado mucho. Se que para terminarlo quedan meses pero este viernes ya podremos hacer la primera prueba.
- Señor, no cree que es muy peligroso usarlo en su fase más primigenia. - el sirviente estaba preocupado por las prisas que le habían entrado a su señor por querer adelantar todos los preparativos. - Quiero decir, probando el arma daremos a conocer a todo el mundo lo que tiene entre manos. Y si luego quieren atacarnos no la tendremos terminada para usarla más veces.
- Tranquilo - Psico sonrió mientras pensaba en el resultado final. - Cuando la gente sepa de lo que realmente es capaz de hacer este arma no creo que tengan pelotas a venir a atacarnos. - levantó una de sus manos mientras jugaba con una tuerca que la estaba haciendo levitar por encima de su cabeza. - Todavía no recuerdas a las fuerzas especiales que mandaron. No me duraron ni dos minutos. - cerró el puño y la tuerca comenzó a comprimirse hasta tener la forma de una canica.
- Preferiría que no usará tanto la violencia extrema con las personas. - cogió la canica con dos dedos de la mano antes de guardarla en su bolsillo. - Ya que luego soy yo el que tiene que limpiar el estropicio. - Psico se rió ante el comentario de su sirviente.
Psico en cierta forma le tenia cariño, habían pasado por muchas cosas juntos. Antes de ser su sirviente era su amigo. Pero en el momento que todo cambio y adquirió sus poderes decidió ayudarle en todo lo posible.
Y de esa forma lo dos se quedaron mirando como traían mas y más materiales. Estaban cerca de la siguiente parte de su plan.
- El mundo no tiene ni idea de la que se le viene encima. - dijo el sirviente guardando la carpeta que le había enseñando.
- El mundo no se dará cuenta de lo que ha pasado cuando ya no quede nada a lo que llamar mundo...