5. La hora de reflexionar

3.6K 229 79
                                    


-o-

Todos los personajes pertenecen a J.K Rowling

-o-


Creo que, en ocasiones, las personas damos malos pasos, y éstos nos alejan del camino...

Y pienso, que todos deberíamos tener la oportunidad, de poder regresar a nuestro camino...

-o-


Mientras todos reían, Crouch, los observaba a pocos pasos, quería acercarse a Harry, pero dudaba de la reacción del niño.

Finalmente, buscó sus agallas, y cuando pudo encontrarlas, se acercó al ojiverde, que en ese momento, reía por las cosquillas que le estaban provocando su padrino.

- ¿Puedo hablar con Harry? — solicitó, mirando a Sirius, que borró rápidamente su sonrisa al verlo.

- ¿Para qué? — preguntó, el animago, mirándolo con desconfianza.

- Será solo un minuto... —  respondió el cabizbajo hombre, con un tono de súplica, muy poco característica en él — No diré nada que lo lastime...   

- No creo que sea posible... — negó el ex prisionero de Azkaban, buscando una disculpa  — Tenemos que irnos ya...

- Quizás deberías preguntarle antes al máximo interesado... — sugirió Remus, al ojigris, mientras le señalaba al menor, que en ese momento, le clavaba sus esmeraldas.

- Yo quiero hablar con él, padrino... — intervino, con timidez, Harry. 

- ¿Estás seguro? — dudó Sirius, mirándolo con los ojos entrecerrados.

- Lo estoy... — asintió, con valentía, el pequeño león.

- Entonces, está bien... — aceptó, con poco entusiasmo, el animago.

El encargado del Departamento de Cooperación Mágica, pasó un brazo por los hombros del buscador de Gryffindor, y se lo llevó aparte para poder hablar a solas.

- ¿De qué quería hablar señor Crouch? — preguntó el ojiverde, muerto de la curiosidad, en cuanto se alejaron lo suficiente.

- Necesito pedirte algo, pequeño... — le susurró, a media voz, el mago.

- ¿A mi? — se extrañó, el ojiverde, que no imaginaba en que podría serle útil al adulto.

- Sí, sé que puede ser complicado de entender... — asintió Barty, haciendo un esfuerzo por suavizar su voz — Pero necesito tu ayuda...

- Lo ayudaré — se ofreció, el siempre generoso, azabache — ¿Qué necesita?

- Tus recuerdos en esa casa... — respondió, con voz temblorosa, Crouch.

- ¡Pero si son horribles! — exclamó, levantando un poco la voz,  el ojiverde — ¿Cómo podrían serle útiles?

- Me serán muy útiles, créeme...  — aseguró el mago adulto, intentando ignorar, los cientos de miradas sobre ellos.

- Lo ayudaré... — decidió Harry, sonriéndole con inocencia, y ganándose el dormido y duro corazón de Bartemius.

- Muchas gracias, pequeño... — agradeció Crouch, agachándose hasta estar a la altura del muchacho — Posees un gran corazón...

UN REGALO PARA HARRY: Una nueva vidaOnde histórias criam vida. Descubra agora