Capítulo 25

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Damon estaba vestido con una chaqueta abrochada hasta el cuello completamente de negro, se veía extraño pero no perdía el encanto. El tatuador creía que se trataba de la misma ropa casi similar a la que había usado la primera vez que se habían visto en la tienda de tatuajes, pero asegurarlo era difícil, y era porque esa ropa no lo hacía verlo igual.

A simple vista el tatuador pudo notar su piel de un tono casi enfermizo, sus mejillas y algo de pérdida de peso, y nuevamente las gafas eran solo un terrible intento de ocultar algo, su postura ya no era recta. Su mirada parecía perdida a pesar de las gafas en el medio de la gente. No había seguridad alguna en él cuando se paró frente al atril y no miró a nadie cuando habló más que al suelo.

- Buenas noches -saludó.

Su voz no era aquel tono firme ni alto, se escuchaba con desgano, roto y frágil, un susurro que el viento podría llevarse en cualquier momento. El estómago de Graham se revolvió y sintió terribles ganas de ir hacia él y decirle que todo iba a estar bien, pero probablemente el rubio lo hubiera ignorado.

- Gracias por venir a mi exposición, "extraños ocultos" es una idea que concebí cuando...

Pero Graham no escuchó ni una sola palabra salir de sus labios, pues estaba demasiado concentrado en las temblorosas manos de Damon, de sus labios quebrados y secos, sus mejillas sin aquel color tenue, su cabello más despeinado de lo normal y la visible caja de cigarillos en el bolsillo delantero de su chaqueta. Cuando Graham había decidido ir a la exposición pensó que se encontraría con el mismo Damon de siempre, pensó que estaría besándose con algún chico en los baños y que le ofrecería un trío el cual Graham claramente se negaría. No sabía por qué, pero pensaba que ver a Damon besándose con otro chico le habría dolido menos de lo que estaba viendo en ese momento.

- Tal vez se pregunten que hay tras estas mantas -dijo señalando el cuadro detrás de él, el que todos estaban esperando, y fue ese momento en el que el tatuador volvió a prestar atención a lo que decía-. Yo... un día perdí a mi madre y decidí hacerme un tatuaje en su honor cuando aun estaba viva -se escuchaba dolor en su voz, no podía soportarlo-. Fue ahí donde conocí al tatuador que hizo mi tatuaje y el cual fotografié cuya obra está acá detrás. Al principio creí que era lindo, pero jamás creí que algo sucedería entre nosotros. Pero me equivocaba, por supuesto, porque la vida se diseñó para demostrarnos que estamos equivocados la mayoría del tiempo. Él me abrazó ese día, y era la primera vez que lo hacía desde la muerte de otros familiares. En realidad, era la primera vez que alguien me abrazaba de verdad en años. Estuve esperando para verlo durante dos meses, pero tenía tanto miedo a decepcionarme que no volví a verlo hasta que quise hacerme otro tatuaje. Lo invité a cenar, y descubrí que él era increíble, luego tuve miedo, pues jamás había pensado que alguien era lo suficientemente increíble para mí, así que temí estar cambiando. No sé como explicarlo, pero una de las cosas que más amaba en ese tiempo era a mi mismo.

Él estuvo en silencio durante unos segundos, y el tatuador pudo apreciar las pequeñas lágrimas que descendían por sus blancas mejillas, de quien tiempo atrás había sido su fotógrafo sin pudor. Pasó un largo tiempo antes de que Damon continuara con su discurso.

- Terminé rindiéndome ante el amor, y juro que fue la mejor elección que pude haber tomado en toda mi vida -y una diminuta sonrisa melancólica apareció en su rostro, fue como un pequeño recordatorio de lo que había sido pero ya no-. Él aceptaba mis locuras e intentaba entenderlas. Él amaba mi poco romanticismo y mis extrañas ideas, él ignoraba mi desorden y la persona que había sido en el pasado, y yo a cambio lo amaba como solo un unicornio puede amar a su dragón. Lo amaba tanto como solo un chico deprimido puede amar a su tatuador.

El chico del tatuaje; gramon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora