Capítulo 26

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Graham y él caminaron silenciosamente hasta el auto de Damon, no podía saberlo con exactitud, pues solo iluminaba al vehículo la luz de las farolas, pero Graham creyó ver que ya no había abolladuras o desperfectos en la pintura. Damon no le abrió la puerta, pero aún así Graham se deslizó adentro sin reclamar nada, no podía pedirle nada después de todo. Estaba destrozado, pero le sorprendió ver que el interior del auto estaba completamente limpio, sin restos de pintura ni envoltorios de comida chatarra, jamás en su vida había visto un auto tan impecable.

- ¿Es un auto nuevo? -preguntó Graham a Damon y éste solo lo miró con la sonrisa más falsa del mundo y negó lentamente con la cabeza.

Graham asintió lentamente y de esta forma empezó un viaje silencioso que los llevó al restaurante de siempre. Al llegar no se sentaron en el asiento de siempre, fue sugerencia de Damon, por cierto, y no parecía querer ocupar ese lugar para hacer cosas "malas".

- No tolero que me miren -soltó en un débil susurro.

Graham no dijo nada, pues el Damon de antes jamás habría dicho eso. Pidieron lo mismo de siempre, pero no a Jenna la mesera, pues seguramente su turno había terminado.

- Come un poco más -sugirió Graham al ver que su ex novio no había tocado casi nada del sushi, pero Damon nunca obedeció.

Graham simplemente hizo el resto de su comida a un lado, pidió la cuenta y se marchó junto al rubio.

- Debiste comerte eso, te enfermerás -dijo Damon.

- Tu también.

- Yo ya no importo.

Graham quiso gritarle en ese momento porque a él si le importaba su estado y salud mental.

Pero no lo hizo.

***

Como Graham había accedido a pasar el resto de la noche con él, Damon decidió llevarlo a su departamento. Durante el viaje ambos se permitieron hablar.

- ¿Hubo otros? -preguntó Damon suavemente cuando el semáforo se puso en rojo.

- No -respondió Graham medio confundido.

- Tu mereces ser feliz, Grem -le dijo con sinceridad-. Olvídame... para siempre, por favor.

- ¿Por qué me pides algo que no puedo hacer? -se negó Coxon, lo era porque Damon seguiría apareciendo, en su mente, en su corazón y en las exposiciones de arte.

- Porque me dijeron que sería imposible encontrar el amor de mi vida, pero de repente apareciste tú.

Graham no dijo nada en unos segundos y luego suspiró.

Supongo que debe ser frustante estar enamorado.

- Tal vez fuimos hechos para recordarnos -reflexionó.

Damon suspiró en el asiento del conductor, y por primera vez se quitó los lentes de sol y lo miró fijamente.

- Cuanto desearía que estuvieses equivocado -murmuró dándole un abrazo que tanto necesitaba.

Graham lo miró atónito y en los ojos azules del rubio no parecían haber ningún tipo de brillo.

- ¿Por qué me abrazas? -titubeó, no supo que más decir.

El chico del tatuaje; gramon.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz