Lo que no cuentan las chicas.

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El día era soleado, un feliz día de sábado que Ino no quería que llegara.
No es que odiara los sábados pero no podía verla, no podría escuchar su dulce voz aterciopelada por los pasillos.
No podía ver al amor que desde infante la había cegado, muchos pensaran que se trata de cierto integrante del Clan Uchiha pero estaban equivocados, demasiado equivocados.
La dueña de sus suspiros era una fémina de cabellos rosados que parecía odiarla con toda su alma, decían que el amor no se escogía pero ella creía que para cada persona era escogida otra mitad, si, Ino creía en el famoso hilo rojo que unía personas y pensaba que el suyo estaba ya unido.
Recordaba perfectamente como se conocieron y como ella inevitablemente se enamoro de esa sonrisa que la de orbes esmeralda cargaba.

– Sakura... –suspira la joven y toma su teléfono para ver la hora, ya eran más de la una del medio día, hoy estaba sola por lo cual era natural que sus padres no la despertaran.

De salva pantallas en el teléfono tenia una foto de dos niñas y un niño, eran Ino junto con Sakura tomando cada una el brazo de Sasuke, este parecía bastante avergonzado.

Uno de sus orbes azul celeste fue cerrado en símbolo de sopesar una idea, tenia dos opciones: 1, quedarse en casa aburrida y 2, salir a comer fuera pues solo sabia preparar dulces y eso no haría bien a su dieta.

Eres una gorda

Tales palabras atormentaban su mente, era un asunto infantil y no tendría que preocuparse por eso pero no podía evitarlo, era un asunto que sobrepasaba su mente y la dejaba sin poder argumentar algo en contra de ello.
Sentía que cada kilo que tenía pesaba más de la cuenta y no podía evitar sentirse asquerosa, sentir que por mucho que se esforzara no era hermosa y Sakura no la querría por no serlo.

Eres una cerda, Ino.

Esas palabras provenientes de Sakura causaban que Ino se sintiera verdaderamente asquerosa, que fuera inevitable acudir a nutricionistas, hacer ejercicio hasta el limite y privarse de comidas que con su peso actual podría permitirse, todo por amor se decía la joven.

Dio una patada a la sabana para apartarla de su cuerpo, dormía con un seductor camisón de seda blanca.
Le agradaba poder ser provocativa hasta durmiendo, intentar tener la seguridad de que era hermosa incluso sin proponérselo.
Una vez levantada y con las zapatillas puestas es que va hacía el baño, tras arreglarse rápidamente con unos jeans claros cortos y con una camiseta que enseñaba su vientre de un grupo de rock, no duda en salir por el teléfono, y de paso, sacarse algunas selfies para Instagram, adoraba el poder enseñar al mundo lo hermosa que era.

Tras mandarle mensaje de buenos días a su mejor amigo Sasuke es que sale de casa, hoy sus padres no estaban así que dejo una nota donde explicaba a donde iba o donde quería que ellos pensaran que iba.

Hace poco y gracias a Sasuke y Karin había conseguido aprobar un examen muy difícil y por ello sus progenitores accedieron con el regalo que llevaba tiempo deseando, un conejo, lo cierto es que amaba los conejos y por ello desde pequeña había deseado uno mas siempre recibía negativas por parte de los mayores lo cual nunca la desalentaba en su objetivo, solían decir que era persistente con lo que quería.

Sale de su casa con un suspiro, guarda las llaves en el bolso y saca su teléfono, desliza su dedo para acertar el patrón de desbloqueo, tras acceder a contactos busca un numero en concreto, pulsa el numero y tranquilamente se pone el aparato en la oreja.

  – ¿Ino?  – fue la voz calmada y sin aparente sentimientos que contesto a su llamada.

  – Sai cariño~ ¿Hoy tienes planes? –cuestiona la fémina sin dejar que se notara que deseaba tener compañía en fechorías donde Sasuke no podía acompañarla.

  – No, no tengo nada programado para hoy ¿Empezaremos con el plan conejito rosita hoy? – tras estas palabras dichas con toda la seriedad del mundo la joven no puede evitar ponerse a reír ante el nombre de la operación.

  – ¿Conejito rosita?¿Qué clase de nombre es ese? – pregunta aún riéndose mientras caminaba pues en la estación de tren estaba lejos de su casa y necesitaba ir al centro.

  – Es lo mejor que se me ocurrió, lo siento – dijo el joven con cierto apesadumbramiento puesto que su nombre para la operación que llevarían a cabo era desastroso no estaba acostumbrado a este tipo de asuntos.

  – No pasa nada, es divertido, me gusta– dijo con una sonrisa en sus belfos pintados con glos transparente, era el único maquillaje que se ponía pues consideraba que su mirada era preciosa sin maquillaje de por medio.

 – Me alegra que te guste – le dijo sintiéndose en su voz un matiz alegre, tal parecía que podía mostrar sentimientos ante la situación.

  – Ya estoy en la estación de trenes, en diez minutos nos vemos – dijo la joven y por ello no tarda en despedirse del joven y colgar para esperar al tren que la llevaría al centro de Konoha.



  ---- Notas del autor ----

Bueno, tarde mucho en actualizar y me disculpo pero mi ordenador se estropeo y no pude actualizar antes, espero que os guste.

Dejen su comentario, eso me motiva a continuar y nos vemos en la próxima actualización.

Corazón de tinta (SasuNaru | Omegaverse)Where stories live. Discover now