Capítulo 5: Debería ser yo.

139 12 0
                                    

Debería ser yo.

Debería ser yo.

– ¿Char? –murmuró con voz temblorosa y con cuidado se apartó de mí–. Mierda. 

Me removí abriendo mis ojos. Él en seguida me prestó atención y sus ojos se encontraron con los míos. Me senté intentando sacar la incomodidad del ambiente, pero para mi sorpresa él sólo sonrió y no sólo eso sino que me volteé a mirarlo cuando escuché su risa. 

–Debí haber sido un desmadre –rió y mi alma volvió a mi cuerpo. –Me hubieras pegado una cachetada, amigo. 

Tragué saliva, intentando fingir que nada había pasado cuando, por Dios, ¡nada había pasado! 

– ¿Crees que no lo hice? –arqueé mi ceja, intentando aligerar el ambiente–. Estás en lo cierto, yo no lo hice. 

Reímos y él se puso de pie, tocándose la cabeza con una mueca de dolor. 

–Gracias, Char –me miró con ojos alegres y sentí una presión extraña en mi pecho. Me gustó esa sensación–. Eres el mejor amigo que alguien podría tener. 

Auch, golpe bajo. 

Sonreí con mis esperanzas rompiéndose una por una. Era un halago, un halago que se sintió como el peor insulto existente. 

–Falon no puede verme así –bufó mientras se tapaba el rostro con las manos y se agachaba un poco, apenado. 

Y si pensaba que eso había sido duro, la cosa empeoró. Tragué saliva. 

– ¿L-las cosas van bien? 

Él vaciló. 

–No tanto, ella cree que porque no le agradas yo voy a dejarte. 

Hice una mueca. A decir verdad, me gustó escuchar eso. ¿En serio ella era tan desconfiada, insegura, ingenua y torpe como para pensar eso? Ese sí era un halago. Reprimí una sonrisa, sintiéndome culpable por mi felicidad. 

–Ella sabe lo mucho que vales para mí, Char. Ha estado muy susceptible desde esa noche. 

Mi sonrisa debió haber sido radiante porque él me miró contagiado de mi alegría, extrañado por mi reacción. 

–¿Por qué sonríes? –me preguntó soltando una risita. 

–Es que –dije con mis labios estirados en esa amplia sonrisa que me era imposible borrar–, es lindo que... Que ella crea que valgo tanto para ti. 

Él se sentó a mi lado, negando con una cara impresionante de tonto que me daba felicidad. 

–Ni se te ocurra desarmar esta relación, eh. Me costó mucho ganármela como para que la arruines –rió y mis oídos ardieron. –Pero, lo vales, Charlie. No lo dudes. Eres mi mejor amigo y no dudes que por ti la dejaría a ella.

– ¿Qué te pasa, Abad? Has estado desaparecido últimamente. 

Sonreí.

–Supongo que sí, pero volví y estoy dispuesto a hacer de sus vidas miserables. 

Los chicos soltaron unas carcajadas y me miraron con unas expresiones raras en su rostro. Era algo así como excitación. 

–Tenemos una sorpresa que darte –anunció Luke. 

Fruncí el ceño. 

–¿De qué va? 

–Bueno –habló Gerry–, creo que vas a estar interesado... 

– ¡Es muy bueno! –exclamó James con arrugas en sus ojos por su sonrisa enorme, con un deseo de anticiparme de una vez por todas una parte. 

–Ya, mierdas. ¡Díganme qué es! 

Amor súbitoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu