CAPÍTULO 2

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La vida de JongIn se empezó a complicar desde la muerte de su esposa

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La vida de JongIn se empezó a complicar desde la muerte de su esposa. Y es que él se culpaba cada día desde el fatídico fallecimiento, esa impotencia que siempre lo perseguía por no poder haberla ayudado cuando más lo necesitó. De no haber podido cumplir con su promesa de protegerla y amarla por el resto de su vida.

Aún puede rememorar la fatal noche de manera tan nítida que percibe con sencillez la agonía y el sentimiento de haberlo perdido todo. En ese entonces, su hijo únicamente tenía seis meses de nacido. Su compañera, Kim JiSoo, le había avisado que iría al río ya que quería lavarse, le hizo una invitación para que fueran juntos, pero JongIn cometió el error que hasta el final de sus días le oprimiría el pecho, se negó, y por una estúpida razón: Cansancio.

Se encontraba fatigado y de mal humor por haber hecho guardia de pie en la frontera, bajo el intenso sol por más de nueve horas seguidas; por lo que declinó la oferta a pesar que sabía muy bien que era la oportunidad para que ambos tuvieran un momento íntimo entre ellos dos, pero sinceramente, con la mala energía que traía encima solo deseaba descansar.

Ella no le reclamó nada porque entendía perfectamente su estado de ánimo, y aparte que él no estaba acostumbrado a esos trajines, antes de conocerla, él era un simple curandero, pero cuando se enamoraron, su padre le decretó que ella no podía contraer matrimonio con un ser tan débil e insípido, por lo que JongIn se metió a ser guerrero, solo para poder estar con ella y que su padre no dijera algún pero.
Por lo que no le insistió pese a que extrañaba el contacto físico con su pareja, solo se fue, y no regresó.

JongIn se quedó dormido de inmediato, pero en medio de su somnolencia se giró y notó que tenía más espacio de lo normal. Palpó la zona y no había otro cuerpo. Inmediatamente sus ojos se abrieron, JiSoo aún no llegaba.

Sin pensarlo, cogio su lanza, calzó sus viejas sandalias, y antes de salir le dio un vistazo a su hijo, el bebé seguía durmiendo en el pequeño corral que le había construido. Salió a todo paso de su hogar para buscar a su esposa. La visión no le ayudaba en absoluto, veía casi negro, solo la luna lo alumbraba, pero lo único que tenía a su favor era que ya conocía el camino hacía el río. Gritaba el nombre de la mujer, pero no recibió ninguna respuesta.

Llegó al río y no había señales de JiSoo, por lo que registró los lugares cercanos. Y la encontró junto a un tronco.

JiSoo estaba muerta.

Los ojos de JongIn se llenaron de lágrimas y trastabilló hasta al cuerpo para examinarla. Se tropezó con una roca y cayó de rodillas junto a ella, no lo podía creer. En la pantorrilla desnuda de ella, habían dos minúsculos agujeros, era la mordida de una serpiente, y al ver como la piel de la pierna se le había cangrenado debía ser la temible Taipan, que con solo una mordida podía paralizar a un ser humano en cuestión de minutos. La mujer seguía con los ojos abiertos, ella dio su último aliento mirando el cielo, pidiendo a los dioses que fueran misericordiosos y le permitieran entrar al nuevo mundo.

Mundos Distintos [KaiSoo] Where stories live. Discover now