CAPÍTULO 4

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KyungSoo corrió a través de la maleza con rapidez, procurando que el envase no se agitara demasiado en sus manos por cada paso que daba

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KyungSoo corrió a través de la maleza con rapidez, procurando que el envase no se agitara demasiado en sus manos por cada paso que daba.

Visualizó la carpa de emergencias y se adentró sin razonarlo. Los primeros destellos del amanecer ya se estaban dando en el cielo.

Se quedó inmóvil cuando notó al comandante Kim Junmyeon sentado en esa incómoda silla individual al costado de su primo, parecía que se encontraba cuidándolo, y eso trastocó ya que siempre había pensado que el líder del campamento no se llevaba bien con nadie, parecía un ser distante y frío con todos. 

Cuando el hombre uniformado deparó en su presencia, se levantó de golpe del asiento de fierro en que se encontraba sentado. Pestañeó varias veces totalmente sorprendido, parecía que las palabras se le mezclaban en los labios.

— ¿D-dónde estaba, doctor?

El médico, inconscientemente, escondió la botella que le había brindando el salvaje detrás de él y  simuló el semblante más calmado que pudo adoptar su cara.

—Salí en busca de Eucalipto, para poder hacer un brebaje y desaparecerle la fiebre.

A Junmyeon la expresión de desconcertación se le desapareció y luego lo observó unos segundos quisquillosamente, pero KyungSoo no se doblegó. Le devolvió la acción y mantuvo la mirada firme todo el tiempo, para que no sospechara que estaba mintiendo.

Finalmente, el comandante retrocedió unos pasos para que el médico pudiera acceder al hombre enfermo. KyungSoo no se movió ni un milímetro, pero contempló a su familiar desde la distancia, SeHun se encontraba somnoliento, tenía los labios resecos y el torso desnudo, las piernas estaban cubiertas por una delgada sábana; su respiración era calmada pero lucía un gran malestar de cuerpo.

—Creo que le vendría de maravilla ese brebaje que dice que fue a buscar.

El médico notó ese minúsculo deje de sarcasmo de la boca del otro, pero decidió ignorarlo.

Junmyeon se agachó para sacudir la tierra de las puntas de sus botas y el bajito aprovechó ese instante para esconder debajo de la tela de la camilla la botella el brebaje. Cuando sus manos ya estuvieron libres, se sintió más aliviado.

— ¿Y cómo le disminuyó la temperatura?

Junmyeon se reincorporó y sus ojos fueron al soldado abatido de la cama.

—Le coloqué paños fríos en el pecho, pero cuando sentí que su calor era como el mío, dejé de hacerlo y le dije que se durmiera.

KyungSoo asintió al tiempo que posó sus manos en la frente y cuello de su primo. Aún seguía tibio, pero ya no estaba como antes.

—Te debe doler la cabeza.

—Como no tienes idea... —susurró el menor con los ojos cerrados. KyungSoo parpadeó perplejo y SeHun abrió sus cuencas de manera cansada, en serio de sentía desgastado —Al fin llegas...

Mundos Distintos [KaiSoo] Where stories live. Discover now