Angel

89 30 0
                                    

Ella está ahí, ajena a mi mirada, sin percatarse de que la anhelaba con cada respiración, sin prestarme la más mínima atención.
Su pómulo era tan suave, cuando me saludó, Dios bendito, era como tocar el cielo con las manos, en cierto punto me desespere.
La miraba era capaz de hacerlo, y la furia me recorría el cuerpo. No podía amarla como yo lo hacía y creo que nadie pudo.
La evitó lo más que puedo pero ella siempre vuelve de alguna forma. Y tienen que ver su sonrisa, ¡Demonios! los Ángeles estarían celosos de que algo es más perfecto que ellos y sin importarme de que jamás pose su hermosa mirada que me derretía por dentro, podría seguir amándola porque aunque quisiera no la puedo olvidar y siempre quedará en mi memoria y en mi ser. Porque ella de alguna manera me marcó para toda la vida.
Porque ella es el ángel. Mi ángel.

PoesíaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant