Poesía

inevitables II

Te juro que sos hermosa.
No hermosa, sino perfecta.
No perfecta, sino única.
No única, sino inigualable.
No inigualable, sino simplemente vos.
Porque sos la rosa entre medio de las espinas y el ángel entre medio de demonios.
Porque ella simplemente es por la cual se siente la diferencia cuando falta de otro de mis poemas.
Lo intente pero fue inevitable.
Me gustaste.
No te olvide.
Y claramente tu rose es el mejor de todos.
Porque se me herizo la piel cuando lo hiciste, pero ruego porque tus dedos no acaricien mas mi piel, porque no lo soporte en ese momento y tampoco después.
Sinceramente tus movimientos son espectaculares. Tu manera de mover tus caderas y sin darte cuenta dejas un sendero de colores, que al ir caminando se van borrando.
La sonrisa ridícula que emana de mis labios no la soporto.
Pero a vos te gusta jugar.
Y reírte.
Disfrutar desde luego que si.
Pero yo disfruto viéndote.
Y me conformo estando a un lado de tu sendero de fantasías.
Tan inconsciente y desinteresada.
No te das cuenta de lo que producís.
Solo eres la inevitable de mis palabras.
Y quebrantas barreras.
Las de mi mente digo.