XVI

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Mantuvo a distancia a su hermano y a Todo sabio, no quería saber nada de los dos, no siquiera quería verlos. Sólo se sentaba en la comodidad de su sillón, rodeado de oscuridad y frío. Necesitaba pensar muy bien el siguiente paso: ¿qué haría?

Hacer una alianza con la bruja no iba a ser tan malo como se piensa. Si ella consumía el Lahaaim, se volvía más poderosa, lo suficiente para regresar a Elián de su exilio y cumplir con su palabra. Pero, si él consumía el Lahaaim, sería invencible. Necesitaba saber cómo ella mataría a Lahaaim, al final de cuentas, si se va Lahaaim, se muere Gislena. Ni quería que fuese dolorosa la muerte de Gislena, creía que nadie merecía morir con dolor y agonía.

—¿Haz estado pensando?

Apareció esa voz cautivante. Elián suspiró profundo. Él sintió unas manos recorrer su pecho y la respiración en su nuca.

—¿Cómo la matarías?

Cuestionó seco, pero con un toque de preocupación por Gislena.

—El collar de la muerte. Absorbería el alma de Lahaaim.

Respondió con sinceridad.

—¿Le dolería?

—Sólo un pellizco. Sentirá su alma desprenderse de su cuerpo, es un ligero pellizco, después caerá en su muerte.

Él la miró de reojo y se frotó sus manos.

—Si yo accedo, ¿qué seguridad tengo yo de que no me vas a fallar?

La hechicera sonrió y se apareció enfrente de él. Podía decirse que el aspecto físico de ella no era feo, era realmente hermosa con unos ojos cautivantes. Antes sí era espantoso su aspecto, cuando Elián fue a defender a Gislena del acoso de la bruja.

—No te fallaré.

Le plantó un beso en la comisura de sus labios, haciendo que estos quemaran internamente. Un ligero ardor sintió en el corazón y la miró desconfiado. Ella sonrió y tomó su mano.

—Es mi pacto sellado, no te asustes.

Desapareció de la habitación como humo. Elián frotó su pecho del lado izquierdo y se quedó pensativo ante la situación pasada.

Después de días desaparecido, Elián se presentó en la empresa de Iren. Su look era diferente, más fresco y de chico malo sin dejar a un lado su esencia cautivante. Venía tomado de la mano de Fraidh, como si fuesen pareja. Benjamín no pudo evitar mostrar su cara de sorpresa. Gislena se apareció en ese preciso instante y vio la escena; se podía sentir su corazón roto reflejado en su rostro. La verdad ahí es que Gislena sentía algo por él; tanto tiempo conociendo a Elián, profundizando en su vida, acompañándolo y siendo él quien la salve de todos los posibles accidentes que nunca la tocaron, ella se había enamorado.

Vio a la chica, tan linda y bien vestida, parecía modelo con sus piernas largas y atractivas. Gislena los siguió con la mirada, ambos dirigiéndose al elevador. La puerta se abrió apenas se acercaron, como si los estuviese esperando, entraron y esperaron a que las puertas se cerrarán.

Gislena corrió hacia el otro elevador, su curiosidad iba más allá de sus limitaciones y sus celos también.

Fraidh y Elián entraron a la oficina de Iren, este al verlos se sorprendió. Después de tantos días, vio a su hermano menor, más fresco que nunca.

—¡Elián!— Se levantó de su asiento.—¿Dónde es...?

Fue interrumpido por Elián.

—Renuncio.— Comentó con rapidez.— Mi plan es diferente, no quiero volver a verte y mataré a Lahaaim como había dicho antes.— Aquello aterró a Iren.—Cuando sea poderoso, me encargaré de lo que me hiciste, Rey de todos definitivamente morirá.

ELIÁN [Libro 1]Where stories live. Discover now