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"Eres mío."

Mis suspiros me presionan por lo que no puedo dormir

Mi corazón vacío me llama idiota y dice: 

"¿por qué ni siquiera puedes llorar cuando estás sufriendo?"

...

.....

.......

-Ven aquí, gatito, no puedes escapar de mí, ven aquí estúpido niño o será peor para ti-. Una aterrorizante carcajada limpia salió desde el fondo de su garganta mientras aquel pequeño niño rubio de ojos bonitos, asemejándose a un pequeño zorrito albino, salía de su escondite, caminando hacia aquel hombre que tanto terror le tenía, a paso lento ligeramente temblando de miedo.

Las lágrimas recorrían sus mejillas rosadas, su cara bonita le había dado una mala jugada, pero, que iba a saber ese pobre niño sobre malas o buenas jugadas si apenas sobrepasaba los cinco años, pobre criatura.

-No me haga daño, por favor-. El pequeño bajó la mirada mientras pronunciaba aquellas palabras en un susurro apenas audible, intentado mantener el control. Aquel hombre sonrió de manera siniestra y se colocó en cuclillas, alzó la barbilla del pequeño y acarició su mejilla, casi logrando obtener la confianza del niño.

Pues pronto lo alzó en brazos y aun luchando, el pequeño apenas logro ganarse la furia del hombre quien lo mantenía prisionero. Aquel cruel hombre lo tomó de los brazos inmovilizándolo, el pequeño lloraba, suplicaba por su vida, pero lo que aquel hombre tenía en mente era otra cosa, una aún más cruel.

El lugar en el que se encontraban estaba en total descuido, lo tumbó de manera brusca sobre aquella sucia colchoneta, muy apenas el desamparado angelito pudo reponerse antes que aquel hombre comenzara romperle la ropa, el niño lloraba e intentaba impedir aquel macabro acto, el hombre perdiendo totalmente la paciencia golpeo fuertemente la mejilla del pequeño dejándolo sin fuerzas para luchar, el pequeño soltó un leve gemido ante el dolor, ni siquiera tenía fuerzas para llorar ya.

-Mi bello gatito, esto sería más fácil si al menos cooperaras manteniéndote obediente-. El pequeño, tendido en la colchoneta, soltó algunas lágrimas apenas lamentándose, estaba resignándose, su mamá no lo encontraría pronto. –Eres tan lindo, pequeño ratoncito-. Sintió como aquel asqueroso hombre acariciaba su pequeño cuerpo, se desbrochó el pantalón y tomando al pequeño, bruscamente le dio la vuelta importándole muy poco lo desgarrador de aquel acto, se introdujo en el pequeño botoncito.

-¡NO!-. Kibum gritó desgarradoramente sentándose en su cama, abrió los ojos soltando incontrolablemente las lágrimas, sollozando se abrazó a sí mismo, otra vez aquella horrible pesadilla lo atormentaba.

-Bum, ¿Estas bien?-. Preguntó su madre al otro lado al mismo tiempo tocando su puerta con desesperación.

Kibum secó sus lágrimas rápidamente, controlándose como si de algo pasajero se tratara, pasó el nudo de la garganta dolorosamente y se atrevió a contestar a su madre, su garganta ardía, solo quería llorar en la oscuridad de su habitación.

-Sí, madre, vuelve a la cama, estoy perfectamente bien-. Su voz tan fría como un glaciar, todo lo que había sufrido en su infancia lo había vuelto un chico distante, nada podía derribarlo ahora que sabía cómo mantenerse a salvo de todas las personas a su alrededor, nadie jamás en la vida le volvería a hacer daño. –Antes muerto, a que me hagan más daño-. Murmuró y abrazándose a sí mismo volvió a tirarse en la cama, no logró conciliar el sueño y tampoco tenía ganas de hacerlo.

REVIVAL (MinKey)Where stories live. Discover now