Capítulo 6.

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Hermione parpadeó pesadamente antes de conseguir enfocar su vista en la persona que dormía a su lado. Aguantó un jadeó al ver las marcas finas y rojas que bajaban desde sus omoplatos hasta su espalda baja. Se incorporó con lentitud y se cubrió el cuerpo desnudo con la sábana, salió de la cama llevándose la manta con ella y dejando a Draco completamente desnudo y boca abajo en el colchón.

Se encerró en el baño y suspiró cuando fijó su vista en su reflejo en el espejo. Sonrió orgullosa sin razón aparente y tras unos minutos se encontró metida en la ducha, dejando que el agua caliente relajase sus músculos. Cuando se estaba secando escuchó ruidos fuera del baño y terminó poniéndose la ropa interior y una bata sobre el cuerpo antes de salir para ver qué estaba pasando exactamente.

Sonrió una vez más cuando vio a Draco sentado en el colchón, de espaldas a ella, y pasándose una mano por el pelo revuelto. Cuando el hombre se giró en su dirección le dedicó una gran sonrisa y luego se levantó. Hermione agradeció internamente que el rubio se hubiera colocado el bóxer mientras ella se bañaba.

—Buenos días, morenita —saludó el mafioso.

—Buenos días.

El hombre se acercó en pasos rápidos y le robó todo el aire en un beso demasiado húmedo y lascivo para las horas que eran. Hermione apoyó sus manos en el pecho caliente del otro y empujó hasta que consiguió separarlo de ella.

—No te pases, imbécil. —Draco arqueó una ceja—. Y báñate, que apestas a sexo.

—Hasta hace unos minutos estabas igual, morenita —replicó el rubio—. ¡Además que apesto a buen sexo! —gritó antes de entrar al baño.

—Imbécil —murmuró Hermione e ignoró lo que dijo el hombre desde el cuarto para ir a la cocina.

Sacó la leche de la nevera y los cereales de uno de los armarios. Sí Malfoy pensaba que le prepararía un súper desayuno o algo por el estilo la llevaba clara. Ni si le daba bien cocinar, ni tenía intención de hacerle algo más elaborado que leche con cereales. Tenía que sentirse agradecido de que preparase un tazón también para él.

Se sentó en uno de los taburetes de la cocina y encendió la televisión. Mientras tragaba la cuarta cucharada de cereales, sintió movimiento detrás de ella antes de que el rubio se sentase en el taburete a su lado.

—¿Leche y cereales? —cuestionó el hombre y Hermione lo miró de reojo.

—¿Alguna queja? —replicó y él negó con la cabeza.

—Nunca se me hubiera ocurrido un desayuno mejor.

Hermione ignoró la burla clara en su tono de voz y se terminó de comer su desayuno mientras veía las noticias. Cuando terminó se levantó y fregó su taza y su cuchara en el fregadero, se giró y miró a Draco con una ceja arqueada mientras él tragaba lo que tenía en la boca.

—¿Qué? —preguntó él y Hermione se aguantó las ganas de echarse a reír por lo surrealista que parecía esa escena.

Él, Draco Malfoy, uno de los mayores jefes mafiosos de toda Europa comiendo cereales con leche en su casa, vestido solo con sus bóxer y con el pelo completamente húmedo.

—¿Qué piensas hacer? —inquirió ella—. ¿No tienes ninguna reunión mafiosa a la que asistir ni nada por el estilo?

—¿Me estás echando?

—Estoy preguntando por tus planes —replicó—, pero puedes tomarte mi pregunta como prefieras.

El rubio alzó una ceja y luego sonrió. Se levantó con el tazón en la mano y repitió los movimientos que Hermione había hecho minutos atrás, luego se colocó delante de ella, acorralándola contra la encimera cuando estiró los brazos en su dirección.

Dark paradise [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora