Capítulo 9.

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Hermione tiene tres cosas claras en ese momento. La primera: ser la hija de uno de los mafiosos más poderos de Inglaterra es un peligro; la segunda: trabajar en el local dónde se reúnen los líderes de la mafia más peligrosos no es la mejor decisión del mundo; y la tercera: insultar y rechazar e insultar al líder de la mafia más poderosa de Europa no ha sido su mejor jugada.

...

El primer punto era, sin duda, una de las cosas que más le había condicionado en su vida. Después de todo, ¿quién tiene una vida normal cuando tu padre es Allan Granger y, a pesar de ser el mayor jefe mafioso de América, parece un niño de cinco años en el cuerpo de un señor de cuarenta y ocho?

Hermione suspiró con fuerza cuando vio a su padre completamente centrado en hacer un puzle de mil piezas sentado en el suelo de su casa. Habían pasado casi cinco meses desde que Draco y ella se habían acostado por primera vez, cinco meses desde que Malfoy y Granger habían firmado el contrato; cinco meses de los cuales dos se resumían en ver a su padre alojándose en su apartamento sin preguntarle nada.

Se giró y con pasos lentos llegó a la cocina, ladeando la cabeza cuando vio a Draco completamente centrado en los dibujos animados que echaban por la televisión; un tazón con leche y cereales a medio comer delante de él.

Suspiró una vez más y se sentó al lado del rubio, colocando su cabeza en el hombro del chico. En esos cinco meses había bajado sus murallas para permitirse conocer a Draco, aunque los comentarios pervertidos y las respuestas ingeniosas no habían faltado a lo largo de todos esos días. Había llegado a conocer al hombre detrás del mafioso y estaba segura de que estaba enamorada de él, de una forma estúpida e ilógica, contraria a su idea de no verse envuelta en la mafia más allá de las cosas de su padre. Pero las cosas no salen como uno las planea y ella llevaba casi cuatro meses y medio en una relación con Draco.

El segundo punto era, sin duda, también otra de sus decisiones más estúpidas. Es decir, ¿qué necesidad tenía ella de trabajar en un local así cuando su padre era jodidamente rico y encima se exponía a un peligro constante? Claramente era una mala idea, pero ella nunca había sido del tipo de personas que le gustase tener que depender de otros, y menos económicamente. Le había salido la oportunidad en ese bar, y a pesar de que su padre había montado en cólera, había aceptado igualmente y no tardó en acostumbrarse a ese estilo de vida, conectándolo sin problema con sus clases y su vida social.

Fue realmente impresionante que a pesar de estar más de dos años trabajando allí, no fuera hasta aquella fatídica noche cuando realmente llegó a conocer a Draco Malfoy (que se enteró después que era uno de los propietarios del local). Ron le había comentado en el pasado que el capo que guiaba a los títeres que veía día tras días entrando y saliendo del bar era una persona fría y despiadada, que no dudaría en matar a alguien de su propia familia si era necesario hacerlo. Ronald lo había dibujado como un demonio en su mente, y ahora que lo conocía parecía más bien un ángel negro y travieso. ¿Todos tienen sus defectos, no? Realmente Hermione se encontraba en la posición idónea para juzgar lo que hacía o debía hacer Draco. Después de criarse en ese mundo, era consciente de toda la mierda que había en él.

Y finalmente el tercer punto; cuando Hermione vio a Draco entrar en el bar aquella noche nunca se pasó por su mente que podrían terminar de la manera que terminó. Sin duda había sido divertido llevarle la contraria al hombre y demostrarle que el hecho de ser un mafioso no le concedía ningún tipo de beneficio para ligar con alguien. No al menos con alguien con dos dedos en la frente.

Es decir, ella se había enfrentado a él, lo había humillado, rechazado e insultado. El hecho de que Draco no le metiese un balazo ya era para celebrar teniendo en cuenta lo frágil que parecía ser la masculinidad del hombre en esos últimos años. Al contrario de lo que hubiera esperado, Draco pareció divertirse con la situación y así empezó su tira y afloja, ella siendo acosada por el mafioso y él siendo rechazado por la chica.

Era inverosímil como se había desarrollado todo y como estaba terminando. Su padre solo había sido un añadido a la ecuación, criticando su relación y sacando a relucir a su expareja en cada ocasión para recordarle a Draco que hubo alguien que, para su padre, era mejor para ella que el rubio. Pero como a Draco esas cosas le entraban por un oído y le salían por el otro tampoco había sido un gran problema.

Y ahora ahí estaba ella, observando a su padre destrozar el puzle por no conseguir la pieza que necesitaba y escuchando los gritos de Draco contra la televisión por no haber puesto más episodios de los dibujos a los que estaba enganchado. Se apretó las sienes y suspiró con fuerza. A veces, solo a veces, se arrepentía de haber comenzado a trabajar en aquel bar. Pero ese pensamiento desaparecía rápidamente cuando besaba al rubio o lo veía hablar con tranquilidad con su padre. Era ahí cuando se daba cuenta de que esas malas decisiones que había tomado eran, realmente, las mejores.

Dark paradise [Dramione]Where stories live. Discover now