¹ 𝐄𝐋 𝐀𝐑𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐆𝐔𝐄𝐑𝐑𝐀 ━━ Bucky Barnes

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CAPÍTULO 15

❝ NO ENTRAR EN PÁNICO ❞

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Tengo la teoría de que los sueños malos son como telarañas de todas las arañas crepitando espeluznante en todos los rincones de su mente, y su mente es como un laberinto que se va cada vez más haciéndose estrecho y asombrándome en cada esquina oscura y amedrentadora. El laberinto es hecho del miedo, para algunos son payasos en fila, para otras arañas grotescas, para algunas personas supongo que se hace del propio miedo. Como arena movediza, cuando más te mueves más profundo vas.

Las miles de historias que había oído cuando era niña en el consultorio de mamá ahora se confundían en mi propia mente. Por un largo tiempo me perdí en los laberintos ajenos, me hundí en problemas que no me pertenecían, eso duró hasta que entendiera mi propio miedo, hasta que encontrara mi propio bosque de telarañas que se estrecha. Las paredes de mi laberinto están hechas de sonrisas perdidas y una vida sacrificada, por todas las paredes todavía me veo una niña rechoncha caminando con su hermano esbelto en una zona de guerra. Las paredes pronto se pintan de sangre, intento correr de la onda roja que intenta ahogarme, aunque en ciertas partes del laberinto sea inimaginable hacerlo.

Al final siempre llego al mismo punto, hay una puerta, esta es metálica y helada, sé lo que voy a encontrar ahí. No quiero entrar por la puerta, pero no tengo elección, en la desesperación por huir del baño de sangre entro en la sala futurista donde hay un ataúd redondo ocupando la sala, la parte de arriba está hecha de vidrio, y en el extremo donde deben quedarse el fondo del ataúd, hay un panel de control con hilos coloreados expuestos. La sala es fría, y camino hacia el ataúd donde Dennis está acostado rodeado por un gas blanco que lo mantiene congelado, su rostro es el mismo de diez años atrás cuando murió, tiene labios carnosos y cara ovalada, como la mía. Pero sé que cuando él abra los ojos, sus pupilas son más cristalinas que las mías, son el verde que siempre quise tener, su piel está pálida al contrario del color habitual. Él no se despierta como espero que lo haga y me diga la clave para traerlo de regreso, él nunca despertó.

Despierto siempre como si nada hubiera pasado, sin un gran susto, sin saltar de la cama o algo parecido, sólo abro mis ojos y me quedo el resto de la noche mirando el techo y tratando de recordar los detalles, a alguna respuesta, al final de mi laberinto. En esas largas noches mi único confort es Ginger, que se me acurruca como una bola calentita y reconfortante, un hilo de realidad. Quería que él entendiera que es una de las mejores cosas que me sucedieron y cuán importante es para mi.

Bucky por otro lado cuando despierta generalmente se sienta en la cama, tratando de guiar su mente de vuelta a la realidad, algunas veces se despierta entre gritos y trato de calmarlo, digo que todo está bien. Él no me deja tocarlo, mucho menos que me acerque demasiado, cuando le pregunto por qué, él dice que tiene miedo de hacerme daño durante una crisis. Todavía no sé de qué se hace su laberinto, pero supongo que es de cuerpos de todas las personas que mató durante su vida, sospechando que sus almas todavía lo asechan. Entonces sonrío y digo que todo va a estar bien. 

Me voltee en la cama, podía ver su pecho subiendo y bajando conforme a su respiración lentamente, James tenía el hábito desconcertante de dormir sin polo.

Cuando despertó minutos más tarde, se levantó con un grito profundo y verdaderamente aterrorizado, rápidamente arrojé mi manta a un lado y me fui a su cama, me senté a la distancia segura que habíamos establecido.

—Bucky, todo está bien —Le dije, pero esta vez su mirada parecía distante y perdida, lo que era no usual en él, generalmente volvía en los primeros segundos pero esta vez parecía preso dentro de su cabeza, los ojos fijos en un punto distante.

Me acerqué a la zona segura, tocando sus hombros descubiertos, él se alejó de mis manos. Sus labios entre abiertos mirando la oscuridad a nuestro alrededor con respiración pesada, entrecortada, ruidosa. Una fina capa de sudor brotaba en su cabeza. —James, mira hacia mí.

— ¿Quién? —preguntó, alejándose e intentando levantarse de la cama, agarré su brazo tratando de hacerlo volver, sus ojos me evaluaron por un momento—. ¿Quién es usted?

Él estaba disociando, en aquel momento Bucky no era más él mismo, el verdadero James estaba en algún lugar perdido dentro de su propia mente. La disociación es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo, para preservar nuestra mente de algo, pero todo lo que pude pensar era: Si Bucky está durmiendo, ¿quién está aquí?

Me moví lejos, creando un espacio entre nosotros, no había lugares para que corra y esconderme si esto se tornaba peligroso. Pensé en el baño, donde podría arrastrarme con Ginger hasta que fuera seguro salir.

—Soy la doctora, ¿recuerdas? —Le dije cuidadosamente, y me pongo de pie.

Bucky se levantó del lado opuesto de la cama, hizo como si fuera a tirar su cabello hacia atrás hasta que noto que ya no tenía el cabello tan largo. Junté mis manos delante de mi cuerpo y mantuve mi pose seria, fácilmente quebrada por mi pijama verde del Hulk, si tan solo alcanzara mis gafas de lectura podría por lo menos intentarlo y no entrar en pánico—. Estamos aquí en un experimento social, usted debe acostarse ahora y aguardar mis instrucciones.

Apunte a la cama, dudosa.

— ¿Dónde están los aparatos? —preguntó, rehusándose a volver a la cama.

—Escondidos. Es un experimento de adaptación, necesitamos medir los niveles de stabiliendum en su organismo durante el sueño, y averiguar una posible narcolepsia o catalepsia y cómo esas alteraciones afectan su tejido cerebral, causando la pérdida de neurona, que causa la muerte cerebral —Todavía parecía confundido—. El dispositivo que va a medir los niveles ya está dentro de su organismo, usted los ingirió unas horas antes de dormir. Y le causó amnesia temporal, curioso.