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Soy Janette Hallow y soy una princesa. Sí, sí, una princesa, de esas que hay en los cuentos de hadas con corona y todo... Pero la verdad, todavía no sé qué estoy haciendo aquí. Yo no he nacido siendo de la realeza, ¡ni mucho menos! Todo empezó hace a penas un día.

Yo le estaba contando una historia a mi hermana pequeña, sobre un jardín mágico y un príncipe azul. Lo típico que le cuentas a una niña de siete años.
—¿Y el príncipe era guapo?— me preguntó con ilusión.
—Muy, muy guapo. Era de cabello rubio y ojos claros como los tuyos. ¡Iba en un bonito caballo blanco y vestido de armadura!— hacía gestos con las manos a medida que le explicaba; soy muy expresiva.
—¡Pues sí que era muy hermoso! ¿Y se quedó con la chica?
—Claro que sí, Alice— le toco la nariz con un dedo y ella sonríe.
—Aunque, él es un príncipe y, como dice mamá, si ella es solo una pueblerina, no puede casarse con ella.— mi expresión se vuelve un poco triste y le acaricio la cabeza.
—Claro, mi amor. Y ahora, a dormir.— le beso la frente. La arropo y me dirijo a la puerta.
—Janette.
—Dime.— le sonrío.
—¿Mañana podríamos ir a recoger flores?
—Todas las que quieras...— le apago la luz y cierro la puerta de su cuarto.
Me pone triste que mi madre le enseñe esas cosas a mi hermana. Como que las mujeres son inferiores o que alguien de la realeza no puede casarse con alguien que es "medianamente" pobre.
Voy a mi "cuarto", entre comillas, porque, básicamente, mi habitación es un colchón desgarrado en la sala de estar. No somos ricos, claro que no. En nuestra casa hay una cocina microscópica, la habitación de mi hermana, la de mi madre, un baño (lo suficientemente grande como para meter a un bebé y poco más) y la sala de estar... Esta última consiste en: mi colchón, una pequeña radio y un sillón. Bien, a lo que iba... Me echo un rato a leer en el sillón, con una sábana fina, aunque hacía frío –no por gusto, mi madre y mi hermana tienen todas las sábanas y edredones buenos–. Al poco rato, me quedé dormida, los cuentos infantiles de mi hermana no me hacían mucha gracia; aunque, me gusta leer y era lo único que tenía a mano...

Al día siguiente me despierta mi madre, tirándome toda su ropa sucia encima.
—¿¡Se puede saber qué haces?!— me despierto sobresaltada.
—Haz la colada, yo voy al bar. Luego acompaña a tu hermana a dar un paseo, pero antes, limpia toda la casa.— la interrumpo.
—¿Te parecerá bonito gastarte el poco dinero que nos queda en las apuestas del bar?— la miro enfadada, intento disimularlo; pero, ya dije, que soy muy, muy expresiva...
—Tu padre es el que trae el dinero a casa y haremos con él lo que queramos.
—¡Deja de decir eso! ¡Ese señor se fue hace mucho y no va a volver! ¡El único dinero que entra en esa casa es el mío; me estoy matando para que Alice tenga para comer y sea una niña feliz...!— me levanto. Mis ojos se vuelven llorosos.
Mierda, odio llorar frente a mi madre, empezará a llamarme débil o "niña de papá"...
—Si tú lo dices. Pero no te preocupes, a tu hermana y a mí, no nos faltará de comer.
—¿¡Y yo qué?!— tiro toda la ropa al suelo.
—Tranquilízate, ¿quieres? Eres una niña mimada, deberías estar agradecida de que te cuide.— se termina de maquillar. Le tiro el cuento de mi hermana a la cabeza y le consigo dar.
—¿¡Agradecida de qué?! ¡Si nunca me habéis cuidado!— aparece mi hermana por la puerta de la sala.— Alice....
—¿Qué pasa, mamá? ¿Estáis enfadadas?— pone cara triste y recoge su libro del suelo.—Os puedo prestar el libro si queréis...
—No, no, tranquila, mi amor.— me acerco a ella y me agacho para estar a su altura.— Vístete, que vamos a ir a buscar flores, ¿vale?
Le sonrío ampliamente y ella a mí. Me abraza y se va a su dormitorio.
—Largo.— miro mal a mi madre y ella se va. Me siento en el suelo y suspiro, echándome las manos a la cabeza. Apoyo la cabeza en la pared e intento regular mi respiración, para no llorar.
—¡Janette! ¿Nos vamos?— me sonrió ampliamente. Se había puesto uno de sus vestidos para ir a comer al campo.
—Claro.— me levanto del suelo, cojo mi chaqueta y nos vamos.

Vamos caminando por el pueblo. Yo saludo a todo el mundo con cariño, mientras agarro de la mano a mi hermana. Para ser sincera, casi todo el mundo nos conoce y sabe por lo que estamos pasando; con mi padre, con el dinero...
Aprovecho para ir al mercado y comprar algunas cosas.

—Janette...
—¿Qué pasa?— la miro sonriendo.
—¿Crees que papá volverá?— la frutera me mira con gesto apenado y yo, después de mirarla, miro a Alice.
—¿Por qué me preguntas eso?— le acaricio la mejilla.
—Porque escuché a mamá decir que iba a verse con él en el pueblo... Pero yo nunca le veo...— mi hermana casi se pone a llorar y la abrazo fuerte.
—No hagas caso a mamá...— le sonrío y peino su flequillo recto con la mano. Alice tiene el pelo cortado un poco más bajo de los hombros, castaño claro.
—Tomad, chicas. Para que os comáis por el camino. Invita la casa.— la frutera nos da dos manzanas.
—Muchísimas gracias.— le doy una a mi hermana. Yo no pierdo mi sonrisa, mirando a mi hermana.

Nos vamos al campo más cercano, una promesa es una promesa.
—¿Cuáles quieres buscar?— miro al rededor, hay muchísimos tipos.
—¡Busquemos rosas!— me contesta con ilusión.
—¿Rosas? Pero, Alice, sabes perfectamente que solo hay rosas en el jardín del castillo...
—Pero, yo nunca he visto una y bueno... Pensé que a lo mejor encontrábamos una...—  me agacho para estar a su altura.
—¿Sabes qué? ¡Vamos a buscar rosas!— ella sonríe, casi podría decir que tenía brillo en los ojos.

Nos pusimos a buscar. No encontrábamos nada, pero yo no me rindo. Encontramos flores preciosas: lisandros, violetas, crisantemos... Pero rosas, ninguna.

—¡Janette! ¡Mira aquí!— fui corriendo junto mi hermana.
—Has encontrado una... ¿La quieres?— ella asiente con la cabeza, sonriendo. Yo la cojo del suelo y se la doy.— En casa la meteremos en agua.
Le revuelvo el pelo y luego, ella intenta imitarme. Lo bueno es que, tengo el pelo muy corto, como un chico podría decirse, pero no esos típicos "pincho"; mi peinado es corto, pero... Joder, qué mal me explico. Espero que lo hayáis entendido, voy a seguir.

Volvimos a casa, cogí el único jarrón que tenemos, lo llené de agua y metí la rosa. Lo mejor de esta flor, era su color. No era rosa o roja, era azul...
Mi madre llegó al poco rato, borracha como una cuba.

—¡Janette, Alice!—fuimos a donde estaba ella.
—¿Qué pasa?—le pregunto, aun lejos de ella, agarrando a mi hermana para que no se le acercara.
—Voy a irme a vivir con mi novio. Se llama Marcus, es un amor de persona.
—¿Nos vas a abandonar? — preguntó mi hermana, triste.
—¡Exacto! Te quiero mucho mi niña, Alice, pero no soporto a tu hermana. Tan responsable y tan inútil a la vez...— mi hermana pequeña se puso a llorar.
—Mi amor, ve a tu cuarto un momento, por favor.— le limpié las lágrimas y me hizo caso. En cuanto se fue, le pegué una bofetada a mi madre.
—¡Si quieres irte, vete ya! ¡No te necesitamos aquí!
—Vas a hacer que llore la niña.— hace como si se preocupara por mi hermana.
—Es MI niña, yo me ocuparé de ella.— cojo su maleta y hago énfasis en la palabra «Mi».— Mete lo que quieras y en cinco minutos te quiero fuera de mi casa...
—¿Vas a echar a tu propia madre?
—Eras tú la que dijo que se quería ir. Adelante.— mi madre me mira con ojos como platos. Le pongo una mueca desagradable. Me voy al cuarto de mi hermana y me siento a su lado, en su cama.
—No estés triste, ¿vale? Mamá va a tener que irse por unas cosas, pero no te preocupes, porque...— me interrumpe.
—Ya sé que se va con si novio el del bar. Ya sé...que no te quiere, y tampoco a mí... Pero creí que estaría bien tener madre, aunque no tengamos padre...— abraza a su peluche favorito.
—No, cariño. No digas eso, yo soy tu madre, yo te cuidaré mucho. Y te estás portando realmente bien... Eres una niña de siete años, muy responsable y agradezco que seas tan buena.— la abrazo y ella corresponde.— Ahora ve a dormir, ¿vale? Se hizo tarde y mañana tenemos que ir al castillo, ¿recuerdas?
—¡Claro que recuerdo!— sonríe y se limpia los ojos. Se acuesta, yo le beso la frente y la dejo dormir.
Salgo del cuarto. Veo a mi madre irse, así que voy a su cuarto y me tumbo en la cama. Esa era la primera vez que dormía en una cama...

AGAIN [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora