-3-

18 3 1
                                    

Momo fue muy amable de hacerme el desayuno él mismo. No llamó a ningún tipo de sirviente. Fuimos a la cocina y se puso a hacer el desayuno para los dos. El desayuno más grande y maravilloso que jamás había visto.
—¿Todo esto es para mí?— miro todo mi desayuno, asombrada.
—Todo para ti, no pasa nada si no te lo comes todo.— sonríe y él empieza por un poco de pan tostado.
—Está bien...— cojo el zumo natural de naranja que Momo preparó. Le doy un sorbo.— ¡Pero esto es increíble!
—Supongo que te gusta.— ríe.

Me pongo a probar todo, desde el zumo, hasta las tortitas caseras... No termino de comerlo todo, pero pruebo gran parte.
—¡No volveré a comer en mi vida!— él ríe y recoge mi plato.

Desayunamos en la cocina directamente, así no tendríamos que llevar todas las cosas al gran comedor; que, según Momo, era casi imposible llegar a ese dichoso comedor.
—No hacía falta que recogieras mis cosas, pero gracias.
—Tranquila, princesa. Es lo menos que podía hacer.— sonríe con dulzura y deja todas las cosas en el fregadero. —¿Quieres que te enseñe el resto del castillo?
—¡Claro! ¡Eso me encantaría, Momo!
—Pongámonos a ello entonces.— sonríe.

Me va guiando por los pasillos. Me lleva por un montón de habitaciones hasta llegar al enorme jardín.

—Aquí es donde me gusta venir a pensar.— cierra los ojos y respira relajado.
—Lo entiendo, esto es perfecto. Y parece muy tranquilo.— nos sentamos en un banco de piedra.

Armin viene corriendo.
—¿Qué ocurre?— pregunta Momo.
—Han venido a verla, señorita...
—¿A mí? ¿Quién sabe que estoy aquí?— miro a ambos chicos, preocupada.
—Pues...a estas horas, ya todo el pueblo.— suspira el de ojos claros.
—Está bien...— ambos nos levantamos.

Vamos a la entrada principal, pero pasando antes a por mi hermana. Para mi sorpresa, encontrarme a mi madre.
—¡Janette! ¡Que ya todo el pueblo sabe que eres la princesa! ¿Cómo no me lo habías dicho?— me abraza y yo la aparto.
—No sé de que me hablas. Y tampoco sé quién eres.— la miro seria. Mi hermana se esconde detrás mía agarrando con fuerza mi camisa.
—¿Quieres que la eche?— me pregunta Armin.
—Pero hija, diles que soy tu madre. Deja que me quede a vivir contigo.— me coge del cuello de la camisa. Un pequeño flashback de mi infancia se pasa por mi mente. Un flashback horrible. Algo que una niña de diez años no debería vivir, ni nadie debería. La aparto.
—No sé de qué me hablas.
—Por favor, le pido que se vaya.— le pide el de cabello cobre.
—¡Pero si soy Meredith Hallow! ¡Soy la madre de Alice y Janette Hallow!— Armin la empuja poco a poco hasta la puerta.— ¡¿Vas  a permitir que me hagan esto?! ¡Janette! ¡Te ordeno que le digas que pare!

Otro flashback. Otro horrible flashback de mi pasado... Como si fuera ayer.
Mis padres discutieron muchísimo. Intenté esconderme, para que no me involucraran en ello; pero, mi madre me tiró al suelo y rompió el único muñeco que me quedaba desde pequeña. Yo tenía unos quince años.
—¡Recoge eso y levántate!— hice lo que ella dijo. Me cogió del cabello y empujó hasta la cocina.— Ahora tíralo.
También hice lo que ella dijo. Me dio una bofetada. Miré a mi hermana desde la puerta. Ella lloraba al verme a mí en el suelo.
—Ve a jugar, amor.— le sonreí con ternura.
—Pero...— la interrumpí.
—Hazme caso, por favor.— miré al suelo para que ella no me mirara, a punto de llorar. Se fue a su cuarto. Cerré la puerta de la cocina y miré a mi madre a los ojos.
—Te odio.— nos dijimos a la vez. Yo lloraba, sí, pero no dejaba de mirarla a los ojos con odio. Me volvió a pegar. Una y otra vez. Me hizo sangrar por la boca, por la nariz, por la mejilla; mi ojo morado; los muebles de la cocina manchados de mi sangre. Me dejó en el suelo, casi a mi límite.
—Limpia todo esto, mira como lo dejaste.— me tiró del pelo. Se fue de la cocina dando un portazo. La escuché hablando con mi hermana:
—¿Qué le pasa a Jani?— así me llamaba cuando era más pequeña.
—Está mala, déjala sola.— le responde, con la voz más falsa que he oído nunca.

AGAIN [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora