Teşekkürler

capítulo 11

— Si, si y si —otro beso se apoderó de los labios masculinos.

La emoción de Elizabeth era tanta que no paro de darle besos en toda la cara llenandolo marcas de pintalabios por todas partes, el se reía y le agradecía a Dios que ella aceptó.

— N-no lo puedo creer —dijo ella con la respiración agitada.

— No vas a creer la otra sorpresa —ella lo miro con una sonrisa confundida— Vas a tener que esperar un poco.

Al decir eso Meliodas salió del comedor y Elizabeth se habrá quedado unos diez minutos esperando y decidió ir a la habitación habitación. Estaba subiendo a las escaleras y habían algunas notas esparcidas por esta.

Si tuviera que morir y revivir por toda la eternidad, me gustaría que fuera contigo.

Esa frase le pareció confusa y siguió con la otra carta.

Te amo, te adoro y desearía poder frenar el tiempo para poder estar juntos eternamente.

Es frase le gustó, una sonrisa se posó sobre sus labios. No quería seguir leyendo, decidió ir a la habitación en donde se encontró con Meliodas, se acercó de manera lujuriosa, la agarró de la cintura y de la nuca para besarla.

Ella abrió su boca y dejó que el la explorará con su lengua, no habían tenido un beso tan íntimo desde el accidente. No pudo evitar pasar una de sus manos hasta su busto el cual acarició, pequeños gemidos se le escapaban contra sus labios al sentir como acariciaba su pezón.

— Te besaría ese hermoso cuello, después recorrería con mi lengua ese valle entre tu busto —le dijo recorriendo todo lo que mencionaba con su dedo índice— Acariciaria todo tu torso con lentitud —su voz era baja y llena de lujuria.

— Meliodas... —no pudo evitar gemir su nombre.

Deslizó su mano por su espalda hasta llegar a su trasero, ella se estremeció por la ligera caricia y se mordió el labio al sentir un pequeño pellizco. Intento separar de él pero la tomó de la cintura y la mantuvo firme contra su cuerpo. Su aliento se detuvo cuando Meliodas la miró, sus ojos brillaban atraves de la oscuridad. Sentía su centro húmedo, muy húmedo, lo deseaba demasiado.

Cuando le quitó la ropa para dejarla en bragas, sintió el suave rose masculino contra su busto. No podía evitar que la boca se le hiciera agua al verla así, tan sonrojada, tan caliente, se acercó poco a poco, saboreo y succionó una de sus tetas.
Un pequeño grito de placer se le escapó cuando la boca de Meliodas se cerró sobre uno de sus sensibles pezones mientras que con sus manos la tomaban del trasero y la apretaba contra su palpitante erección. Le acarició con la lengua su hermoso cuello.

— ..Ahh... —gimió cuando los expertos dedos de Meliodas acariciaron su intimidad.

Estaba perdido, amaba a Elizabeth. Sus labios hicieron un recorrido de húmedos besos desde su cuello hasta la boca de su estómago.
Gimió cuando el acarició con lentitud su húmeda cavidad.

— Estás tan húmeda —la empezó a acariciar.

— Si...si.. —Le dijo en un jadeó cuando sintió su lengua acariciar su intimidad.

Con su lengua acarició su botón de placer una y otra vez volviendola loca. La lamió, mordisqueo y succionó hasta hacerla alcanzar su punto más alto de exitacion.

— Meli...odas.. —jadeo mordiéndose el labio.

— Ah.. si.. —tomo su erección entre sus manos— Sos... Incre...ible —empezo a introducirse en su interior.

— Meliodas... —gimió al sentirlo dentro de ella.

— Shh —la beso con lentitud— Te amo —mordisqueo el lóbulo de su oreja— Acá voy —le advirtió para introducirse por completo.

Los gemidos de placer de ella lo volvían loco. Se empezó a mover más rápido mientras ella movía las caderas haciendo que el gruña de placer.

— S..si... Movete.. —le pedía contra su cavidad arrancándole unos cuantos gemidos.

— ¡Meliodas! —gimió fuerte cuando sintió el orgasmo azotar su cuerpo.

Al escuchar la manera en la que ella gritó se dejó ir. Con un gruñido, su semen se derramó dentro de ella, bañándola en una marea cálida.

— ...Ahh... Parezco fuente —la tomó de las caderas y la apretó contrajo a el dejando caer algunas gotas.

Ambos cuerpos calleron rendidos entre las sábanas de la cama quedándose profundamente dormidos. Ese fue el sexo más exitante que había tenido Meliodas hasta ahora.

— ¡Es enorme! —exclamo Diane al ver la sortija de Elizabeth.

— Me dijo que uso un poco de lo que le manda su padre cada mes —dijo sacando su celular— En una semana vamos a tener que viajar a Francia para darle la noticia a su familia —le mostró el mensaje que Meliodas le mandó hace tres dias— Aunque apenas se entiendo el francés —le confesó riendo.

— Me siento muy feliz por vos, de verdad —le dijo tomándola de la mano— ¿Cuando se lo vas a decir a tu mamá y tu hermano?

— No se —le contesto— Quizás... Mañana —dijo indesisa.

Diane la miro con confusión y dió un suspiro.

— Felicidades casanova —le dijo su mejor amigo— ¿Quien lo diría? El más antisocial de los dos se casó antes que vos —le dijo burlándose.

— Ya basta Ban —le pidió entre risas— Lo importante es que mi familia la conozca.

— ¿Para que? —le pregunto aburrido— De todos modos te vas a casar con ella.

— Si es verdad, pero tienen que saber, ¿No?

— No voy a discutir eso, cuando una idea de te mete en esa cabezota que tenés, no se sale por nada de el mundo —lo agarro de el cuello y le hizo un fosforito.

— Ya se que me querés, pero no en público —le comenta bromeando.

Estaban limpiando las mesas y llegan unos dos clientes, uno anteojos de sol y capucha y otro simplemente con anteojos. Meliodas fue a recibirlos.

— Buenas tardes señores, ¿Puedo tomar su orden? —una mujer abrió la puerta del restorán.

— Ah, creí que hoy terminadas temprano —dijo Elizabeth.

— En media hora termino, podés espérame allá —le señalo una mesa vacía y volvió con el hombre— Disculpe.

— No hay problema —contesto uno. Meliodas reconoció al instante esa voz.

Con toda la ira del mundo, le saco la capucha y los anteojos de sol.

— Maldito mal nacido —dijo rompiendo los anteojos.

Creado por Laura Ninche.

---------------

Nos estamos viendo la próxima 💝 chau.