❥ | ➳[GyuWoo]

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Las noticias sobre la Imprimación de SungGyu fueron tomadas bastante bien fuera del campus de la Universidad.

Fue hasta que varias familias de la Manada comenzaron a enviarles paquetes tres días después de la rueda de prensa que SungGyu se percató de esto. El primer paquete que recibieron había sido enviado por sus padres, y su contenido estaba lleno de dulces y golosinas – ¡Específicamente para WooHyun, SungGyu no los toques! como decía en la tarjeta adjunta – y un par de camisetas de pareja de parte de la tienda vintage que SungGyu solía adorar cuando era un cachorro. Terminó escondiendo los dulces de WooHyun (ya que el chico casi se los come todos de un sentón cuando SungGyu le pasó la caja), y dándole una de las camisetas, la cual WooHyun usa ahora para dormir todas las noches. La segunda caja venía de una familia de la cual SungGyu jamás había escuchado, y contenía otro osito de peluche idéntico al que SungGyu le había comprado a WooHyun. Adjunto venía una tarjeta explicando que el paquete era de parte de la señora quien le había vendido el oso originalmente, y WooHyun estaba encantado de tener una segunda inclusión a su colección.

La tercera caja traía, muy al pesar de SungGyu y la vergüenza de WooHyun, un collar de cuero, un látigo y lo que parecía ser un conjunto de lencería femenina. Ambos decidieron sellar la caja y esconderla en la esquina más profunda de su clóset, para que jamás fuera a ser abierta otra vez.

Con los paquetes vinieron también una montaña de cartas; cartas dándole cumplidos a SungGyu por su belleza natural y elogiando lo tierno que era WooHyun. También hubo cartas que alentaban a SungGyu a que se sintiera orgulloso. Había cartas dándole consejos sobre cómo complacer y cuidar de WooHyun. Había muchísimas cartas alagando a WooHyun por su valentía, y por desafiar a los reporteros y proteger a ambos de la arremetida de preguntas que SungGyu no pudo responder. WooHyun estaba bastante orgulloso de esas cartas e incluso pegó algunas de ellas en la pared del lado de su cama, leyéndolas y sonriendo cada vez que lo hacía. SungGyu pensaba que era tierno lo contento que se ponía WooHyun con pequeños elogios y cumplidos.

Sin embargo, dentro de las paredes de la Universidad Lupino, las noticias fueron tomadas de forma distinta.

SungGyu se dio cuenta del cambio al día siguiente de que la rueda de prensa saliera al aire. Cada mañana, mientras acompañaba a WooHyun para dejarlo en su clase, se encontraba con guiños coquetos y pequeños saludos de parte de Omegas que alguna vez fueron sus amigos. Honestamente, le resultó extraño y perturbador, pero prefirió ignorarlo. Sin embargo, esa sensación rara continuó cuando SungGyu corrió a sus clases de Alfa. En el momento que puso un pie dentro de su salón de siempre, se topó con un silencio absoluto, y cientos de ojos clavados en su descuidada figura. Se paralizó al principio, esperando que lo atacaran, pero sólo se encontró con ojos que lo veían cautelosamente. Asustado, SungGyu se apuró hacia su asiento y permaneció con la cabeza gacha por lo que quedaba del día, casi saliendo corriendo de clase en clase y pegándose a MyungSoo como goma de mascar.

Una semana después, y todavía no se sentía tranquilo.

—¿Podrías relajarte? —suspiró SungJong por milésima vez, volteando los ojos mientras partía su pollo—. Nada ha pasado todavía, Gyu. Estoy seguro de que vas a estar bien.

—Es que nada se siente bien —murmuró SungGyu en respuesta, levantando los hombros y picando la comida en su plato. WooHyun aprovechó para tomar una porción del germen de soya de la bandeja de SungGyu, tomando cosas al azar del plato del Alfa a su antojo.

SungJong suspiró pesadamente—. ¿Qué es lo que no se siente bien? ¿Las miradas? ¿El silencio? Gyu, debiste haber visto venir esto en el momento en que Imprimaste.

—¡Es que no entiendo por qué es tan importante! —suspiró SungGyu, encorvándose en su asiento y empujando su bandeja hacia la dirección de WooHyun, quien felizmente aceptó la comida—. Imprimé, ¿y qué? Es igual que una forma básica de Reclamo y Vinculación, ¿o no? Lo mordí, ahora es mío, gran cosa.