Verdadera Naturaleza.

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A la mañana del día siguiente, Yuusuke y los demás esperaban a Kurama en la puerta de su instituto ya que Koenma les dio la información de que Hoy seria la batalla definitiva entre él y el arcángel. 

  — Así que vinieron todos. — Suspiro el pelirrojo al observar a sus amigos en la entrada.

— Por nada nos perderíamos esto. — Afirmo Yuusuke.  

  — ¡Claro que no! Y si necesitas nuestra ayuda ¡Aquí estaremos!  

  — Gracias chicos, pero no se metan. 

—  De acuerdo. —  El campo de batalla se hizo presente, todo a su alrededor desapareció dejando solo al grupo de hombres junto con Botan.  Una luz se hizo en los cielos, flechas comenzaron a llover en dirección a Kurama, la cual esquivaba como si de un juego se tratase. EL arcángel se hizo presente.

  — Es injusto que no estés a todo tu potencial

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  — Es injusto que no estés a todo tu potencial.  — Una niebla se hizo notar, una niebla parecida a la que utilizo Ura Urashima en el torneo, ocasionando que Yoko-Kurama se hiciera presente. —  Ahora si.

  — Cometiste un error

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  — Cometiste un error. — Dijo el platinado. 

— Ya lo veremos. — Saco su arco y una flecha espiritual se hizo presente, comenzó a apuntar y disparar, una y otra, y otra vez... —  ¿HARÁS SOLO ESO? ¿ESQUIVARME? —Se detuvo. 

  — Anda, disparame.  —  La rubia comenzó a bajar. — Lo sabia, no puedes. — Comenzó a correr sin una dirección aparente. 

  — Tks... — Comenzó a perseguirlo.  Yoko-Kurama se detuvo de repente y con la ayuda de una planta que había aparecido se subió a la espalda de la criatura alada haciendo que esta perdiera el control, rápidamente saco su látigo de rosas y envolvió con él, las dos alas del medio teniéndola a su merced; esta cayo de rodillas por el dolor que esto le causaba.  El zorro blanco tiraba de su látigo causando lastimar la espalda de su contrincante. —  Anda, acaba con esto.... — Dijo entre gemidos de dolor. Yoko-Kurama camino hacia a ella, llevo su pie a su espalda y volvió a jalar de su látigo, acerco su rostro al oído de ella.

  — Me lo estas dejando muy fácil.  — Con un golpe destruyo el casco que cubrían sus ojos, jalo de su cabello hacia atrás y observo sus ojos... — Quita la niebla. — Le soltó el cabello, y desajusto su látigo. La rubia aun con dolor hizo caso a la petición del bandido, haciendo aparición al pelirrojo de ojos verdes. Se acerco frente a ella, le ofreció su mano para levantarse, esta simplemente lo empujo con fuerza, haciendo que este se cayera.

  —  ¡¿Por que?! ¡DIME EL PORQUÉ! — El pelirrojo se levanto y volvió a caminar en dirección al arcángel herido. 

  — ¿Quieres saber porque no puedes lastimarme? —  Llego hasta a ella, se arrodillo y tomo su mano empujando su rostro al de el, haciendo que sus labios se conocieran. Los chicos que estaban presenciando la batalla quedaron atónitos por la reacción que había tenido el pelirrojo ¿Se había enamorado de ese ser celestial?   —  Tu perdiste desde el momento en que te enamoraste de mi.

Lagrimas comenzaron a salir de los ojos celeste de la rubia, su nariz se torno roja, y su voz ardía por querer gritar; llevo su manos a su cabeza agarrando su cabellos, luego llevo su mano derecha al lugar donde estaba su corazón y esté dolía, ardía

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Lagrimas comenzaron a salir de los ojos celeste de la rubia, su nariz se torno roja, y su voz ardía por querer gritar; llevo su manos a su cabeza agarrando su cabellos, luego llevo su mano derecha al lugar donde estaba su corazón y esté dolía, ardía. 

  — Los seres celestiales tienen una sola diferencia con los seres humanos... y eso son los sentimientos. Tu te corrompiste al empezar a sentir esos sentimientos: envidia y celos de las otras creaciones de tu Dios. Amor, hacia un ser demoníaco. No te diste cuenta, pero eso ya te estaba envenenado el alma que te dieron.

  — Lo tenias todo planeado.... — Mas lagrimas comenzaron a caer. — La salidas, las palabras de apoyo, los detalles... Todo eso... Fue mentira. — Concluyo entre sollozos. Mientras las heridas del intento de arrancar sus alas sangraban. El pelirrojo se levanto, dándole la espalda. —  ¡Anda dime! ¡Quiero escucharlo! ¡Quiero escuchar que no sientes nada por mi! — Exigía aquel ser armonioso que aun seguía tirado en el suelo. El pelirrojo bajo su rostro mirando al suelo.—  Bien... No contestes. — Comenzó a intentar levantarse. — Y-yo... Te agradezco el tiempo que has pasado conmigo Ku... No, Shuichi Minamino.  — Suavemente se acerco a él, y tomo su mano pero no se conformo, lo abrazo por la cintura envolviéndolo con la poca luz que le quedaba, apoyo su cabeza en la espalda de él. — Es verdad, no puedo lastimarte... — Las lagrimas volvieron a aparecer. — Un ser como yo, se enamoro de un ser como tu... ¡Es absurdo! ¿V-verdad?... —Dejo caer los brazos que lo envolvían, se aparto de él, y con sus ultimas fuerzas despego fuertemente elevándose al lugar donde pertenecía para recibir su castigo, llevándose con ella el campo que había creado para la pelea.

El grupo se acerco a él. 

  — ¡Ahora ya no corres ningún riesgo! — Afirmo el pelinaranja.

  —  ¡Muy bien hecho Kurama! — Festejo Yuusuke dándole palmadas en la espalda.

  — Pero Kurama... — Agrego Botan observando el rostro decaído de él. —   Siento mucha pena por ella... ¿Realmente no sientes nada? 

  — ¡Pero que cosas preguntas! Kurama no piensa en esas cosas sentimentales ¿Verdad? — El pelirrojo levanto su vista.

  —  Es imposible no sentir algo por alguien con quien se ha compartido tiempo. Sin embargo, no puedo entregarle mi alma... Sino acababa yo esto, y ella se llevaba mi alma, se que alguien terminaría con ella. 

  —  No entiendo. ¿No habías dicho que la manera de derrotar a un ángel es hacerle sentir sentimientos humanos? ¿No fue así? ¿O entendí mal? —Dijo Confundido Kuwabara.

— Hay otra manera de vencer a eso seres... — Irrumpio Hiei.

— Así es...

— ¿Y cual es esa manera? — Pregunto Yuusuke.

— Arrancarle las alas.  —  Contesto Kurama. 


Saga: Fallen AngelWhere stories live. Discover now