22. Que nos sigan las luces

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Amaia se despertó cerca del mediodía. No había vuelto muy tarde del concierto, pero se había levantado para ayudar a Txus a preparar a Alfred por la mañana, asearlo y vestirlo. Después de ponerle el suero, Txus la había animado a volverse a la cama. Por ahora, Alfred solo ingería papillas a mediodía. El médico les había sugerido que empezaran una vez al día, y que el resto del tiempo le pusieran suero para que no se deshidratara y se aseguraran de que estaba bien alimentado. Porque, mientras aprendía de nuevo a mover la boca para que la comida siguiera hacia dentro, era probable que la mayoría acabara fuera...

Amaia se frotó los ojos y bostezó. Había disfrutado la noche anterior. Roi había conseguido que le dejaran cantar el Shape of you, y la sala se había venido literalmente abajo. La gente estaba emocionada de verla allí, y las redes sociales se habían llenado de tweets, hasta el punto de que #ShapeofAmaiayRoi se había convertido en TT nacional, después de diez años. Habían vuelto a pedirle autógrafos, y la cantante no se lo creía todavía.

Se levantó y fue a la cocina. Alfred estaba sentado en su silla, cerca de la mesa.

Soy de esas personas, que lo apuestan todo. Si nunca tener nada, sin nunca saber cómo. Somos la certeza de la vida. Esperando la salida, esperando la canción.

Amaia le pasó los brazos por los hombros y le dio un beso en la mejilla, apretándolo fuertemente contra sí, mientras deseaba los buenos días a Txus. Alfredo había salido a dar su paseo del mediodía, en el que aprovechaba para tomarse un vinito con los amigos.

Amaia se quedó abrazada a Alfred por detrás un rato, mientras olía el delicioso guiso que estaba preparando Txus. Alfred balanceó la cabeza hacia delante, y Amaia se fijó en que tenía el dedo índice de la mano derecha muy estirado, y daba golpes sobre la mesa que tenía delante, moviéndolo de un lado a otro.

Soy de esas personas, que lo pierden todo, sin nunca tener nada, callando y no saben cómo. Sanando las heridas de mi corazón, aprendiendo a calmarme la emoción

La chica se sentó a su lado y le preguntó que hacía, a lo que Alfred movió la cabeza hacia todos los lados. Amaia frunció el ceño. Estaba claro que quería decirle algo, pero ella aún no sabía el qué. Justo en ese momento, Txus le puso la papilla y el babero delante. Lo que fuera tendría que esperar para después. Había llegado el momento, y Amaia se alegró de no haberse vestido todavía, porque probablemente se pondría perdida...

La operación le llevó más de media hora, y tuvo que hacer buenos esfuerzos para no demostrar su exasperación a veces.

-Desde luego, te está sirviendo para coger experiencia -le comentó Txus, mirándolos desde el otro lado, mientras ponía la mesa para la comida.

-¿Experiencia para qué? -preguntó Amaia, demasiado concentrada en que la comida siguiera en la boca de Alfred.

Txus no respondió, pero Alfred emitió un brusco gruñido. Claramente, él lo había pillado, y no le había hecho gracia, así que Txus se abstuvo de dar más explicaciones.

Al acabar, Alfredo ya había llegado, así que comieron ellos, mientras Alfred seguía dando golpes en la mesa con el dedo. Nadie le prestó atención.

Destrozando la salida para ver que no es real, que no surjan los problemas, cuando calla la ciudad. Que nos sigan las luces, que nos sigan las luces...

-Alfred, ¿necesitas cambiarte? -le preguntó Txus, al acabar, cogiéndole la mano derecha.

Apretón. Es decir, había que ponerle un pañal limpio. El proceso había sido toda una odisea hasta que habían descubierto que, si alguien lo sostenía, podían cambiárselo mientras se quedaba de pie, que era mucho más fácil. Se lo llevaron al cuarto, donde había más espacio. Amaia tenía más fuerza, así que normalmente era ella la que lo sostenía en pie, y solo Alfred sabía lo que ella disfrutaba de aquellos momentos, porque era lo más parecido a un abrazo que recibía, con casi todo el peso de Alfred pendiendo del suyo. En momentos como ese, era más consciente que nunca de lo mucho que él la necesitaba...

Te presto mi vozDonde viven las historias. Descúbrelo ahora