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•QUINN WHITTEMORE•
Quinn salió de la escuela triunfante y con la cabeza en alto. Había conseguido entrar a las cheerios y su ponytail estaba en perfecto estado.Se veía mejor que nunca en su uniforme. Radiante, llena de vida.
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Salió en dirección a Dreams , uno de sus lugares preferidos. Era una pequeña y sencilla cafetería, que era atendida por Sookie, una mujer algo mayor y a veces su sobrino, que le parecía vagamente familiar.
Al entrar sonó la campanita de la puerta y vio que estaba todo vacío a excepción de dos chicas al fondo.
Sookie al verla esbozó una gran sonrisa y salió detrás del mostrador a abrazarla.
-Mira qué grande estás, también que guapa y ya tienes tu uniforme -Dijo la señora con una gran sonrisa, Quinn conocía a la mujer desde que tenía unos 9 años y sus padres comenzaron a ignorarla, a pretender que ella no existía. Sookie era la única persona que le había brindado amor fraternal, aparte de Jackson.
- Me da mucho gusto verte Sookie, estoy muy feliz por esto - dijo dando un brinquito - Estoy muy hambrienta, vamos voy a ordenar. - Dijo guiandola hacia la barra y la caja registradora.
- Oh no, no hace falta, alguien más pasó y dejó pagado tu frappuccino favorito con un post it rosa. - Exclamo con una amable sonrisa, con motivos ocultos.
Quinn fruncio el ceño, y le pidió a Sookie su café. Después de obtenerlo y despedirse de su amiga, salió de ahí con dirección al parque para leer el papel.
Quinn:
No creas que te acoso o algo, yo también amo ir a Dreams, es de mis lugares favoritos en toda la ciudad. Siempre que lo visitaba (que es 6/7 días de la semana) te veía ahí bebiendo un frappe de caramelo. Dejé pagado tu café preferido por que se que quedaste en el equipo. Felicidades cariño, sabía que lo lograrias. Así que disfruta tu café, esta vez yo invito.
Cuando sonríes haces que el sol lloré de envidia.
L.
No pudo evitar reír y pensar que la persona detrás de esto era algo cursi pero muy considerada, ¡ Le había dejado pagado su café! Quien quiera que fuera iba ganando puntos con ella.
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•ISAAC LAHEY•
- Ya puedes salir de tu escondite Isaac.
El chico volteó cuidadosamente hacia todos los lados posibles, queriendo estar seguro que no había muros en la costa.
Isaac trabajaba seis días de la semana en la cafetería de su tía Sookie, dónde se enteraba de muchos chismes acerca de la chica que le quitaba el aliento.
-Gracias tía Sookie, eres la mejor.
El muchacho le dio un fuerte abrazo a la señora que llamaba tía, su única familia. No vivía con ella, la pobre tenía un pequeño cuarto para ella sola en la parte de atrás de la cafetería. Es por eso que el vivía con los McCall, incluso veía a Melissa como su propia madre, ella le daba el amor que había anhelado toda una vida.
Sookie había aceptado ayudarle en su plan de conquista hacia la rubia, aunque para ella no era fácil de entender por qué Isaac simplemente no le hablaba cómo la gente normal.
-Sigo sin comprender este plan tuyo muchacho, pero bueno, te ayudaré mientras pueda.- le esbozó una sonrisa cansada.
Isaac le esbozó una gran sonrisa a su tía y siguió trabajando. Su mente volaba a diferentes lugares, uno de ellos en particular, su preferido.Sus recuerdos de Quinn, en la escuela, en la cafetería, en las competencias de los clubs a los que ella pertenecía. Siempre que pensaba en la rubia se quedaba soñando despierto.
Hasta que su tía le daba un zape, obligándolo a trabajar.
