Post it |(ISAAC LAHEY)|

you are a werewolf

• ISAAC LAHEY•

Había pasado1mes desde el incidente de Quinn en el hospital. Isaac no dejaba de enviarle notitas de amor, cada vez más abiertas y un poco descaradas.
No siempre las dejaba el, a veces enviaba a Amanda, Scott o Stiles para no levantar sospechas.

Scott y Stiles se dieron cuenta un día que entraron a su habitación sin tocar y vieron todo el reguero de post it.  Pero así era mejor, no levantaba sospechas.
Estaba seguro que ella no sospechaba absolutamente nada.

[•••]

Ese día, tenía clase de química con el Señor Harris, asignatura que compartía con Quinn. El hombre decidió hacer un cambio de parejas y el rezaba con todas sus fuerzas que le tocará un buen compañero.
Las veces anteriores había teñido compañeros bastante flojos o tontos, que al final del día no hacían nada y el hacía todo el trabajo.Y al parecer el destino había escuchado sus plegarias.
Una cabellera rubia se encontraba a su derecha, con un uniforme de porrista.
Su nueva compañera de banco era nada más ni nada menos que Quinn Whittemore.

•QUINN WHITTEMORE •

Whittemore encontraba bastante nerviosa al estar con el hombre de las notitas.
Ya había hecho su investigación, resulta que Ian Lowell tenía una novia de hace 3 años y el no la conocía, así que era opción descartada. Solo para asegurarse, hizo que Alissa le sacará la información a Stiles, ella sabía que la castaña de ojos azules gustaba del chico Stilinski y que de igual manera Stiles babeaba el piso por donde ella caminaba. Ella jugó de cupido con ellos, hasta que se besaron y Stiles confesó.

Isaac David Lahey era su enamorado.

Tenía planeado charlar con él, y el profesor arruinó sus planes al ponerlos a leer en total silencio.

• ISAAC LAHEY•

Sus garras estaban dentro de su suéter, se estaba descontrolando, jamás le había sucedido a él y menos de día. Reviso el calendario que había en el salón y sintió el impulso de darse una cachetada ya que hoy era noche de Luna llena, más todo resultaba tan extraño, la luna no había salido y el ya sentía los efectos. Busco a su nuevo Alfa con la mirada y se dio cuenta que Scott también estaba sufriendo los mismos problemas.

Sonó el timbre y salió corriendo hacia los vestuarios sin darle a Quinn la oportunidad de hablarle. Ella no se iría de la escuela hasta hablar con el, así que lo siguió hasta los vestuarios.

Entró, todo se escuchaba en silencio, escucho el sonido de las regaderas, dirigiéndose allí vio algo que la dejó sin aliento.
Estaba viendo a un hombre lobo. Isaac era un hombre  lobo.

— ¿Isaac? — preguntó con voz firme, no tenía miedo, el no la lastimaria. Ella sabía que Isaac la quería y no haría nada contra ella, no intencionalmente.

— Vete — masculló con voz ahogada — Soy un mounstro Quinn, te puedo hacer daño. Vete por favor. — suplicaba Isaac, el sabía que si la lastimaba jamás se lo perdonaría.

La chica dio pasos pequeños pero firmes y se sentó al lado de el chico, que de sorpresa no se alejó.
Acaricio su rostro, hipnotizada por la belleza de Isaac, hasta con mucho vello facial, sus garras, que no tenía cejas y ojos amarillos. Para ella en esos momentos Isaac era lo más perfecto y hermoso que sus ojos habían visto.

— No todos los mounstros hacen cosas monstruosas Isaac.

Siguió con sus caricias hasta que el volvió a la normalidad. El silencio que reinaba en los vestuarios no era incómodo, con sus ojos decían todo lo que su boca callaba. Quinn tenia su mano en su rostro ,el la tomaba, aferrandose al toque y la sensación calidez de esa misma.

Poco a poco sus rostros se fueron acercando, ambos ansiosos, habían esperado demasiado para ese momento.

El momento en que sus labios se encontraron, hubo fuegos artificiales, mariposas, felicidad pura.

Felicidad de un amor tan puro, tan sano, tan bello. Sus labios parecían estar hechos para besarse siempre. Podrían haber seguido horas, pero el timbre de fin de clases sono, haciéndolos brincar en sus lugares.
Ambos se levantaron nerviosos sin saber que hacer, la presencia del otro los abrumaba.

— Yo, yo creo que mejor me voy — mascullo Quinn con sus mejillas ardiendo. Pero los rinocerontes ya eran parte de su estómago. ¡Ese había sido el mejor beso de su vida!
Se dio la media vuelta cuando Isaac tomó su mano y la volvió a besar intensamente.
El quería asegurarse de que no estaba soñando, que esto realmente estaba pasando. Estaba besando al amor de su vida y no había mejor sensación que esa.