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La nieve rodeaba el santuario, pues la víspera de Navidad se podía sentir en todo Rodorio, pues antes las decoraciones habían hecho una ilusión al pequeño niño que vivía junto a Mu.
Kiki con tan solo sus ocho años, le preguntó con sus ojitos brillosos si ellos podía festejar dicha fecha. Pues para Mu ni ninguno de sus compañeros era emocionante, pues luego de meses de haber perdido a la mitad de sus compañeros, aquella fecha los habian llenado de melancólica, pero no podía negarle aquello a su pupilo, que una sonrisa le dijo que si.
Así en la primera casa se encontraba un pequeño niño lleno de emoción saltaba y corría por todo el templo, su felicidad se debía a que iría con su maestro a comprar un árbol para navidad.
—¿Compraremos un enorme árbol?
—Si Kiki , uno muy grande —respondía Mu a su pupilo mientras le prendía la chaqueta.
De alguna manera simple podía liderar con las insistencias del niño, incluso el mismo se llegaba a preguntar cómo hacia para tener aquella paciencia, Kiki no era un niño común, era inteligente pero muy insistente, con demasiada energía para su gusto, siempre preguntado o haciendo algo, era como una pequeña pulga, saltado de un lado al otro sin cansarse.
—¿Iremos a comprarlo donde está la chica que gusta de usted maestro?— preguntó con inocencia mientras jugaba con sus manos.
Mu al escuchar aquello lo miro confundido, sin entender muy bien a qué se refería, a veces antes las insistencia y su rápido hablar no llegaba a comprender del todo, su ceño se frunció sin saber extamente a que se refería el niño.
—¿De quien hablas Kiki? —preguntó con mucha curiosidad.
—De la hermana de Aldery, ___ .
Al decir aquello la duda de hizo presente en el jóven ariano, Era una joven de Rodorio, dueña de un negocio, no iba a negar que ante sus ojos era muy bella y que ___ era muy amable con ellos, pero nunca llegó a pensar que fuera porque sentía algo por el o que hubiera un coqueteo de su parte, volvió a mira al niño.
La imagen de la mujer se visualizo por su mente, aquella sonrisa amable y sus ojos grandes y curiosos, su voz era tan suave y delicada, ni hablar de su actitud encantadora, sus acciones amables y su generosidad.
—¿Por qué dices eso Kiki?
—Porque cuando fuimos esa ves para un regaló para el señor Milo, yo la escuché decir que usted era muy bello y respetuoso.
Al escuchar aquello un leve sonrojó apareció en sus mejillas, sus ojos se abrieron bastante, sintió nervioso ante las palabras del niño, como si no fuera capaz de controlar sus acciones una rosa nerviosa se escapó de sus labios, tratando de concentrase en seguir ayudando a subir la cremallera de la chaqueta de Kiki sin responder más.
—También le oí decir que usted son de los buenos hombres que ya no hay—Mu abrió mucho los ojos por tal sorpresa — ¿Señor Mu que es un semental?, porque Aldery dijo algo así.
