Capítulo 13.

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"—¿Que cuál es el problema?— Drácula repitió la pregunta. —El problema es que contaminan al resto con su forma de pensar y vivir—dijo mientras miraba a Tao que estaba al lado de Darius.

—¿De verdad cree eso?—preguntó Darius masajeandose el cuello.

Drácula lo examinó con la mirada, tratando de encontrar eso que a su hijo le llamó tanto la atención.

—Si—contestó.—Pero estoy dispuesto a acabar con ambos linajes si se quedan en mi tierra— gruño mostrando los dientes.

—Señor...— trató de interceder Eleia.

—¡No! Y si siguen insistiendo, les daré hasta las 5 p.m para que se larguen, me da igual como lo hagan, pero no les quiero volver a ver aquí!—

—Yo me iré— dijo Tao, la familia de Darius le miró al igual que Drácula quien le miró de pies a cabeza.

—Primero, quiero que me respondas algo.—le ordenó molesto mientras se acercaba a el.

—¿Realmente ete gustan los hombres?—dudó...dudó en responder, sabía que el mentir podría salvarlo de la situación, sabía que podría seguir viviendo ahí aunque fuera de una forma represiva he infeliz, pero al final...no lo hizo.

—Si— contestó sin vacilación alguna.

—Bien— dijo sin ni siquiera un dije de tristeza, más bien en su rostro se veía una sonrisa algo extraña— Te vas antes de las 5p.m— fue lo último que dijo antes de desaparecer."

Tao salió de su recuerdo dando un pequeño brinco en la cama, esos recuerdos no eran gratos para el, le trizaban lo que llevaba dentro, con cada repetición y le quitaban las ganas de seguir, se volteó en la cama hasta quedar mirando el muro en el que la cama topaba, suspiró y cerró sus ojos en el justo momento que su padre SuHo entraba al cuarto.

—¿Tao? ¿Estás despierto?— preguntó SuHo en un susurro. Pero Tao no respondió.

SuHo ingresó a la habitación y cerró la puerta con cuidado, para luego sentarse a los pies de la cama de Tao.

—Kim Zi Tao. Aún recuerdo cuando te recogimos—dijo en un susurro suave.—El día pareciera que se iba a caer, estaba repleto de nubes negras y hacía un frío de los mil demonios. Lay y yo solo pasábamos por ahí al querer volver a casa por un  rumbo distinto al de lo habitual. Y te vimos, en un callejón, temblando de frío, con tus pies descalzos, tu ropa gastada, tus labios morados y tus tristes ojos entrecerrados...Lay corrió a ti sin pensarlo dos veces y se sacó la casaca, te envolvió en ella, a pesar que te quedará algo pequeña y yo te llevé en mi espalda hasta nuestra casa...Lay estaba hecho nervios, que hasta olvidó su curso de primeros auxilios, que suerte que lo tomamos juntos, jeje— se rió suavemente aunque sin muchas ganas.— Entonces atendimos tus heridas, tanto antiguas como por el frío y hay comenzó todo...— una de sus manos se posó en uno pantorrilla de Tao y la acarició leve, mientras buscaba su rostro en la oscuridad.—Te cuidamos hasta que estuviste lo suficientemente fuerte y luego te adoptamos, jamás nos mencionaste a tus padres, lo que pasó con ellos, esperó que algún día nos digas hijo...— la caricia de SuHo se detuvo y le dio un leve apretoncito afectuoso a la pantorrilla de Tao.

Tao sólo se mantuvo en silencio mientras SuHo hablaba, tratando de seguir fingiendo que dormía.

—A lo que quiero llegar es que, te queremos, te amamos, te apreciamos, te adoramos. Sin importar la sangre, eres nuestro hijo, por que te ganaste un lugar en nuestro corazón, y si te regañamos, es por que queremos qué seas una buena persona, alguien respetable, alguien correcto...—SuHo dio un suspiro—Lo siento por regañarte, pero te amo y quiero que tengas un buen futuro— SuHo se puso de pie y sacó una frasada del closet de Tao para taparlo. Y se volvió a sentar a los pies de la cama.

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