Capítulo 18.

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Malas vibras, peleas absurdas, regaños, llegadas a casa tarde, que fueron motivo de discusión; todo eso y más siguió luego de la grata cena, Tao se dio cuenta del cambio, pero como si una nube muy espesa se cruzara por su mente, le evitó poder ver por una solución, lo único que hizo fue poner ese tonto ladrillo que Kris le había dicho.

—No SuHo! No tolerare un engaño de este calibre, quiero el divorcio— había gritado Lay, evitando a toca costa soltar esas lágrimas tras sus párpados.

SuHo lo miraba desconcertado, tal vez había subestimado a su pareja por su enfermedad, Lay seguía pensando, razonando, y solo se le olvidan algunas cosas, pero eso no incluía la posibilidad de no ver un engaño, acaso, ¿Para mañana tal vez no olvidaría esto también?

—¿Qué? No. No te lo daré. Te amo—habló tratando de acercarse a Lay, pero este retrocedió, evitando cualquier tipo de contacto.

—Debiste haber pensado en ese amor que me dices tener antes de engañarme— escupió con rabia sus palabras, antes de salir del living e irse a aquella habitación que compartían.

Tao estaba en la cocina, con los codos apoyados en la mesa y las manos en sus oídos, evitando oír la pelea de sus padres y un zumbido en sus oídos, que se había hecho presente desde hace aproximadamente una semana, parecía tenerlo constantemente en un tipo de trance en el cuál cada vez perdía un poco más de su control y le costaba percibir lo que pasaba a su alrededor.

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Las cosas en la universidad parecían marchar mejor que en su casa. ChanYeol había vuelto a las clases aunque mantenía su distancia con Tao, seguía siendo el mismo patán de siempre.

Los sangre dulce seguían igual, con sus problemas amorosos y con Tao como su terapeuta personal, mientras que Byun aun lo tenia bajo la mira, pero de forma mas disimulada; por otro lado KyungSoo parecía haber encontrado algún encanto en el y estaba atento a todo lo que hacia, mientras que en esas ocasiones que sus miradas se cruzaban casualmente, Kyung actuaba exageradamente ruborizándose. LuHan era otro asunto, últimamente no había asistido a clases, por cosas de salud le había escrito a Baek. Y Xiumin, bueno el, seguía igual, siempre con ningún problema en su relación y hablando de su gato.

—¿Tao? ¿Estás aquí?— le preguntó Xiumin, que pasaba una mano frente a los ojos de Tao.

—¿Ah? Creo que si...— murmuró, mirando su bandeja sobre la mesa, que tenía una manzana de postre, un poco de puré y carne, pero estaba extraña, a Tao le parecía más roja...semejante a su color sin cocción...Tao frunció un poco el ceño y tomó su tenedor para mover el puré, al hacerlo, un líquido comenzó a aparecer, pero no era cualquier liquido de un color cualquiera, sino que era rojo, ¿Rojo?. Tao movió de nuevo su comida, mezclando un poco de ese liquido con el puré de color amarillo, al hacerlo el puré había tomado un color rojizo. Comenzó a mover su tenedor con algo más de brusquedad en la comida. Sus compañeros de mesa lo miraron extrañado, para ellos, la comida seguía igual, el puré tenia su color amarillo y la carne se encontraba de un color correspondiente.

Tao dejó de mover el tenedor al pinchar algo, sacó el tenedor del puré, con lo que fuera que haya pinchado, estaba cubierto de puré, así que acercó su otra mano y le sacó el exceso, dejando a la vista lo que el veía...
Su respiración se aceleró, comenzaba a hiperventilarse, sacó un poco más del puré, para asegurarse de que lo que sus ojos veían era real. Soltó de golpe el tenedor y se paró con brusquedad, corrió fuera del recinto de comida sin percatarse de que le seguían. En su cabeza seguía aquello que había pinchado con el tenedor, era un dedo, un dedo, ¡UN MALDITO DEDO!, pero no cualquier dedo, Tao lo conocía bien, no tanto como su propia mano, pero lo conocía bien. Además, ese dedo tenía un anillo de matrimonio, que grabado entre unas enredaderas tenía grabado el nombre de la persona: Zhang Yi Xiang. Era el nombre que tenía el anillo.

Pensando en ello, corriendo sin ver realmente a donde iba, terminó cayendo al suelo, chocando con el conjunto de casilleros y cayendo al suelo, se quedó en el un momento, no se movió, aun pensando en lo que había visto en su comida, era un dedo, el dedo Lay, de su padre, de su querido padre, era el anillo de su matrimonio, de su unión con SuHo. Tao dejó sus brazos descansar a sus costados, tenia la mirada clavada en el techo, pero realmente no la estaba mirando, sintió el frío suelo en sus palmas, trató de controlar su respiración, esa que aún no se calmaba después de ver de tan cerca y de esa manera el dedo de su padre.

Sintió las puntas de sus dedos comenzar a mojarse con algo, sintió la textura, era...suave, y la temperatura era tibia...levantó un poco la cabeza para ver, entonces, ese líquido rojizo que vio en el puré hizo acto de presencia otra vez, pero está vez rodeaba su cuerpo, manchaba su cuerpo y manos; su respiración que aun no lograba controlar se volvió errática de nuevo, se puso de pie con rapidez y corrió por el pasillo, huyendo, no sabia exactamente de que cosa, pero solo quería alejarse de ahí; dobló en uno de los pasillos hacia la derecha y chocó de frente con alguien. Con el choque, su vista se fue a rojo y se aferró a la persona, sin importarle realmente quién era, pestaño varias veces esperando que con ello su vista pudiera volver a la normalidad, pero como si de golpes se tratara, su cabeza comenzó a doler con cada pestañeo que daba y a su vez una imagen teñida de rojo se presentaba, todo referente a la sangre, todo referente a sus padres...

Se aferró con más fuerza a la persona cuándo sintió que sus piernas flaqueaban por el dolor de cabeza e imágenes.

Podía ver su casa, con todos los muebles rotos, vidrios en el suelo, restos de lo que alguna vez fue una silla, los sillones con grandes zarpazos y el anfitrión de toda esa escena, el color rojo...detrás del sillón familiar se podía ver...¿Un brazo? Si, era un brazo, sin su respectivo cuerpo...

Poco a poco las imágenes fueron desvaneciéndose y dieron lugar a la imagen del sitio real en el que estaba. Seguía en el pasillo, pero en el suelo.

—¿Tao?— le llamaron, movió su cabeza hacía la voz. Era Kris, Tao observó la cara del adverso, había algo distinto, sus ojos tenían una capa de preocupación, también olía a miedo y sangre...
Tao trató de apartarse de Kris.

—Eh...cálmate, ya se a ido— le dijo Kris, mientras trataba de reconfortarle con sus manos en su hombros.

Tao se separó de Kris a la fuerza rompiendo el lazo que había creado Kris. El azabache quedó sentado en el suelo a una distancia prudente entre el demonio y él.

Miró con detención a Kris, la polera que traía estaba rasgada en el pecho y podía ver su piel, o más bien su herida. Kris se percató de la mirada intensa que mantenía Tao sobre el, y siguió sus ojos hasta el área que era el centro de atención del otro, viendo la herida que le había causado Tao al estar en ese tipo de trance. Kris inconscientemente miró la mano de Tao y Tao también lo hizo, viendo en sus dedos y uñas un poco de la piel de Kris y sangre...

Retrocedió más y con brusquedad hasta terminar chocando con los casilleros, cerró los ojos y un siseo de dolor se le salió de los labios

—Cálmate— le volvió a decir Kris, acercándose un poco a Tao. Tao le miró con un poco de miedo, pero no hacía Kris, sino hacía si mismo. Las imágenes que su cabeza le había presentado estaban desde su perspectiva...le aterraba pensar que tal vez el le hacía algo a sus padres o a Kris...como ahora.—Tao.— le volvió a llamar, mientras una de sus manos tocaba el cuello de Tao, el azabache ante el toque miró directo a los ojos a Kris.— Necesito hablar contigo, ¿Estás conmigo?— Tao asintió leve.— Bien. Nos moveremos a un lugar más seguro para hablar.— Tao no dijo nada. Kris cerró los ojos y susurró unas palabras, Tao también cerró los ojos, pero al sentir la ausencia de la mano de Kris los abrió, viendo en dónde se encontraban.

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