Capítulo 17.

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Kris se quedó toda la noche en la casa de Tao, mientras este dormía un poco, por ordenes de Kris.

Durante lo que quedaba de noche, Kris se quedó haciendo de guardia y  descubrió quien era el ente que se había metido a la casa de los Kim, el descubrír la identidad le tomó por sorpresa, era alguien que realmente no se esperaba, pero eso no hizo que le importara el daño que Tao le haya hecho a la criatura, aquella se repondria, y volvería hasta cumplir su objetivo, cualquiera que fuese y eso era lo preocupante e interesante. ¿Qué clase de objetivo tendría aquel sujeto?. Kris tendría que meterse en ese asunto que no le competía; tres vidas estaban prácticamente dependiendo de que hiciese algo al respecto al conocer la identidad de la criatura maldita.

«°»

Cuando el sol comenzó a salir Kris se retiró de la casa, en completo silencio, para que ninguno de los Kim padres se enterara de que estuvo ahí; pero antes de irse, subió al segundo piso para ver a Tao, le encontró dormido en su cama, Kris se acercó a el y le colocó uno de los tapes de la cama para cubrirlo, luego de ello, se fue.

—Taaaaaooooooo~— canturreo uno de sus padres con energética voz.— Taozhiiiiiiii~— Tao ya sabía quien era.

La puerta de su habitación se abrió e ingresó una persona; se sentó en el borde de su cama y le abrazó para luego darle un beso en la frente y decirle.

—Feliz cumplaños~— Tao entre abrió uno de sus ojos y miró a su padre Lay que le sonreía en grande. Tao le devolvió la sonrisa y se removió en la cama con algo de pereza. Lay se puso de pie y se metió entre las cobijas de la cama de Tao.

—Estás helado...— dijo Tao, sintiendo los pies de Lay rozar con sus pantorrillas.

—Ven a mi, mí bebé panda— le dijo Lay, mientras acercaba la cabeza de Tao a su pecho. Zi suspiró y se dejó hacer, ese día cumplía un año más de vida y un año más con esas grandiosas personas.

—¿Lay?— SuHo llamaba a su esposo desde el pasillo. El llamado de SuHo pareció haber despertado al niño interior de Lay, por que este se escondió bajo el tapde de la cama, sin dejar a la vista ni nada de su existencia.—¿Lay?— haciéndose "invisible" para SuHo.

Tao no supo que mas hacer que disfrutar ese momento. Si una familia era amarse tanto y mutuamente como ellos lo hacían, entonces la había encontrado, y tenía suerte, una familia así, tan maravillosa cómo la que el tenía no se podía encontrar con arte de magia. Ellos lo habían encontrado, le habían acogido sin pedir explicaciones.

—Ahhhhhhhh! Corre Tao la bestia nos ha encontrado— dijo, o mas bien gritó Lay cuando SuHo entró a la habitación; SuHo estaba buscando a Lay para preguntarle por su zapato desaparecido, pero cuando una almohada se estrelló contra su cara supo que ese día tal vez llegaría un poco tarde al trabajo....

Toda, pero absolutamente toda la mañana los tres estuvieron jugando como niños pequeños. Al final Tao no fue a la universidad y SuHo tampoco al trabajo. Amaba a su familia, esos dos humanos, eran su complemento perfecto, con ellos no había días de aburrimiento, todos los días y circunstancias a su lado podía ocurrir algo interesante que cambiara el rumbo de las cosas para hacer de un día ordinario uno extraordinario.

—Bueno, ¿Qué quieren almorzar? Yo cocinare— se ofreció Tao con una sonrisa en su rostro. Mientras se paraba del sillón y miraba a sus dos padres.

—¿Qué? No, no, no. Tú siéntate y yo cocinare— le dijo Lay, poniéndose de pie.

—Baba yo quiero hacerlo— insistió Tao, inclinando la cabeza un poco hacia un lado.— Además, hoy también se cumple un año más de cuando me acogieron— Lay sonrió y SuHo miró a Tao desde el sillón, olvidándose por un momento de la televisión.

—Por eso. Con mayor razón cocinare yo— dijo Lay, acercando a Tao para tomar sus dos mejillas y apretarlas con un poco de fuerza, Tao se quejó ante eso.— Uh! No me había fijado, tienes unos dientes muy blancos y colmillos enormes!—dijo Lay, mirando con fascinación la boca de Tao, de verdad Lay era muy disperso.—SuHo, tal vez sea un vampiro, ¿Te lo imaginas?— preguntó, volteando un poco la cabeza para ver a SuHo en el sillón sin soltar a Tao.

—Sería fascinante—dijo SuHo. Lay soltó las mejillas de Tao y las acarició levemente.

—A tu baba le fascinaban las historias de vampiros cuando éramos jóvenes— le susurró Lay a Tao.

— Te escuché— dijo SuHo— Y además, a ti también, te gustaba escucharme leerlas— apuntó a Lay con el control remoto, dejado en evidencia que a el tambien le gustaban. Lay solo sonrió.

—Entonces, si fuese un vampiro, ¿Aún me querrían?— preguntó Tao, fingiendo desinterés.

—¡Claro!—casi gritó Lay— Y si fueses un chico afrodescendiente también te querríamos, o si fueras un panda, un lindo y esponjoso panda— dijo Lay soltando las mejillas de Tao para mirar sus manos, simulando tener un panda y  apretarlo.— También te querríamos— dijo bajando sus manos y sonriéndole a Tao.

—Aja. Entonces, yo preparare la comida— dijo Tao, pensando en lo que acababa de decir Lay.

—Si necesitas ayuda estaré aquí, solo debes llamarme— dijo Lay, mientras SuHo tomaba una de sus muñecas y lo tiraba a su cuerpo que reposaba sobre el sillón provocando un grito de sorpresa por parte de Lay.

Tao se retiró de la escena y fue a preparar algo para comer, nada muy complejo, pero tampoco algo tan simple; puso manos a la obra y el resultado lo dejó realmente satisfecho. Un sofrito de verduras y carne,  en un plato bien adornado con la misma comida y una porción de arroz, a un lado, con un vaso de jugo de agua a un lado junto a los cubiertos requeridos para comer.

No tuvo que llamar a sus padres, estos llegaron solos, llamados por el olor exquisito que emanaban los alimentos preparados por el mismo. El almuerzo se desarrollo con tranquilidad,  disfrutando de los alimentos, la compañía de los otros y los chistes sin mucha gracia, por parte de Lay, que al final solo tenían cierta gracia porque eran contados por una persona que amaban.

Y si hubiesen tenido una señal o algo con respecto a que esa seria la ultima comida grata que pasaran, tal vez no le hubiesen creído al sujeto que les contaba eso, o tal vez si, pero si fuese el caso, no se arrepentirían de como la pasaron, aquella comida había sido el momento mas grato y ultimo de sus vidas.

Descubriendote.Where stories live. Discover now