My Darling~ - Outlast.

1

Estaba allí parada en la oscuridad observando a aquel... hombre ¿Se le podía llamar hombre con todo lo que estaba haciendo? ¿Una persona era capaz de tanto? ¿Qué rayos pasaba en este lugar?
Tragué fuerte sintiendo el frío sudor correr por mi frente, di un paso hacia atrás queriendo huir de allí pero la mala suerte estaba de mi lado ¿La razón? Una silla tras mías cayó.

Maldición.

Pensé y la sangre se me helo cuando su mirada se puso en la oscuridad en la cual me encontraba, podía sentir esos ojos inyectados en sangre como podían verme, atravesarme.

Corre...

Oí una voz en mi cabeza, mis piernas reaccionaron preparadas para correr por su vida de aquel tenebroso lugar.
No quería voltear pero sentía que venia por mi, sentía aquella hoja fría que iba a cortar la piel de mi cuello, sentía desesperación y temor por mi vida.
¿Por qué me había metido aquí? ¿Por qué?
Solo quería averiguar si era cierto lo de Murkoff, tener una gran noticia para los diarios y demostrarle a todos mis compañeros de trabajo que era buena en lo que hacia... pero ¿A cambio de qué? Ahora iba a ser asesinada por un psicópata que esta obsesionado con la muerte.
Me metí a un cuarto al parecer de costura, no le di importancia a lo demás y solo me escondí detrás del mueble que tenía allí, esperé, esperé por mi vida que no entrara.
-Oh darling~-se oyó una voz masculina que se acercaba poco a poco.

Por favor que no me vea, por favor que no me vea.

Pensaba sintiendo el corazón acelerado.
Lo que no deseaba ocurrió, había entrado al cuarto, sus pasos lentos retumbaban en mi cabeza.
-¿Dónde te encuentras cariño mío?-preguntó deteniendose ante el escritorio en el cual me escondía-me disculpo por actuar de esta manera...
Paso una mano sobre el escritorio mientras con los dedos golpeaba la madera. Apreté con fuerza las manos contra mi pecho, contra el corazón que se me iba a salir del cuerpo por el terror que me invadía.

Por favor que no me encuentre.

Pedí internamente, el sudor frío corría por mi piel y la sensación que tenía en estos momentos no se la deseaba ni a mi peor enemigo.
-Déjate ver y te mostraré el verdadero caballero que soy amada mía-habló alegre, eso era mentira, después de lo que había visto sabía que no había nada de caballero en ese ser humano.
Cerré los ojos deseando que se fuera pero sentí  una grande, pesada y fría mano tomar mi tobillo.
-Te encontré-asomó su rostro para verme, sus ojos encendidos y aquella sonrisa plasmada en su rostro me hicieron sentir que tenía al mismo demonio ante mi, quise actuar pero me jaló de la pierna y sacó del inútil escondite-¿No te han dicho que es de mala educación espiar a los demás?
Me tomó por el cuello y como una hoja me alzó por los aires, era aterradoramente fuerte ¿Iba a morir allí? La luz de la luna entraba por la ventana, me iluminó mostrando mi rostro y cuerpo completo e hizo que el hombre abriera más sus ojos sorprendidos.
-Oh... cariño-dijo dulcemente mostrando sus blancos dientes en una gran sonrisa, delicadamente me bajo y pude sentir los pies en el suelo-que malos modales los míos. Me disculpo por mi forma de ser tan abrupta-agrego apenado, tomó  mi mano y acercó a sus labios los cuales le depositaron un beso.
Por alguna razón me sonroje al ver sus brillantes ojos azules y a su forma de sonreír tan atractiva, tan diferente a la primera vez.

¿Qué haces? Debes huir de allí.

Debía huir pronto o seria muy tarde para mi.
-Oh darling no tienes que temer, yo te protegeré de todos ellos-dijo sonriéndome tiernamente, su otra mano libre pasó por mi mejilla y me contenia.
Una buena señal, si le llevaba la corriente quizás podría salir de aquí y acabar con este maldito infierno de una vez por todas.
Había grabado y visto tantas cosas que era lo necesario para demostrar que este lugar debía cerrar inmediatamente y sacar a la poca gente que quede con vida.
-Se que lo harás amor mío-respondí hacia su tacto con una mano sobre la suya y le sonreí.
Tomó mi mano con delicadeza sin quitar aquella sonrisa dulce de mis ojos.
-Ven conmigo por favor-pidió en un suave tono de voz.
¿A dónde me llevaría? No podía negarme o seria peor para mi.