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Me quedé congelada, al otro lado de la calle, mirándole directamente, sin apartar la mirada, dispuesta a dejarle claro que le había visto, de lleno, y que esta vez no iba girar la cabeza hacia otro lado. Casi podía ver desde aquí cómo se le tensaba todo el cuerpo.

Miré hacia un lado de la calle, apartando los ojos de los suyos solo un segundo, para asegurarme que podía cruzar por mitad del asfalto, aunque el paso de cebra estuviera solo a unos metros. Taehyung no hizo ningún movimiento, siguió completamente quieto, en la acera del otro lado, mientras el resto del mundo seguía, hacia delante, avanzando, éramos los únicos que permanecían estancados, aunque yo estuviera avanzando estaba estancada.

Los coches siguieron pasando detrás de mí, removiéndome el pelo corto, y subí de nuevo a la acera, cada vez más cerca. Los hombros de Taehyung se movían ligeramente con su respiración y odiaba no poder verle la boca, solo los ojos. El cubrebocas blanco me impedía saber si sus labios se movían o no, si arrugaba la nariz en disgusto al sentir que me acercaba o no. Si no podía verle era como si hubiera un muro entre los dos, me quedé quieta frente a él, lo suficientemente cerca como para que nadie pudiera cruzar entre nosotros. Tenía una bolsa de plástico entre los dedos y me picaban las manos por mirar qué había dentro, porque ya lo sabía.

Llevaba cuello alto, un jersey negro y pegado, escondido por una chaqueta gris y estiré las dos manos, una para bajarle el cubrebocas hasta la barbilla, la otra para rodear con los dedos la muñeca del brazo con el que sujetaba aquella bolsa de plástico. Sus labios estaban apretados.

— ¿Qué estás haciendo? —susurró, aun con la voz rasgada, me preguntaba si las marcas de su cuello de ayer estarían hoy más violáceas.

— ¿Vas a intentarlo otra vez? — Tragó saliva, con la boca muy cerrada y sus ojos se abrieron más mientras aguantaba la respiración, intentó tirar un poco hacia atrás del brazo que le tenía sujeto pero mi agarre a su muñeca se hizo más fuerte, y no se movió.

— Sí.

— Entonces estoy haciéndome la egoísta.

Y bajé la mano con suavidad de su muñeca a sus dedos, empujándolos, colándome entre ellos hasta que conseguí abrirlos y hacerle soltar la bolsa, quedándome yo con ella. No pesaba mucho y me giré, mirando primero hacia los coches cruzando uno tras otro, moviéndome después hacia uno de los lados, siguiendo la corriente de personas, dejándole atrás, solo, sintiendo el corazón latiéndome en los oídos.

Si él se iba Yoongi también lo haría, y no me quedaría nadie.

.

.

.

Tiré la bolsa en la primera papelera que me crucé, soltando aire de golpe, como si me hubiera librado de un peso de veinte kilos. Froté mi mano contra el pantalón, sintiéndome asqueada sin saber el porqué, avanzando, escuchando el sonido que la suela de los zapatos hacía al chocar contra el suelo por encima de todo.

El mundo me superaba, pero de forma distinta a Yoongi, pero de manera diferente que a Taehyung.

Sorbí aire por la nariz, sabiendo por encima de todas las cosas que volver a la peluquería era como volver a mi pequeño infierno personal. Podría hacerlo, en el momento en el que consiguiera hacer que dejara de importarme todo volvería, pero las emociones me superaban y me giré para verle pasar delante de mí.

Sin una mirada, sin un gesto de reconocimiento en sus pupilas. Tragué saliva, siguiendo su movimiento con los ojos y después con los pies. Deseando que el pacto no existiera para que pudiera girarse hacia mí, para que pudiera darse la vuelta y decirme algo.

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⏰ Last updated: Aug 24, 2018 ⏰

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