Capítulo II

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Bien, quizás Taehyung no había tenido una buena impresión al momento de conocer a la familia Jeon, pero era aún más probable que el pequeño Jungkook hubiese sido quien peor impresión le causó. Si bien le había llamado la atención aquel chico castaño, sus tratos lo habían hecho sentir atacado y despreciado, para nada bienvenido en aquel lugar.

Era evidente que esperaba que aquél lunes pudiese encontrar un cómodo lugar en su nuevo instituto de lenguas extranjeras, por ello fue que Taehyung se levantó temprano para tomar un placentero baño antes de colocarse el uniforme y bajó a la cocina.

Se quedó quieto al ver al joven Jeon de frente cuando intentó ingresar a su destino. Allí, teniendo por fin una vista clara del rostro del menor, pudo contemplar unas ojeras que se asomaban debajo de sus ojos.

—Taehyung. —Masculló el menor, con una voz fría y una mirada que aparentaba un sentimiento de superioridad.

Aquello provocó en el mayor una extraña sensación, cualquier ánimo de la mañana había desaparecido ante la sola mirada del dueño de casa. Bajó la mirada y pudo observar una bandeja de metal en las pálidas manos del menor, la cual contenía un desayuno consistente en tostadas y lo que parecía un café.

—Es tu desayuno, por si lo preguntas. —Aclaró Jungkook ante la mirada del mayor. Caminó a la larga mesa y apoyó la bandeja.

—¿Tú no desayunas? —Interrogó Taehyung, arrepintiéndose por la idea de sonar descortés.

Se esperó una respuesta que llevase un insulto junto a ella, pero Jungkook solamente dejó escapar su lengua para humedecer su labio inferior, mirando fijamente al invitado; fue así como simplemente decidió voltearse y comenzar a caminar en dirección a la cocina otra vez.

—Cuando acabes de desayunar, espérame en la entrada. Nos vendrán a recoger para llevarnos al instituto. —Soltó en tono imperativo, desapareciendo de la vista de Taehyung.

El rubio tomó asiento frente a la bandeja, tomando una de las tostadas y dirigiéndola a su boca para degustarla. Se vio a sí mismo sorbiendo el café mientras pedía mentalmente (a quien correspondiese) que aquel día transcurriera bien. Suspiró, habiendo acabado el desayuno, se dirigió a su cuarto a tomar su bolso para irse a clases. Las palabras de Jungkook resonaron en su cabeza, ¿tendría que ir acompañado de él a clases todos los días? No es que el castaño le desagradase, es sólo que... se sentía extraño con él.

Al dirigirse a la entrada pudo ver al pequeño Jungkook cubierto por unos lentes y una gorra que le tapaba el rostro, mientras se recostaba en la puerta. Taehyung decidió no preguntar. Parecía ser una especie de auxilio contra el sol, se planteó que quizás tenía alguna especie de alergia.

—A buenas horas, Kim Taehyung. —Comentó el menor, separándose de la puerta y abriéndola, haciendo con su cabeza un gesto que claramente indicaba un "vamos".

Ambos salieron y se subieron a un coche negro, el rubio ni siquiera había tenido oportunidad de ver quién conducía el mismo. El silencio en el transporte fue incómodo, casi infernal. Tae sentía ganas de abrir la puerta y salir corriendo, puesto que aunque Jungkook no lo miraba, podía sentir como si lo estuviese haciendo. Durante todo el viaje, el rubio no hacía más que jugar con los puños de su camisa y mirar incómodo por la ventana. Parecía que aquel momento sería eterno, pero se sintió aliviado en cuanto el auto se detuvo frente a un instituto que tenía a una curiosa variedad de alumnos parados frente a el.

Bajó, con ciertos nervios recorriéndole al completo la piel, ¿cómo le iría en aquel día de clases? ¿Le caería bien a sus profesores? ¿Qué impresión tendrían sus compañeros de él?

Un ruidoso timbre indicó el inicio de clases, se volteó buscando al pequeño Jungkook en busca de alguien conocido, alguien que pudiese guiarle a través de aquel gran y desconocido instituto ante los ojos de Taehyung. Relamió sus labios, nervioso por no encontrarlo, y apretó la correa de su mochila en un dejo de ansiedad. No podía explicar la horrible sensación de ser nuevo en un sitio y no poder encontrar a alguien que lo guíe a través de los pasillos.

Su pecho se infló, inhalando profundamente y mirando fijamente la puerta del instituto. Taehyung estaba casi seguro de que todos lo miraban como si fuese un bicho raro y eso no ayudaba en lo más mínimo a sus esfuerzos por no salir corriendo y regresar a casa con su querido hermano mayor y sus padres, donde sin duda se sentía seguro y acompañado. Dio un paso al frente y no se dio cuenta del momento en que ya había entrado al instituto sino hasta que se vio parado detrás de una pared del patio, sosteniendo su rostro entre sus manos, realmente aterrado de aquel lugar. El rubio deseaba escapar de allí, deseaba no estar tan terriblemente asustado de todas las personas desconocidas que lo rodeaban.

Tampoco notó que aún retenía aire en sus pulmones hasta el momento en que lo soltó de golpe al escuchar una conocida voz, que con cierto deje de burla preguntaba: —¿Estás perdido, Kim Taehyung?

Volteó de golpe al ver a Jungkook, con sus lentes y gorra, apoyado a su derecha contra la rocosa pared que separaba un lugar de otro. Parado, al lado del pequeño Jeon, un chico de cabello negro, tez pálida y pañuelo gris cubriendo su cuello lo observaba con ojos fríos y, a su vez, curiosos. Hipnotizado por la apariencia de aquel muchacho, le fue inevitable quitarle la vista de encima hasta que pudo observar que el desconocido gruñía en voz baja, molesto por la atención del rubio. Dirigió sus ojos de inmediato a Jungkook y lo tomó del brazo, desesperado.

—Jungkook... necesito ayuda. No tengo idea de dónde estoy, yo... no sé ni dónde tengo que ir. Ayúdame, por favor. —Suplicó Taehyung, mirando al menor a los ojos, quien solamente se limitó a fruncir el ceño.

—¿Tengo cara de guía turístico del instituto acaso? —Masculló, simplemente echando de lado cualquier esperanza del rubio a manejarse por aquel sitio. La cara de Taehyung debió delatar su desesperación ante la idea de tener que pasar vergüenza preguntándole a una persona cualquiera dónde debía de ir, puesto que el castañito suspiró y se soltó del agarre del mayor, comenzando a caminar. —Vamos, Kim Taehyung. Te veo luego, Yoongi.

Comenzó a caminar en una dirección que para Tae hubiese sido cualquiera, por lo que el rubio intentó igualar su paso de forma apurada, mientras mascullaba un pequeño "gracias" que pensó que Jungkook jamás llegó a escuchar.

[???]

—Es aquí. —El castaño se frenó frente a una puerta que dirigía a una clase, giró a ver a Taehyung y luego, simplemente se retiró.

El rubio observó la puerta unos momentos. Inhaló profundamente y con su mano echa un puño tocó la puerta, siendo intimidado en un principio por la señora de mayor edad que abrió la puerta y lo miró molesto -probablemente, por interrumpir su clase-.

Así que ahí estaba Taehyung, sentado junto a un chico de cabellos anaranjados, quien hacía ciertos ruidos que llegaban a ser tiernos, mientras tocaba con el bolígrafo al chico en frente suyo. Hoseok, había escuchado Tae que habían llamado a su compañero de banco. Podía ser un poco ruidoso, pero había escuchado al chico decir varias veces que estaba muy feliz en aquel momento cada vez que la profesora lo regañaba por hablar muy alto. Quizás Hoseok era una persona muy animada y alegre, pero el caso era que a Taehyung le caía bastante bien.

Acabada la hora, el rubio se vio sorprendido de que la profesora que lo había intimidado acabó tratándolo de forma muy dulce y agradable, así que por primera vez desde que llegó a aquella ciudad: Taehyung pudo sonreír. Estaba a gusto. Su compañero de banco era agradable y su profesora no lo había odiado.

—Entonces, tú no eres de aquí, ¿verdad, TaeTae? —Preguntó Hoseok, observando al rubio con curiosidad, negó con la cabeza. ¿TaeTae...? —Namjoon lo supuso. No entran alumnos nuevos hace muchos años. —El rubio pudo notar cómo el pelinaranja alargaba las letras en sus palabras, de forma exagerada y carismática. Namjoon, quien estaba sentado frente a ellos y se había volteado para prestar atención a la conversación, sonrió.

—No tardarás en adaptarte, Taehyung. La gente aquí es algo cerrada, pero son agradables cuando les conoces.

Tae bajó la mirada y sonrió para sí mismo, contento de sentirse seguro luego de un mal momento en la entrada. Sí, quizás no todo sería tétrico en aquella ciudad.

I want you a lot [vkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora