Parte LXVII: Mejor que mi madre

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Me pregunto cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que hablé con él

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Me pregunto cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que hablé con él. ¿Cuatro días? ¿Cinco? ¿Una semana? Ya ni siquiera soy capaz de medir el tiempo. Desearía no haberle dicho esas cosas. Soy tan estúpida, debí de haberle dicho la verdad: que lo amo, y que me será tan difícil poder olvidarlo.

¿Qué estará haciendo ahora? ¿Ya habrá logrado olvidarse de mí? Seguro que sí. Tan sólo espero que sea una chica que pueda amarlo como yo lo hago. Y espero que él la ame.

¡No! ¿A quién engaño? No quiero que Adam ame a nadie más que a mí. Los celos por esa chica fantasma comienzan a matarme.

Hace mucho tiempo que no entro a su habitación, mejor dicho, desde que se fue no lo hago. Creo que ni siquiera James lo ha hecho. Todo debe estar justo como lo dejó cuando se fue.

Giro la perilla lentamente y abro la puerta. Al entrar me inunda un olor tan familiar. Su cama está desordenada. Hay alguna de su ropa tirada en el suelo.

Creo que tenía prisa al irse.

Me inclino un poco para levantar una camisa que está en el suelo. Me acerco a la cama lentamente y me siento. La pongo en mi nariz y aspiro su delicioso perfume. Es un olor tan único. Mi favorito; Adam Driver.

¡Santo dios! Ni siquiera me había dado cuenta que ya tengo lágrimas en mis ojos. Abrazo su camisa con fuerza, simulando que él lo hace.

Adam, Adam, Adam. ¿Dónde estás? ¿Algún día tú podrás perdonarme por las horribles cosas que te dije? No me importa que seas un policía. No me importa lo que seas. Te amo tal y como eres; un idiota, un chico romántico muy, muy en el fondo.

Me recuesto bocabajo en la almohada y comienzo a llorar más desenfrenadamente. Necesito sacar todas estas lágrimas que se han quedado atrapadas todos estos largos días. Quiero llorar hasta que no me quede una sola lágrima más. Lo necesito.

-Adam...-jadeo.

Esta vez miro hacía el techo y aprieto mis ojos para que las lágrimas salgan con mayor facilidad.

¿Qué voy a hacer ahora?

Esa pregunta ha rondado mi cabeza desde que Adam se fue. ¿Qué haré sin él? Él se lo ha llevado todo.

Escucho unos pasos. Me sobresalto y me siento en la cama secando mis lágrimas e intentando disimular que lloré. Aunque seguro mi rostro está rojo y mis ojos hinchados. Me doy cuenta de quién está en la puerta: Cassie.

-Oh –exclama- Grace, lo siento. James me dijo que estabas aquí, pero no quería...

-No importa. –agito mi mano.

Me quito las lágrimas lo más que puedo y la miro. ¿Se quedará parada mirándome todo el día?

-¿Puedo pasar? –Por fin decide preguntar.

Asiento y me hago a un lado. Cassandra se sienta a mi lado y sonríe. Seguro intenta ponerme de buen humor.

-¿Estás bien?

¿De verdad, Cassie? ¿Me veo bien?

-Oh... lo siento –se disculpa inmediatamente. Pareciera que leyó mis pensamientos- Qué estúpida soy, no debí preguntar eso.

-No importa. Tranquila.

Cassandra comienza a jugar con sus dedos y muerde su labio. Seguro ahora no sabe de qué hablar.

-James... James me contó lo que pasó, Grace, y... quise venir a hablar contigo. No hablamos casi nunca.

-Es cierto.

Cassandra mira la camisa de Adam y la señala.

-¿Eso es de...?

-¿De Adam? –Termino la pregunta por ella- Sí, es de él.

Presiona sus labios y se dibuja una línea recta en ellos. Parece que no es muy buena dando consejos. En realidad no los necesito.

-Lo siento –dice.

-Todos lo sienten.

-Sé lo que es perder a una persona que amas. Pero quizás pasa porque el destino tiene elegida a otra persona para ti.

¿Alguien mejor que Adam? ¡Por favor! Como si eso fuera posible.

No hago mis pensamientos obvios y sólo agito la cabeza. Siento la cara húmeda, sigue llena de lágrimas. Oh, sigo llorando frente a ella. Qué vergüenza.

-Vamos, Grace. Ya no te sientas mal, todo mejorará. -Ella no parece entender lo que siento.

Seco una lágrima y la miro. Parece que en verdad se preocupa por mí.

-Cassandra, ¿es que no te dijo James cuánto significaba Adam para mí? ¿No lo entiendes?

Creo que mi tono de voz fue muy elevado. Por su mirada, sé que se ha sentido ofendida. O que quizás no aprecio que me quiera ayudar.

-Lo siento, Cassie. Es sólo que...

-Te entiendo. Tranquila.

-Gracias.

Se inclina y me da un fuerte y cálido abrazo. Es extraño. Siento como si en verdad ella fuera mi madre. Es un abrazo maternal. Ahora tengo la confianza suficiente para abrir mi corazón a ella. Ella intenta ayudarme en serio. Estoy siendo muy idiota. Ella no tiene la culpa de lo que pasó.

Se aleja de mí lentamente y me mira con sus ojos brillando como dos esmeraldas.

-No pretendo actuar como si yo fuera tu madre. Tan sólo quiero que sepas que tienes a alguien con quien puedes platicar. Quizás como si sólo fuéramos amigas. Jamás te obligaré a sentir amor maternal hacía mí.

Esbozo una sonrisa. ¡Oh, Dios mío! ¡Sonreí!

-Eres mejor que mi madre. Tan sólo has feliz a James. Yo ya te quiero.

-Lo haré feliz siempre. -Su rostro se ilumina con una sonrisa- Yo también te quiero.

Negocios Miserables {Adam Driver}Where stories live. Discover now