Capítulo 14 "Ven aquí presumida"

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Despertó y al abrir los ojos lentamente la vio, estaba despierta y con una gran sonrisa en su cara. Estiró su brazo para atraerla y besó sus labios apenas la tuvo entre sus brazos otra vez.

— ¿Cómo haces para amanecer siempre hermosa? — preguntó con voz ronca .

— Pues es que soy bella naturalmente — la escucho decir mientras reía .

— Ven aquí presumida y dame mis buenos días — ella se carcajeo y él tomó sus labios nuevamente. La sintió sonreír sobre sus labios y finalmente se separaron.

Enredó sus piernas con las de él y hundió la cara en su pecho. Le encantaba sentirla tan cercana, cada que estaban juntos ella despertaba con ganas de ser mimada y a él le encantaba hacerlo.
Acaricio su cabello depositando varios besos y ella suspiró. No podía sentirse más pleno y feliz con ella a su lado, siempre había pensado como se sentiría estar enamorado y sinceramente no sabía por qué antes no se había abierto a esos sentimientos.

Cuando bajó su mirada hasta ella lo supo, la estaba esperando a ella para saber plenamente cómo se sentía.

Estuvieron ahí sin decir nada hasta que ella con su gran vitalidad lo sacó de la cama.

— Char, ¿qué haces? — se colocó sus bóxer que estaban tirados en el piso mientras sentía su mirada penetrante sobre él.

— Levantando a mi novio — sonrió al escucharla pronunciar esa palabra

— Que bien suena eso en tus labios preciosa — tiró de su brazo y la atrajo a él para besarla. Era tan irresistible que no podía no pensar en ella, no podía no pensar todo el día en besarla, en estar enterado en ella mientras la hacía suya.... eso último dejó de imaginárselo porque su entrepierna le dio un aviso de advertencia.

— Lo se — sonrió pícaramente — pero tu novia tiene hambre así que ve y prepárale algo de desayunar mientras ella se cambia.

— Sabes que no me incomoda este panorama — al contrario tenerla desnuda frente a él era el mejor de los despertares.

— Lo se pero no me voy a morir de frío solo porque a ti te gusta verme desnuda todo el tiempo — se puso en puntitas y le dio un beso antes de echarlo de su habitación.

Caminó hasta la cocina la cual encontró fácilmente, era abierta y la luz entraba por todos los lugares. Abrió el refrigerador y sacó un poco de fruta, colocó la máquina del café y buscó los ingredientes para hacer unas tostadas al mejor estilo de Andrew Campbell.
Preparó unos huevos cocidos y cuando tuvo todo listo sonrió complacido. Siempre se había movido con soltura en la cocina y eso era gracias a su madre quien le enseñó todo lo que sabía.

La nostalgia lo invadió y fue imposible no recordarla, ella era tan dulce tan llena de vida. Seguramente hubiera adorado a Char y más porque había logrado que su hijo sentara cabeza.

Cuando se proponía ir a buscar a su amorcito para decirle que el desayuno estaba listo sonó el timbre. Se encaminó hasta la puerta y casi se va de espaldas al ver quién estaba ahí.
La madre de Charlotte lo miraba de arriba a abajo y él no sabía dónde meterse de la pena que sentía.

— Mi hija no pierde la costumbre — exclamó la mujer mientras negaba — te daría la mano querido pero vengo cargada de bolsas — se dio un golpe mental y decidió ayudarla aunque ella siguiera mirándolo.

— Usted debe ser la madre de Char.

— Si, y tú debes ser mi futuro yerno — dijo con una de esas sonrisas iguales a las que ponía su novia cada que decidía molestarlo.

¡Que se abriera un hueco y la tierra lo tragara! ¿Dónde estaba Charlotte que hasta ahora no aparecía ?

— ¿Quién era? — apareció como por arte de magia pero se sorprendió de verla ahí — ¿madre qué haces tan temprano aquí ?

Siempre fuiste TúOnde histórias criam vida. Descubra agora